Lavanda Y Cuero

CAPITULO 17

El silencio entre Caleb y Violet parecía haberse suavizado, pero algo en el aire seguía siendo tenso, como si ambos estuvieran esperando que la otra persona rompiera el silencio con algo más, algo nuevo. Violet, con su usual curiosidad, decidió tomar el toro por los cuernos, como solía hacer, y no dejó pasar la oportunidad de preguntarle algo que la había estado rondando desde el momento en que lo conoció.

Se giró hacia él, con una expresión intrigada pero relajada, y, con una ligera sonrisa, lo miró de reojo.

—Oye, Caleb —dijo Violet, sin poder evitar que su tono se volviera más juguetón—. ¿Por qué me llamas "Bichito"?

Caleb la miró, sus ojos tan implacables como siempre, pero por un momento, no pudo evitar una pequeña sonrisa al ver que Violet se atrevía a preguntarle algo tan directo. Por supuesto, no era la primera vez que ella lo hacía, y no sería la última. Violet no era de esas personas que se quedaban calladas si algo no les gustaba o les resultaba extraño. Y esa era una de las razones por las que Caleb no podía dejar de sentir que había algo diferente en ella.

—Bichito... —comenzó, con una ligera sonrisa jugando en sus labios—. Pues... no sé, realmente. Es porque, bueno... eres pequeña, y en la ciudad uno ve muchas cosas que corren rápido, como insectos, ya sabes... y tú... pareces ser todo lo contrario. Eres calmada, tranquila, pero a la vez siempre estás en movimiento, como si fueras una pequeña criatura que va por ahí con toda la energía del mundo. Y a mí me hace gracia.

Violet lo miró sorprendida, sin poder evitar una leve risa. No era lo que esperaba escuchar, pero, al menos, tenía algo de sentido. Aunque no le encantaba el apodo, había algo tierno en la forma en que Caleb lo explicó, aunque él ni se diera cuenta.

—Vaya, no lo había pensado así. —Violet se rió suavemente, su mirada aún en Caleb—. Mi nombre es Violet. No "Bichito", ni "insecto". Violet.

Caleb la miró con una expresión seria, pero los bordes de su boca se curvaron ligeramente, como si estuviera disfrutando de su incomodidad, aunque no lo admitiera.

—No soy muy de hacer las cosas "normales", Bichito —respondió, su tono siempre seco, pero con una chispa de diversión que no pasaba desapercibida. —Tú eres pequeña y... no sé, me gusta llamarte así.

Violet lo miró, desafiándolo con la mirada, y luego soltó una pequeña risa nerviosa.

—Está bien, si eso te hace feliz... —dijo, levantando los hombros, antes de pensarlo dos veces. Luego, una idea traviesa cruzó por su mente. —Pero si me vas a llamar "Bichito", entonces yo también voy a llamarte algo.

Caleb alzó una ceja, claramente entretenido con la idea de lo que Violet pudiera decir. No es que realmente le importara, pero algo en el tono de voz de Violet le decía que no sería un apodo común.

—¿Sí? ¿Y qué me vas a llamar? —preguntó con un leve interés, aunque su tono seguía siendo indiferente.

Violet, con una sonrisa traviesa, se puso pensativa y comenzó a decir varios apodos en voz baja, como si estuviera probando diferentes opciones.

—¿"Grandullón"? No, suena muy raro... —dijo en voz baja, como si hablara para sí misma. Luego, hizo una mueca y continuó—: ¿"Torpe"? No... ¿"Gigante de cuero"? ¡Eso tampoco!

Caleb contuvo una risa, pero la ligera sonrisa en sus labios ya lo delataba. Violet, por otro lado, estaba tan concentrada en sus intentos fallidos que no parecía notarlo.

—"Bestia de las praderas"... ¡Eso suena aterrador! —Violet continuó, más para divertirse que para realmente encontrar algo que le quedara bien a Caleb. Cada intento parecía más ridículo que el anterior, pero Violet estaba determinada.

Finalmente, Caleb no pudo evitar reírse. Fue una risa baja, algo seca, pero genuina. Al menos ahora sabía que Violet estaba tratando de romper el hielo, aunque de una manera bastante peculiar.

—Violet... —dijo entre risas, sacudiendo la cabeza. —¿En serio me vas a llamar "Bestia de las praderas"?

Violet, al darse cuenta de que sus apodos eran un total desastre, soltó una risa tonta, y su rostro se sonrojó ligeramente. Sabía que sus intentos no habían sido nada exitosos, pero no podía dejar de intentar hacer que la situación fuera un poco más ligera.

—Bueno, no soy buena con los apodos, ¿vale? —dijo, encogiéndose de hombros con una sonrisa tímida. —Pero tal vez "Bichito" no sea tan malo después de todo...

Caleb sonrió un poco más ampliamente esta vez, aunque trató de disimularlo. Por alguna razón, ver a Violet intentar darle un apodo le resultaba más divertido de lo que había anticipado.

—¿Así que te rindes, eh? —dijo Caleb, claramente disfrutando de su victoria, pero también de la compañía de Violet. —Pensé que los apodos eran lo tuyo.

Violet soltó un suspiro exagerado, luego se giró hacia él, dejando escapar una risa floja.

—Supongo que no soy tan buena en eso, pero lo seguiré intentando —dijo, mirando al horizonte mientras el viento jugaba con su cabello. —Aunque me gustaría algo mejor que "Bichito", ¿sabes?

Caleb asintió lentamente, con su expresión habitual de alguien que nunca muestra demasiadas emociones.

—Haz lo que quieras, Bichito —respondió, sin vacilar, mientras giraba su mirada hacia la pradera que se extendía ante ellos—. Pero no te pongas demasiado sentimental, Bichito.




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