Lavanda Y Cuero

CAPITULO 28

El sol empezaba a caer lentamente, tiñendo de dorado todo a su alrededor. Caleb se quedó mirando el área donde comenzaría la competencia, los otros vaqueros preparándose mientras los caballos relinchaban en el remolque. Violet observó a su alrededor, notando cómo la gente se preparaba para la gran atracción. Caleb, con su estilo de siempre, rompió el silencio.

—Falta un poco de tiempo antes que empiece —dijo, con su voz grave, su tono cortante como siempre—. Si quieres, da una vuelta por el lugar, pero no te alejes mucho.

Violet asintió, sabiendo que no podía irse demasiado lejos si quería regresar a tiempo. Caleb ni siquiera la miró mientras hablaba, y eso le dio una sensación extraña, como si no le importara si ella aceptaba o no. Pero, por alguna razón, eso la hizo sentir algo, tal vez una mezcla de frustración y curiosidad.

—Está bien —respondió Violet, ajustándose el sombrero de vaquero y levantándose del banco donde había estado sentada. Caminó hacia el final de la arena, su mirada se desvió al ruido y al bullicio de la feria. No pudo evitar notar los puestos de comida, las luces brillantes y las sonrisas en los rostros de la gente que paseaba alrededor. Estaba tan acostumbrada a la tranquilidad de su granja que esa escena de animación la sorprendió un poco.

Mientras paseaba entre la multitud, se encontró con alguien que no esperaba: James. Allí estaba, con su cabello oscuro y su sonrisa contagiante, acercándose rápidamente a ella.

—Violet, ¿verdad? —saludó con su tono amigable, como si se hubiera hecho amigo de ella en minutos.

—Sí —respondió ella con una sonrisa tímida, deteniéndose al verlo.

—¡Qué bien que salieras a dar una vuelta! —dijo James, con una sonrisa un poco más amplia—. No pensé que vinieras, Caleb no es el tipo de persona que trae chicas a este tipo de eventos. Aunque, debo admitir que nunca lo he visto con alguien como tú.

Violet se ruborizó un poco por el comentario, pero trató de no darle demasiada importancia. James no parecía notar su incomodidad. De hecho, parecía disfrutar de la conversación más de lo que Violet esperaba.

—Bueno, yo... —vio cómo James la observaba, casi como si la estuviera evaluando—. Caleb y yo... solo vinimos porque me dijo que me llevara.

—Claro, claro —interrumpió James, sin perder su sonrisa—. Aunque, no me sorprendería que fuera solo una excusa para que vinieras. La verdad es que a Caleb le cuesta mucho hablar con las chicas, y mucho más llevarlas a un lugar como este. Siempre ha sido el tipo serio, tú sabes.

Violet levantó una ceja, no del todo segura de lo que pensaba sobre ese comentario. No le gustaba hablar de Caleb sin que él estuviera presente, pero algo en el tono de James le daba la impresión de que disfrutaba hablando de él.

—No lo sabía —respondió, intentando no dar demasiados detalles—. En realidad, no soy de salir mucho a lugares como este.

James asintió, sus ojos brillando con una mirada algo cómplice.

—Tienes razón, yo tampoco soy muy de estas fiestas, pero la feria aquí siempre tiene algo especial. ¡Mucha diversión! Hay rodeos, comida, juegos y hasta un par de conciertos! Y no te olvides de los caballos —dijo con un tono más bajo, casi como si fuera un secreto—. Estuve practicando algunos trucos con los míos, por si alguna chica me pide que la monte, claro.

Violet soltó una ligera risa nerviosa, sin saber si estaba coqueteando o solo siendo sarcástico. Sin embargo, decidió seguir la conversación.

—Parece divertido —comentó, mirando alrededor, mientras las luces de los puestos iluminaban la escena como si se tratara de un sueño lejano.

James la miró de nuevo, acercándose un poco más. Violet notó que había algo en su mirada que la hacía sentirse un poco incómoda. No era malo, pero su insistencia era evidente.

—Bueno, si algún día necesitas un compañero para algún rodeo, no dudes en llamarme —dijo, casi en tono de broma, pero Violet pudo notar que en su voz había algo más que solo diversión.

Antes de que pudiera responder, James se inclinó ligeramente hacia ella, y le lanzó una mirada más cargada.

—Te invito a que pases por mi puesto. No lo digo solo por los rodeos —añadió, sonriendo de una manera que Violet no pudo evitar encontrar algo inquietante.

Violet, algo sorprendida por lo que acababa de escuchar, asintió, pero no estaba segura de cómo seguiría esa conversación. No le gustaba la forma en que James la estaba mirando, pero lo que más le incomodaba era que, por alguna razón, Caleb no estaba cerca para intervenir. Aunque no quería admitirlo, Violet había sentido una ligera sensación de protección cada vez que él estaba cerca, incluso si sus actitudes seguían siendo frías y distantes.

—Gracias, James. Tal vez pase más tarde —respondió Violet, tratando de poner un tono neutral en su voz mientras comenzaba a dar un paso atrás.

Antes de que pudiera irse, James habló de nuevo.

—Entonces, te veré después —dijo, con una sonrisa en la que había algo de desafío—. Y si alguna vez necesitas alguien que te cuide mientras Caleb está ocupado, ya sabes dónde encontrarme.

Violet, ahora un poco más molesta, sonrió con cortesía y giró sobre sus talones. Mientras se alejaba, notó que James la miraba por encima del hombro, como si se hubiera divertido demasiado con la interacción.




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