Lavanda Y Cuero

CAPITULO 45

Caleb caminaba de un lado a otro en la pequeña sala, frotándose las manos, claramente incómodo. Eli estaba sentado en el sofá, observando a su hermano con una ceja levantada, ya sabiendo lo que venía. Caleb se detuvo frente a él, mirando al suelo, sin saber por dónde empezar.

—Eli, no sé... —empezó Caleb, titubeando, algo que era completamente ajeno a él—. No sé cómo explicarlo. Nunca he tenido que lidiar con esto. No sé qué siento... y lo peor es que ni siquiera sé cómo hablar de esto.

Eli lo miró fijamente, bajando un poco el control remoto de la televisión, prestando toda su atención a Caleb. Sabía que su hermano estaba siendo vulnerable, algo que no sucedía todos los días.

—¿De qué hablas? —preguntó Eli, como si ya tuviera una ligera idea de lo que estaba pasando.

Caleb respiró hondo, evitando la mirada de Eli, como si fuera más fácil hablar de ello mirando al vacío.

—No sé cómo decirlo. Es como... no sé, algo dentro de mí está cambiando. —Se pasó una mano por el cabello, frustrado—. Cada vez que veo a Violet, algo se mueve dentro de mí. Y no es solo porque está embarazada o por lo que ocurrió... Es algo más. Algo que no sé cómo manejar.

Eli lo observó en silencio, sabiendo que Caleb estaba atravesando algo grande, algo que jamás se imaginó que pasaría. Un hombre como Caleb, tan hermético y distante, ahora estaba enfrentando un torbellino de emociones.

—Caleb, ¿te estás... enamorando de ella? —preguntó Eli, directo, con una sonrisa burlona en su rostro, pero en el fondo, sus palabras eran sinceras.

Caleb lo miró horrorizado, como si Eli acabara de decir la cosa más absurda del mundo.

—¡No! —respondió rápidamente, casi levantando la voz, pero inmediatamente se detuvo, sintiéndose aún más incómodo con su reacción. —No es eso. No sé si eso sea lo que siento. No tengo idea de cómo se siente enamorarse... pero... pero algo me pasa cada vez que está cerca.

Eli se cruzó de brazos, pensativo, y se recostó en el sofá, como si estuviera saboreando el momento.

—Eso suena como algo bastante cercano a enamorarse, hermano. ¿No lo crees? —dijo Eli con una sonrisa traviesa.

Caleb lo fulminó con la mirada, pero una vez más, el silencio entre ellos creció, mientras él se sentaba en el borde de una silla, mirando al suelo.

—No quiero que esto cambie las cosas, Eli. —Su voz bajó de tono, más seria—. Violet y yo no… no tenemos una historia. No tenemos nada. Esto… esto es nuevo para mí. Y no sé cómo manejarlo. Siempre he sido frío, distante. No estoy acostumbrado a... a sentir de esta manera.

Eli se levantó de su lugar y se acercó a él, poniéndole una mano en el hombro.

—Escucha, hermano. El corazón no tiene lógica, no tiene reglas. Solo siente. Y tú estás sintiendo algo por Violet. Y no tiene que ser complicado. —Eli lo miró con una sonrisa más suave—. Solo… trata de ser honesto contigo mismo. Lo peor que puedes hacer ahora es seguir negándolo.

Caleb respiró profundamente, como si estuviera luchando con sus propios pensamientos. Miró a Eli por un largo rato antes de hablar de nuevo, esta vez más despacio.

—No estoy seguro de cómo manejar esto. No sé cómo decírselo. —Su voz se tornó más baja, vulnerable—. Nunca he sido bueno con las palabras. Nunca he sido bueno con el amor.

Eli asintió con comprensión, sabiendo que Caleb no era el tipo de hombre que mostraba sus sentimientos fácilmente. Pero algo en su mirada ahora era diferente. Más abierto, tal vez, más dispuesto a aceptar lo que estaba sucediendo.

—No tienes que decirle nada todavía, Caleb. Solo escucha a tu corazón. A veces, solo dejar que las cosas fluyan es lo más sencillo. Pero no te quedes atrapado en tu cabeza, buscando la manera perfecta de explicarlo.

Caleb asintió lentamente, aunque su mente seguía trabajando a mil por hora, procesando lo que Eli le decía.

—Supongo que tienes razón. —Dejó escapar un suspiro, sintiendo una pequeña carga aliviada—. Nunca pensé que me vería en esta situación, pero aquí estoy.

Eli le dio una palmada en la espalda, sonriendo de nuevo.

—Ahí es donde la vida tiene sus sorpresas. —Se echó atrás, sentándose de nuevo—. Solo asegúrate de ser sincero contigo mismo y con ella, y todo lo demás caerá en su lugar.

Caleb asintió una vez más, aunque aún se sentía incómodo con todo lo que estaba ocurriendo. Era un sentimiento extraño, como si su vida hubiera dado un giro que no había anticipado.

Se levantó y fue hacia la puerta, pero antes de salir, se detuvo y miró a Eli.

—Gracias. No sé si lo que siento tiene sentido, pero ahora sé que no soy el único que lo nota.

Eli se encogió de hombros con una sonrisa amplia.

—No te preocupes, hermano. Nadie dijo que todo tuviera que tener sentido. A veces las mejores cosas de la vida son las que no tienen explicación.

La inquietud que sentía no lo dejaba en paz. Tras su conversación con Eli, ya no podía seguir ignorando lo que sentía. Estaba claro que algo dentro de él había cambiado, pero cómo lidiar con todo eso era una pregunta que lo atormentaba. Necesitaba ayuda. Sabía que Eli, aunque no fuera el tipo más sentimental, tenía la claridad que Caleb le faltaba en ese momento.




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