Tipo de Escrito: One Shot.
Personajes: Richter, Reiji Sakamaki y Karlheinz.
Advertencias: Ninguna en específico.
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❝¿No son acaso ustedes muy similares?❞
—Karlheinz.
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Por la Letra «R»
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No era algo nuevo para Richter recibir una orden por parte de su hermano mayor cuando se trataba de cumplir su deber de perro faldero. Por más que ya sea conocido por haber sido desterrado, no significaba que no debía de seguir las indicaciones de Karlheinz según fuese la voluntad del mismo.
Ha viajado desde muy lejos, aunque para una criatura como él, el tiempo se ha desvanecido en un parpadeo y ya se encontraba en su sitio de encuentro; ese castillo que lo vio crecer dentro de sus paredes.
Moviéndose automáticamente por la entrada y pasillos, Richter se encontró ante su superior después de un tiempo.
—Su Alteza —Con cierta resignación y costumbre, Richter se inclina en símbolo de respeto hacia su hermano mayor—. Ya estoy aquí, ¿En qué puedo servirle?
La forma tan natural en que lo decía...
—Fuiste rápido en atender mi llamada.
Karlheinz ha sido testigo de todos los cambios de su hermano menor durante los siglos. Todo en base a cómo se encontraba con su puesto como sirviente.
Viajó desde quién sabe qué lado del mundo sólo para atenderlo, así es como debía ser; pero esas son historias para otro momento. Ahora mismo, sólo quería mostrarle algo a su hermanito, Richter lo siguió.
—¿Cómo se encuentra el Príncipe Shu? —preguntó con educación el de cabellos oscuros.
La forma en que seguía al mayor como una perfecta sombra, como si fuese una extensión más del Rey de los Vampiros, Karlheinz podía admirar esa sincronización.
—Se encuentra bien, ahora mismo debe estar con su madre —respondió el de cabellos albinos.
—¿Y qué hay de Lady Beatrix?
—Ambos se encuentran bien, es amable de tu parte mostrar esa preocupación.
Richter hizo un gesto suave con la cabeza, y volvió a preguntar:
—¿En qué puedo servirle?
Karlheinz sonrió, deteniéndose fuera de una habitación. Parecía emocionado, muy emocionado, entre muchas comillas; según el menor de los hermanos, pero no le dio importancia al ya conocer la verdadera naturaleza del Rey.
—Sólo quería presentarte a alguien.
Y con esas palabras, Richter rebobinó un poco en el pasado.
—¿Ya ha nacido? Mis disculpas, Karlheinz, no he traído un obsequio para mi sobrino.
Lady Beatrix, Karlheinz; lo último que supo de ellos dos fue que la segunda esposa de su hermano ya había concebido a su segundo hijo.
—No te castigues ni angusties por eso, ya tendrás la oportunidad para traerle un regalo.
Estos son sólo planes para forzar a Cordelia a tener hijos, es lamentable que incluso alguien como Beatrix sea capaz de acceder a algo como esto.
Mientras más lo pensaba, más Richter se sentía miserable; para la persona que tenía al lado, todos ellos no eran más que sus simples juguetes. Y no había quien pudiese hacerle cara debido a su influencia y poder.
Ahora mismo ni siquiera entendía por qué su hermano le hizo venir desde tan lejos sólo para conocer a su sobrino.
Eso sonó un poco mal de tu parte.
Se castigó así mismo, ¿No debería sentir ansias por conocer al hijo del Rey?
Debería ser todo un honor para él.
—¿Sabes, Richter? Cuando él nació, cuando lo vi por primera vez, no pude evitar pensar en ti —confesó el Rey, cosa que llamó la atención del menor.
La gran y lujosa puerta se abrió, dándole el paso a ambos; con rapidez Richter examinó la habitación y muy pronto sus orbes se encontraron en la cuna donde debería reposar el bebé.
Bueno, ya no tan bebé una vez se acercó, pero seguía siendo...
—A-Ah... —Las palabras murieron en su garganta, y una expresión de cierta satisfacción pintó el rostro de Karlheinz.
—Uuuh...
Hasta las mismas expresiones, ¿No es así?
No pudo evitar pensar el albino, quien colocó su mano enguantada en el hombro de Richter.
—Sabía que te caería bien —habló Karlheinz—. Richter, te presento a Reiji.
—Tu... Segundo hijo... —El menor aún seguía conmocionado.
El Rey imaginaba que debía ser así.
—Dime, ¿Acaso puedes culparme por pensar en ti cuando apenas lo ves? Es un niño que se parece mucho a ti.
¿Qué es lo que está insinuando?
Esperaba que Karlheinz no lo esté acusando de haberlo traicionado con Beatrix, eso sería imposible. Pero la apariencia de este pequeño hacía que el sitio donde debería estar su corazón se sintiese tibio. Algo similar al orgullo; era algo que no sabía cómo poner en palabras o descubrir qué era realmente.
—Reiji... —pronunció por fin.
—Insisto —Karlheinz apretó un poco más el hombro de su hermano, para después darle unas palmaditas— Su parecido contigo es tal que tuve que hacer alusión a tu nombre para darle uno a él.
Un nombre por la letra «R».
Richter; Reiji. Incluso compartían la vocal «E» y la vocal «I».
—... Wah —balbuceó el infante, que se encontraba parado en su cuna y agarrado de las barras de la misma, mirando con calma y fijamente a su tío.
—A-Ay...
Casi que con miedo, Richter se quitó el guante de su mano derecha y extendió sus dedos para tocar una de las mejillas del segundo hijo de su hermano. Reiji.
Reiji.
Reiji...
Reiji...
De verdad que se parecían demasiado.
Cabello oscuro, negro con un subtono, ambos eran los segundos hijos y ojos con tonos demasiado similares. Pero había una diferencia entre Richter y Reiji; algo que hizo estremecer al mayor.