Lazo Familiar || Diabolik Lovers

✿; 006 — Trenzado

Tipo de Escrito: Viñeta.

Personajes: Reiji Sakamaki y Richter.

Advertencias: Ninguna en específico.

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Trenzado

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Hasta los Vampiros pueden sentir sueño, por algo podían echarse un buen descanso durante el día y hacer lo suyo durante la noche.

Su horario se ha desequilibrado un poco, pero nada que una siesta no resuelva; o eso es lo que quería pensar Richter, aunque la verdad es que el cerebro no le daba para más .

Ya ni le quedaban fuerzas para ir a sus aposentos y tirarse en su cama con todo y zapatos. No, haría exactamente lo mismo...

Pero en este cómodo sofá de la sala general, a sólo un par de metros cerca de él.

Apenas se sentó, suspiró de alivio y reposó su cabeza en una de las almohadas.

—Yaaawn... —Los párpados de Richter ya estaban cayendo— ¿Tendré... Que suplicarle a Karlheinz... Que me de unas vacaciones...?

Cuando el Rey lo necesitaba, trabajaba tanto o más que un esclavo; a veces extrañaba estar en el exilio, pues si bien estaría lejos de los «suyos», al menos tenía mucha más libertad.

La respiración de Richter era tranquila, suave y gentil; se había dormido, quedando expuesto ante cualquier peligro, ante cualquier persona que intentara lastimarlo

Ante cualquiera como...

Como ese niño que aún no sabía nada, y que parecía no ser consciente de su propia existencia. Y si bien siempre se le veía con un aspecto tranquilo, el joven príncipe pudo reconocer que la persona que dormitaba al otro lado del salón era un familiar.

—Uh... —Sus ojos magenta recorrieron la figura en particular y extendió una de sus manos para tocar su mejilla— Wah.

Richter no despertó.

—Wah...

No despertó a pesar de haber pinchado su cachete otra vez. Estaba profundamente dormido.

El pequeño azabache sin más que hacer, pues llevaba dando vueltas por el castillo intentando encontrar a su madre, se quedó apreciando el buen aspecto de su tío. El tío Richter era muy bonito, aún con su aspecto descuidado, su cabello desparramado y en una posición incómoda, seguía viéndose bien.

El cabello del tío Richter era muy lindo, tanto que no pudo evitar juguetear con el; lo agarró, lo desenredó y con sus propias manos trató de hacer un trenzado; de esos que veía que su madre siempre se hace antes de pasar a realizarse su hermoso y elegante bollito dorado.

Al principio iba bien, pero se confundió y enredó. Desarmó y lo volvió a intentar; no era muy consciente de lo que hacía. Y de tanto alboroto, Richter se terminó despertando, o bueno, medio despertado; aún seguía teniendo mucho sueño, pero con un bostezo y de enfocar mejor su alrededor, se fijó en la presencia de su sobrino.

—Reiji... ¿Qué estás haciendo...? —preguntó, sin obtener ninguna respuesta— ¿Qué haces con mi cabello...?

En otra situación, el sentido del peligro se le hubiese activado y habría reaccionado de una manera más inquieta, en guardia.

¿Pero de qué debía temer cuando el que interrumpió sus sueños sólo era esa pequeña bolita solitaria, y con el aroma de un dulce extracto de mermelada de frutos rojos?

—Hm...

El segundo príncipe desvió su mirada al suelo, quizá esperando que le llamaran la atención por su comportamiento; mas no sucedió, sólo obtuvo unas caricias en la cabeza, tirando de ella hacia abajo. Richter no podía evitar la necesidad de aplastar a su sobrino, debido a lo suave que se veía y sentía, como si Reiji no fuese más que un peluche viviente.

Ah...

Un peluche viviente...

Richter se sentó, somnoliento, se peinó su cabello azabache con tintes de limón con los dedos, revelando que lo tenía bastante largo. Quizá deba cortarlo un poco más adelante; una vez peinado, se hizo una trenza típica de tres cabos, a lo que el chiquillo apreció para admirar mejor cómo se hacía eso.

Su tío de verdad se veía bastante agradable, ¡Como su madre!

El mayor terminó de hacerse el trenzado, y sin dejar alguna clase de señal de advertencia, agarra al niño de imprevisto. El infante por un momento pensó que lo sentaría en sus piernas, mas Richter sólo se recostó en sofá de nuevo, lo abrazó con cierta posesividad y se colocó de lado.

—A tu padre o madre no le molestará esto... —murmuró.

—¡Waaah! —se quejó el nene.

—Silencio —se quejó el adormilado hombre—. Los peluches no hablan ni hacen ruido...

El pequeño Reiji obedeció, se quedó en silencio; quieto, sin molestar a nadie. Tieso.

Al poco rato el niño también se quedó dormido de todas maneras, olvidando que había salido sin permiso de su habitación para encontrar a su madre.

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Palabras: 776.

Publicado: 12 de Junio de 2025.



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En el texto hay: fanfic, diabolik lovers, misceláneo

Editado: 16.06.2025

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