Capítulo 09
Karina Tatcher
—Cuando Maximilian mató al alcalde mi padre y mi prometido, Josh—Karina se pasea por la habitación, siendo su voz y su tacón los únicos sonidos que puedo distinguir—, junto con muchas otras personas fueron tras él. Para matarlo. No los volví a ver. Al menos no a mi padre—cuenta dolida. Con un nudo en la garganta—. A Josh sí. Dos segundos antes de morir.
Noto que en su mirada hay dolor cuando posa su mirada oscura en mí. Un leve reflejo cristalino por la bombilla y las lágrimas luchando por salir.
—Maximilian lo mató—adivino—. Tu prometido fue uno de los tres licántropos que mató a Mía.
—Sí—confirma—. Ya sabes de Mía. Vaya que aprovechaste la visita con Delilah a pesar de que fue una muy corta.
—¿Cómo sabes de mi visita con la señorita Hamilton?
—Estuve ahí. Afuera. Vigilándote—confiesa—. Cuando le pediste a Eva que averiguara sobre ella, mientras desayunabas con el señor alcalde, vino a verme—explica—. Sabía que ya estabas acercándote a la verdad. Así que le dije que te diera la información sobre Delilah. El hechizo de invisibilidad debilitó tu curación hada. Además, no te has preparado lo suficiente. Eres más fuerte de lo que crees, Cassidy. Así que cuando volviste ella te durmió.
Me volteo hacia otro lado. Furiosa. Confié en Eva. Confié en Maximilian. Y ambos me traicionaron. No sé qué sentir o qué pensar. Tengo que salir de aquí de algún modo. Pero no antes de saber el resto de la historia.
—¿Qué más pasó con tu prometido?
—Maximilian le arrancó el corazón frente a mis ojos. Y mi plan es hacer lo mismo—verbaliza con mucha rabia—. A mi madre la mataron unas brujas. Eva y yo logramos escapar y escondernos en el bosque con ayuda de ceniza serbal junto con otro grupo de brujo que vinieron a Blairsville cuando se enteraron que el alcalde Driscoll había muerto. La ceniza serbal ayuda que nadie pueda entrar en el circulo de protección—explica mientras se sienta a mi lado y coloca una mano sobre mi rodilla. Me quedo inmóvil ante su tacto, asustada—. Pasó mucho en una noche—suspira, como si hubiese pasado la noche anterior—. Cuando se creó el lazo los hombres de Maximilian nos dejaron ir.
—¿En dónde los tenía?
—En los calabozos de la mansión. Bajo la tierra. Nos explicaron qué había pasado—continúa—. Y a pesar de que sentí mucha rabia lo único que me interesaba era mi hermana. Así que la tomé, la llevé a casa y durante días me dediqué a cuidarla. Hasta que despertó—se pone de pie—. ¿Quieres algo de comer?
—No. Quiero irme a casa.
—¿Tu casa? —pregunta, burlándose—. Creí que le dijiste a Maximilian que no la sentías como tu casa. Que pena que la tuya jamás haya existido. ¿O sí?
Frunzo el entrecejo.
—¿A qué te refieres?
—Maximilian no te lo ha contado—observa—. Pensé que ese bastardo sería más inteligente.
—Contarme ¿qué?
—Sí, no te lo ha dicho—ríe—. Yo tengo hambre. Iré a comer. Y a visitar a Max. Tengo que negociar algo.
🦇🦇🦇
Maximilian.
La fortaleza está adornada con exactamente 1562 globos de colores: dorado, negro y rojo. El último es el que más me gusta. No hay flores. Bien. Mi esposa al parecer sí que me conoce más de lo que yo le he permitido y más de lo que yo supongo. Al rededor del enorme jardín justo en la parte del frente de la mansión hay mesas. Son 40 mesas. Con exactamente 12 sillas cada una. Pero, hay una para nosotros dos. Lo cual me satisface. Y está perfectamente alejada de las demás, pero en el centro de todo.
Scott se mantiene detrás de mí. Siguiendo mis lentos pasos mientras atravieso el jardín.
Enarco una ceja y volteo a ver a Scott cuando me doy cuenta de algo.
—No huelo a Cassy.
—Ni yo, señor—concuerda—. Ni a Eva.
—¿A dónde habrán ido?
—A quién sí huelo es a Akon.
—¿No están ellas dos, pero sí está él? —cuestiono—. Llévalo de inmediato al despacho.
Con rapidez me dirijo al despacho en donde casi detrás de mí entra Scott con Akon sujetándolo del cuello.
—Quería escapar. Estaba en la alcoba de la señora llevándose unas cosas.
—Sabe algo—rápidamente y con pasos firmes me posiciono a su frente. Lo miro directo a los ojos—. Dime a dónde ha ido mi esposa y con quién—exijo saber.
Y como lo he hipnotizado él me dirá todo lo que yo quiero saber.
—Eva se la ha llevado. No sé a dónde. Pero sé que irán a ver a Karina. Eva y yo hemos trabajado con ella durante meses para ganarnos su confianza y atacarlos.
—¿Qué quiere Karina sobre mi esposa? —hundo el entrecejo.
—Matarla. Como tú mataste a su prometido.
Apenas termina de pronunciar la última palabra introduzco mi fría mano en su corazón para arrancárselo. Su cuerpo flácido cae al suelo seguido de un corazón paralizado.
—Esa maldita bruja. Ve ahora mismo con la manada de los Rhodes. Dile a Evan que se ponga a buscar a esa bruja. La quiero viva. Pero la quiero ahora. Después vas al aquelarre. Le pides a los ancianos que busquen a mi esposa. Iré con Brendan. La buscaremos en el bosque. Dile a Evan que hagan lo mismo y nos reuniremos aquí.