Lazos de Amor

Cap. 10 Padres e hijos (I)

 

Llegaron a Grimmauld Place y los chicos se alegraron mucho de ver a los demás ya bien, después de los saludos, Jason se acercó a Sirius.

  • Creo que iré a casa de tía Molly 
  • ¿Y por qué ibas a hacer eso?
  • Porque tienes exceso de gente aquí
  • Vamos Niño, no seas absurdo  --  le dijo tomándolo por un brazo  --  ven conmigo

Casi a rastras lo llevó escaleras arriba, Anthar, Tyler y James estaban parados en la puerta de la habitación del mayor de los Black y callaron al verlos venir.

- ¡Vaya!  --  exclamó James  --  Hasta que finalmente el otro hijo perdido decidió volver a casa

- ¿Qué?  --  escucharon la voz de Lyra

- ¿Te quedarás aquí?  --  preguntó una emocionada Rowena colgándose del brazo de Jason

- Por supuesto que se quedará aquí  --  aseguró Sirius

Rowena sonrió, arrastró a Jason con ella y no se detuvo hasta llegar a una puerta que, para sorpresa del sanador, tenía un letrero con su nombre como el que había visto en las de las habitaciones de los chicos.

- ¿Te gusta?  --  preguntó Rowena

- Claro, linda. Gracias 

- Bueno entra  ¿Qué esperas?

Jason abrió la puerta y se encontró con una amplia habitación, el fuego ardía en la chimenea y había muchos libros en una pequeña biblioteca.

- Si no te gusta algo podemos cambiarlo, pero al menos espero que los libros que te trajo papá, sean los que te gustan  --  dijo Rowena

Jason miró a Sirius y elevó una ceja en forma interrogativa.

- ¿Qué? No pretenderás que recuerde exactamente lo que leías, pero me esforcé 

- Te lo agradezco, pero no tenías que tomarte tantas molestias. Después de todo no sabías si me marcharía de inmediato

- ¡Vamos hombre, no seas ingrato!  --  dijo James  --  ¿Sabes lo que significa en esta familia ganarse un letrero en tu puerta? Deben quererte mucho, amigo.

- Y no estarás pensando en marcharte ¿verdad?  --  preguntó Lyra acercándose a él

- Bueno, ya que en esta oportunidad se esforzaron tanto en arreglar esta habitación…

- ¿En esta oportunidad?  --  lo interrumpió James  --  No amigo, esto ha estado aquí desde que tengo memoria

- Siempre esperamos que volvieras, papá decía constantemente lo mucho que te echaba de menos y ahora que has vuelto, esperamos que sea para no volver a marcharte  --  le dijo Rowena

- Bueno ya basta, todos fuera, déjenlo descansar  --  ordenó Sirius

Las niñas le dieron un beso a Jason y comenzaron a salir, y cuando los chicos ya estaban en la puerta, Anthar se volvió.

- Jason  --  llamó y él giró la cabeza  --  Te tardaste, pero bienvenido a casa, hermano.

- Gracias  --  le dijo, y una vez que hubo salido miró a Sirius  --  Gracias a ti también. Y Black… yo también te eché de menos.

Sirius sonrió y abandonó la habitación, muy contento. Cuando llegó abajo, Bill y Harry hablaban en el Salón.

- Ya le avisé a la profesora McGonagall y estuvo de acuerdo en que pasaran la noche en casa y volviesen mañana a primera hora  --  estaba diciendo Bill

- Pero creo que todos deberían quedarse aquí  --  dijo Remus a quien Sirius no había visto al entrar

- Estoy de acuerdo, así concentraremos la vigilancia en un solo lugar, si Sirius y Grace dan su consentimiento, entonces…  --  estaba diciendo Harry

- ¡No seas necio, Harry James!  --  exclamó Sirius desde la puerta y ellos se giraron  --  ¿Desde cuándo necesitas autorización para disponer de esta casa?

Remus y Bill ahogaron la risa, y luego Bill se levantó del sillón y se acercó a Sirius.

- ¿Hablaste con él?

- No, déjalo respirar. Quería darse un baño y supongo que descansar un rato

- Pero va a quedarse ¿no?  --  preguntó Lupin

- Aun no lo sé, Lunático, ustedes ya conocen al Niño y lo poco predecible que puede ser, pero supongo que al darse cuenta que esto no ha terminado, decida quedarse.

 

Jason no bajó a comer, de modo que Sirius le pidió a Kreacher que fuese a preguntarle, pero el elfo informó que estaba dormido. Después del almuerzo, los chicos se fueron al Salón, pero Lyra subió y llamó a la puerta de la habitación de Jason. Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta, de modo que abrió con precaución y asomó la cabeza.

Las cortinas estaban corridas y la única luz que había era la de la chimenea, entró con cuidado y lo vio en la cama.  Se había quedado dormido en una incómoda posición, a Lyra le daba la impresión que había estado vistiéndose y había caído allí mismo, porque las toallas aún estaban sobre la cama, tenía una bota puesta y la otra no, se había puesto los pantalones, pero no la camisa, y sobre su pecho brillaba la cadena con la media luna igual a la suya.

Después de evaluar todo el conjunto, Lyra se acercó y con cuidado le sacó la bota que había alcanzado a ponerse y le subió la otra pierna a la cama. Retiró las toallas y la camisa, y le estaba subiendo las mantas cuando una mano se cerró alrededor de su muñeca.




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