Harry y Bill habían regresado del Ministerio poco antes de la hora de la cena. Bill se extrañó de no ver a Victorie en el Salón con los demás, de modo que subió a la habitación a fin de asegurarse que estuviese bien. La encontró de pie mirando por la ventana, pero cuando se acercó se dio cuenta que la chica lloraba.
Ella no lo había sentido entrar, pero al verlo y contrario a sus costumbres, se refugió en sus brazos. Esto extrañó sobremanera a Bill, porque la mayor de sus hijas era generalmente muy serena, la visceral era Dominique. De modo que se alarmó y pensó que tal vez la niña se sentía mal y no había dicho nada.
Pero la chica lloraba con más desaliento y Bill comenzó a desesperarse. Consideró prudente llamar a su primo para que examinase a Victorie, así que intentó que su hija se acostara.
Victorie lo miró y se preguntó si sería prudente decírselo. No es que no confiase o amase a su padre, porque de hecho lo hacía y con locura, en su opinión no había un hombre mejor que él, y aunque nunca lo había visto comportarse en forma violenta por celos como era el caso de Louis, tal vez se debiese a que estaba consciente que su madre no tenía la culpa de atraer a los hombres y porque Fleur se esforzaba en no desplegar sus encantos ante nadie, pero no estaba muy segura de cómo reaccionaría tratándose de una de sus hijas. Sin embargo, los azules ojos de su padre estaban mirándola con auténtica preocupación y ella tomó su decisión.
Bill escuchó las palabras, pero éstas tardaron algunos segundos en unirse y formar una idea concreta, y cuando lo hicieron, sus ojos adquirieron el doble de su tamaño. Por un momento pensó que había escuchado mal, o que había interpretado erróneamente lo que le estaba diciendo su hija, pero su bien entrenada mente, acostumbrada a sacar rápidas y acertadas conclusiones de las más complicadas situaciones, por un momento se negó a aceptar la claridad meridiana con la que había sido expuesta la información y reaccionó en consecuencia, es decir, buscó una salida alternativa.
Apartando cualquier otra consideración, si Bill Weasley hubiese tenido alguna duda de que aquella linda jovencita era su hija, esta habría quedado totalmente anulada, porque apartando la evidencia de sus rojos cabellos, Victorie acaba de exhibir su misma capacidad para exponer los hechos en forma clara, precisa, cronológicamente ordenados y aun dejando margen a un posible error de juicio, y aún no había finalizado.
Bill se sentía impotente, triste y furioso por no tener ni la más mínima idea de qué decirle a su hija. Victorie era hermosa por dentro y por fuera, pero él estaba consciente de que en los sentimientos no se manda, de modo que no podía culpar de nada a Anthar si no albergaba los mismos sentimientos que ella, pero debía decir algo y optó por ser honesto.
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Editado: 09.02.2023