Lazos de Amor

Cap. 25 Un largo día de navidad (III)

 

Bill despegó los ojos de la pareja y giró la cabeza para encontrarse con la mirada de Sirius, y ambos tenían la misma expresión de preocupación reflejada en sus rostros.

  • ¿Seguirás diciéndome que no tengo razón?  --  Sirius escuchó la voz de Remus a su lado y se sobresaltó
  • Yo no dije que no la tuvieras, solo dije que quizá nos estábamos apresurando
  • ¿Y ahora qué piensas?
  • Lunático, no te…
  • ¡Sirius Black! O estás ciego o eres estúpido  --  lo interrumpió Lupin  --  Mira su cara, mira sus ojos, mira su expresión general  ¡Todo en él lo está gritando!

Sirius no había tenido intención de negar lo obvio, solo quería decirle a su amigo que se tranquilizara. De modo que lo sujetó por un brazo y lo sacó del Salón.

  • Escúchame infeliz, ni estoy ciego ni soy estúpido, y sí, yo también me he dado cuenta, pero no veo por qué la tragedia. En primer lugar, especialmente , no tienes moral para decir nada con respecto a esto, y en segundo, espero que no estés pensando hacer nada o no serías el hombre que creo conocer.

Remus lo miró con los ojos muy abiertos y se sintió consternado. Ciertamente él no había tenido intenciones de decir o hacer nada específico, pero en seguida su mente le dio la respuesta a la reacción de Sirius. Lo conocía bien y para él Sirius era transparente como el agua. Él sabía mejor que nadie que Jason era como un hijo para Sirius, y aunque él era su amigo de toda la vida, bajo ninguna circunstancia permitiría que nadie le hiciese daño si él podía evitarlo.

  • Pues creí que me conocías bien. No estoy pensando en hacer nada, porque sé perfectamente que nada se puede hacer. Tal vez Jason no sea para mí lo que es para ti, pero le tengo afecto y mucho que agradecerle, por tanto no puedo evitar estar preocupado  --  y después de eso le contó a grandes rasgos la conversación que habían tenido con Lyra
  • De lo que deduces…
  • Que a ella no le interesa ni él ni nadie, al menos por el momento. Con lo que esto puede convertirse en un infierno para el pobre sujeto y hacer miserable la vida de mi hija, porque lo conocemos bien, es intenso y extremista, y aunque decidiese no revelar sus sentimientos, igual no permitiría que nadie se le acercase ¿entiendes?

Eso era poco más o menos lo que habían estado pensando Bill y Sirius la noche anterior, de modo que tuvo que concederle la razón a Remus. Sin embargo, y de momento, no parecía haber una salida.

Otra que había notado la situación había sido Hermione. Había visto a Jason acercarse a su hija, y reconoció de manera inmediata aquella mirada. Inicialmente y en cuestión de segundos, se dijo alternativamente que estaba equivocada, que estaba pensando estupideces, y que Jason quería a Lyra como a su propia hija. Pero al instante siguiente, estaban pasando por su mente y a velocidades vertiginosas, imágenes de su relación con Remus. Y cuando Jason abrazó a Lyra, al cerrar los ojos su expresión adquirió la imagen de la dicha, de esa clase de dicha que solo proporciona una cosa, y la frase se formó en su mente con la mayor de las certezas. La ama.

Hermione tuvo que asirse con fuerza a un sillón, porque de pronto sintió que las piernas no iban a sostenerla. Obviamente mal podría haberla escandalizado su descubrimiento, pero los fragmentos de la conversación sostenida con Lyra aquella mañana, la hicieron llegar a la misma conclusión que habían llegado las otras tres personas que tenían conocimiento del asunto, aunque ella no lo supiese, y esto causó un enorme dolor en su corazón. Se negaba a creer que Jason tuviese que pasar por la misma situación una segunda vez.

  • ¿Hermione, estás bien?  --  escuchó la voz preocupada de Harry
  • No  --  dijo ella
  • ¿Qué sucede?  --  preguntó Ron que se había acercado también

Hermione no consideró ni por un minuto negar que se sintiera terrible ni la razón para ello. Harry y Ron seguían siendo para ella lo que habían sido siempre, y acababa de quedar demostrado.

  • Salgamos de aquí  --  dijo Harry tomándola por un brazo

Los tres se encaminaron hacia las escaleras, y como un acto reflejo subieron y entraron a la antigua habitación de Ron.

  • ¿Y bien?  --  preguntó Harry

Pero para sorpresa de ellos, Hermione se sentó en la cama, escondió el rostro entre las manos, y comenzó a llorar. Ambos se miraron con espanto, y como de costumbre, no sabían qué hacer.

  • Hermione, sabes que somos malos con las lágrimas  --  dijo Ron
  • Pero si nos dices qué está pasando, seguramente encontraremos la solución  --  agregó Harry

Ambos se habían sentado a su lado y esperaban que ella dijese algo. Al cabo de unos minutos, ella comenzó a hablar, y ciertamente dentro del mundo de cosas que podrían haberse imaginado, no estaba aquello.

  • Hermione, supongo que estás consciente de lo que estás diciendo ¿no?  --  dijo Ron
  • Sí Ron, lo estoy  --  le dijo ella  --  Y no creas que me gusta a mí, más de lo que puede gustarte a ti, y no porque encuentre a Jason inadecuado ni nada parecido, sabemos que es una maravillosa persona, y es justamente eso lo que me preocupa, no merece sufrir más.




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