Jason despertó muy temprano a pesar de que apenas si había logrado dormir unas pocas horas. La noche anterior después de ubicar a todos en sus habitaciones, acompañó a Lyra a la que había sido la habitación de Remus y la suya.
Su mente viajó años atrás, a la noche del primer cumpleaños de Lyra y sintió nuevamente el dolor de la despedida. Pronto haría dieciséis años que había abandonado aquella habitación con el corazón hecho pedazos y no había vuelto a poner los pies en Inverness desde entonces.
Jason se sorprendió mucho, pues no había sido consciente de que el doloroso recuerdo se hubiese manifestado de forma tan honesta y evidente. Y su lengua disparó la verdad sin filtrar.
Un poco más consciente, Jason pensó que teniendo en cuenta lo que acababa de suceder en el Salón, aquella era una pregunta que era imposible contestar con honestidad, al menos no, sin saber que tan al tanto estaba Lyra de su relación con Hermione.
Jason esperó unos minutos y luego se acercó a la puerta, llamó, pero no obtuvo ninguna respuesta.
Sin embargo, aquella señorita no era lo que pudiera llamarse fácil precisamente.
Jason maldijo por lo bajo, pero si ella quería jugar de ese modo se llevaría una sorpresa, porque si algo había aprendido a cultivar Jason desde muy temprana edad, era la paciencia
Lyra tenía sentimientos confusos, por un lado, había experimentado un extraño dolor mezclado con algo muy bonito al escucharlo decir que su corazón roto se había quedado con ella, pero al mismo tiempo estaba furiosa y no sabía muy bien por qué, pero en aquel momento lo que quería era que él se marchara y la dejara tranquila. Sin embargo, estaba segura que no lo haría y ciertamente no iba a pasarse la noche tontamente metida en el baño. De modo que unos minutos después salió, y sin mirarlo, porque estaba segura que tenía aquella sonrisa de autosuficiencia tan antipática, se dirigió a la cama, levantó las mantas y se metió en ella.
Efectivamente Jason había sonreído cuando la vio salir, se levantó del sillón y fue hacia la cama ayudándola a cubrirse.
La furia de Lyra se fue a otra parte al ver su sonrisa, y ella le sonrió también mientras él acomodaba las mantas.
Pero de la sorpresa, Lyra pasó a la violenta ira y le lanzó lo primero que encontró, que resultó ser una figura de porcelana que estaba en la veladora. Afortunadamente para Jason, y aunque ella tenía una puntería inmejorable gracias al Quidditch, él tenía un instinto y rapidez muy desarrollados y logró apartarse de la trayectoria del peligroso proyectil, abandonando prudentemente la habitación. Una vez en la suya, intentó tranquilizar a su consciencia diciéndose que no le estaba mintiendo, solo no le estaba diciendo la verdad completa. Porque si bien era cierto que en aquel entonces tuvo la necesidad de alejarse de la madre, también lo era que tenía asuntos pendientes, primero debía buscar a Anthar y luego dedicarse a buscar Avalon, de modo que no, no le estaba mintiendo.
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Editado: 09.02.2023