Lazos de Amor

Cap. 67 Desastre tras desastre

 

Los Aurores llegaron al ministerio e inmediatamente se pusieron al frente de sus escuadrones y comenzaron la búsqueda. Barrieron todas las propiedades conocidas de aquellos sujetos que tenían la certeza estaban involucrados en el asunto, mientras Dánaee al frente del grupo de investigaciones, escudriñaba registros buscando posibles propiedades a nombre de terceros, y conforme iban apareciendo iba transmitiendo la información a sus jefes.

Jason había sido el único que se había negado a participar en lo que él calificaba de inútil búsqueda y se había concentrado en captar la más mínima señal de Ginny de otras formas. Sin embargo, las pocas veces que tuvo un atisbo de ella, cuando llegaba al lugar ya no estaba allí.

El escuadrón de Sirius había tenido un difícil enfrentamiento a las afueras de un pueblo fronterizo, pero al final del mismo y una vez efectuado el registro de la propiedad, había sido nulo.

A Bill y a Joseph les sucedió más o menos lo mismo. Hermione resultó seriamente herida no por falta de pericia, sino por evitar que unos muggles saliesen afectados por aquella locura y tampoco había conseguido nada.

Harry y los suyos se enfrentaron a un peligroso grupo apostado en una de las propiedades identificadas como de Malfoy, y el saldo de muertos y heridos había sido alarmante, no solo porque se enfrentaban a Harry que ya era mucho decir, sino que coincidieron Jason y él en el mismo lugar, y la furia de ambos combinada fue devastadora, pero sin resultados prácticos.

Casi al final del día y cuando se reunieron en el Ministerio, estaban muertos de cansancio y desolados. Harry se esforzaba por expulsar de su mente las aterradoras imágenes de Ginny sola en algún lugar, tal vez herida, tal vez…

  • ¡No!  --  exclamó Jason que venía entrando en ese momento  --  ¡Ni siquiera lo pienses!  --  dijo azotando con violencia la puerta
  • Harry  --  se le acercó Hermione que exhibía aun las huellas del reciente ataque  --  Sé que esto es difícil, pero hay que hablar con los niños
  • ¿Y qué voy a decirle a mis hijos, Hermione?  --  preguntó él con desesperación  -- No puedo, simplemente no… puedo  --  completó cayendo en una silla y sujetándose la cabeza entre las manos

Bill tenía el corazón roto, era a su hermanita a la que se habían llevado y no podía concebirlo. Para Charlie era aún peor, porque Ginny era su consentida y el dolor lo estaba matando. Ron estaba tan inconsolable como Harry, no podía aceptar que su hermana menor estuviese en manos de aquellos degenerados. Sirius tenía la cabeza llena de imágenes de la pequeña pelirroja que inicialmente lo miraba con cierto temor y que luego había crecido para convertirse en la bella esposa de su ahijado y que lo reñía un día sí y otro también por causa del comportamiento de James. Joseph al igual que Harry, pensaba en cómo decirle aquello a Lily y a Jeremy, porque para su hijo, Ginny Potter era la madre que la propia por estar ocupada persiguiéndolo a él, no había sido para su hijo. Para Hermione, Ginny había sido su amiga convirtiéndose con los años en la hermana que no había tenido, ya la sola idea de que pudiese sucederle algo y ella no pudiese impedirlo, le hacía sentir un miedo helado que le cerraba la garganta. Y en el caso de Jason y al igual que solía sucederle a James, encubría el dolor lacerante con una ira ciega que descargaba en todo cuanto se le ponía por delante, y que había dado como resultado aquella estela de cadáveres que había dejado a su paso en cada lugar al que llegaba con retraso.

  • Tío  --  escucharon la voz de Anthar

Por un momento todos se sorprendieron, porque en medio de todo aquel caos, parecían haber olvidado que Anthar estaba con ellos, y que por cierto había hecho gala del valor y la sangre que corría por sus venas al enfrentarse al lado de su padre en todos y cada uno de los lugares a los que fueron, demostrando con ello la habilidad que había heredado. No había resultado ileso, pero habían sido muchos los que habían caído a su paso.

  • Yo te entiendo, porque no tengo idea de cómo decirle esto a mi chiquita  --  le estaba diciendo a Harry  --  pero, porque la amo, no puedo mantenerla al margen de lo que tiene derecho a saber, y aunque sé que voy a causarle un enorme dolor, también sé que tanto ella como James y Albus, son lo bastante valientes para enfrentar esto.

Después de unos minutos, Harry respiró profundo y se levantó. Había llegado la hora de enfrentar uno de los peores momentos de su vida, pero Anthar tenía razón, sus hijos tenían derecho a saber lo que estaba sucediendo. De modo que partieron hacia Grimmauld Place, pero arrastrando el alma tras ellos.

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Estaba oscuro y hacía frío, la superficie era áspera y le hacía daño en la piel. Antes de hacer ningún intento por moverse, Ginny puso orden en sus pensamientos. En rápida sucesión pasaron las imágenes del día. Se vio despidiéndose de Harry, el mensaje de Lily, su salida al Callejón, las compras, la heladería y… Intentó incorporarse, pero varios dolores le advirtieron de su precaria situación. Le dolía la cabeza, en un brazo sentía unas punzadas y algo húmedo se pegaba a la piel de su abdomen. Se llevó la mano con cuidado hacia donde sentía la humedad y al retirarla, aunque no podía ver, estuvo segura que sangraba. Pasó un rato y escuchó voces, cerró los ojos y se quedó inmóvil, pero las voces no se acercaron, de modo que no pudo escuchar qué decían. Al cabo de unos minutos, volvió a caer en la inconsciencia.




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