Jason y Tyler se ocuparon de revisar a Dominique, pero en realidad la chica no tenía nada, en apariencia solo había perdido el conocimiento. De modo que Jason la dejó con Tyler y abandonó la habitación para volver con los demás.
Ellos asintieron y marcharon junto con los demás al piso superior. Dánaee los vio venir, pero por sus actitudes tuvo miedo de preguntar. De modo que con disimulo se acercó a Grace y fue ella la que le informó de cómo estaban las cosas.
Tal y como dijo, Jason trasladó a Louis a una habitación cercana a la de Joseph, y antes de salir volvió a intentar establecer comunicación con él, pero el chico seguía encerrado a cal y canto en un decidido silencio interior.
Unos minutos después y enormemente frustrado, abandonó la habitación y les dijo a Bill y a Fleur que podían pasar, pero no se sentía con ánimos para hablar con nadie y sin detenerse más comenzó a caminar alejándose por el pasillo, pero de pronto sintió que una mano sujetaba la suya. No tuvo necesidad de voltear a mirar para saber de quién se trataba y siguieron caminando, pero al llegar al inicio de las escaleras la sujetó por la cintura y se desaparecieron para reaparecer en la colina de Glastonbury.
Jason se dejó caer y apoyó la frente sobre sus rodillas. Lyra acarició sus cabellos y sintió una pena tan enorme al verlo tan abatido que se olvidó de la propia.
Sin embargo, él seguía inmerso en sus pensamientos como si no la hubiese escuchado. Se preguntaba una y otra vez ¿por qué? Su mente lógica y ordenada se negaba a aceptar aquella situación. Según él, Louis lo tenía todo para aferrarse a la vida, y aunque sabía que había algo que lo atormentaba, aún no estaba claro del qué.
Pero él no la dejó continuar silenciándola con un suave beso, después del cual acarició su rostro y la miró a los ojos. Ella no necesitó y no pidió explicaciones, ese era él y sabía que no descansaría hasta resolver el problema, de modo que decidió que ella simplemente estaría ahí para apoyarlo.
Entre tanto en el hospital, Fleur y Bill miraban a su hijo con enorme dolor. Si bien era cierto que Silver y Jason habían tratado todas sus heridas, aún conservaba muchas huellas del reciente maltrato, y en medio de su dolor Bill agradeció que su mujer no lo hubiese visto en las condiciones en las que lo habían encontrado. Bill estaba mirando en ese momento el pecho y los brazos desnudos de su hijo, y recordó lo que Jason había explicado en una oportunidad acerca de las evidencias que dejaba en la piel la maldición Cruciatus, y al dolor se sobre puso un odio salvaje que acompañaría a Bill de ahí en adelante y que envenenaría cada día de su vida hasta que pudiese cobrar gota a gota la sangre y el dolor que le habían causado a su hijo.
De un modo distinto, tanto Bill como Fleur estaban haciendo un repaso mental de la vida de Louis. Pensaban que el gemelo había sido un positivo desastre desde la cuna, pero al mismo tiempo era tan encantador que resultaba casi imposible molestarse con él así estuviese destruyéndolo todo a su alrededor o estuviese diciendo la peor barbaridad, porque invariablemente lo hacía con una irresistible sonrisa en los labios.
Desde antes de aprender a caminar, Fleur deseaba apalearlo un día sí y otro también, porque aquella pequeña catástrofe natural se esforzaba al máximo en enloquecerla, pero, aunque ella nunca pudo atraparlo y ahora sabía la razón, todos los días sin faltar ni uno, a la hora de acostarlo a dormir ella miraba aquellos ojos azules como un cielo límpido que le devolvían una mirada tan pura y una sonrisa tan inocente mientras le susurraba a punto de dormirse un “te amo mami”, que ella se olvidaba de todas las diabluras del día, aun sabiendo que al día siguiente haría lo mismo o cosas aún peores.
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Editado: 09.02.2023