Lazos De Hielo Y Fuego

Capitulo 5

Camil

El día había pasado en un torbellino de tareas y compromisos, y al llegar la tarde, me encontré en la villa preparándome para la exposición de arte. La casa, normalmente llena de movimiento, estaba tranquila, permitiéndome un momento de reflexión. Mientras me alistaba, pensaba en el día que había tenido: las interacciones con el equipo, el almuerzo con Rodrigo y Alexei, y sobre todo, en el inesperado pero persistente pensamiento de Alexei que había comenzado a ocupar un lugar especial en mi mente.

Opté por algo casual para la ocasión. Un vestido de lino blanco con detalles dorados, cómodo y elegante, que me permitía moverme con libertad. El tejido fluía con cada paso, y el aire fresco de la tarde lo hacía ideal para la ocasión. Al mirar mi reflejo en el espejo, me sentí lista para enfrentar la noche con una actitud relajada y confiada.

Al llegar a la exposición, el ambiente del museo era una mezcla de sofisticación y creatividad. La gente se movía entre las obras, y el murmullo de conversaciones sobre arte llenaba el aire. Me dirigí a una sección donde una pintura abstracta y oscura captó mi atención. La obra evocaba una sensación de misterio y profundidad, con trazos enérgicos que parecían desafiar la interpretación.

Mientras me sumergía en los matices de la pintura, sintiendo cómo la obra jugaba con la luz y la sombra, una presencia detrás de mí me hizo estremecer. Un perfume sutil, pero distintivo, comenzó a llenar el aire. Era una fragancia que había llegado a conocer bien en la oficina: el perfume de Alexei. Mi corazón latió con un ritmo inesperado, y me giré lentamente para confirmarlo.

Ahí estaba él, imponente y a la vez elegante en su traje oscuro. Su presencia era tan palpable como siempre, y a pesar de la multitud a su alrededor, él parecía estar enfocado únicamente en mí. Su mirada penetrante se encontró con la mía, y por un momento, el ruido y las luces del museo parecieron desvanecerse.

—Camil —dijo con una voz que, aunque serena, llevaba una intensidad que no podía ignorar—. Me alegra verte aquí.

Su tono era amable, pero había una profundidad en sus palabras que parecía invitar a una conversación más personal. Observé cómo su mirada pasaba de la pintura a mí, evaluando mi reacción y la conexión que estaba construyendo.

—Alexei —respondí, intentando mantener mi voz firme a pesar de la sensación de intriga que me envolvía—. No esperaba encontrarte aquí.

Él sonrió ligeramente, y en su sonrisa había una mezcla de seguridad y una insinuación de curiosidad. El contraste entre su presencia fuerte y el entorno artístico del museo me hizo sentir una mezcla de fascinación y desasosiego. Estaba clara la intención de su visita, y ahora, al tenerlo cerca, me encontraba inmersa en una dinámica que no podía prever completamente.

—Me dijeron que la exposición sería interesante. Además, siempre es un placer descubrir más sobre el arte y sobre las personas que lo aprecian —dijo, su voz grave y tranquila como el eco de una melodía familiar.

Nos quedamos en silencio por un momento, observando la pintura que había capturado mi atención. La presencia de Alexei a mi lado creaba una atmósfera cargada, y mientras continuábamos observando la obra, me preguntaba qué más podría revelarse en esta noche inesperada.

La atmósfera en la exposición de arte era vibrante y envolvente, y mientras observaba las obras, la presencia de Alexei a mi lado añadía una capa de intriga a la experiencia. En medio de la contemplación, una de las organizadoras del evento se acercó a nosotros. Era una mujer elegante, con un vestido negro ajustado y un aire de sofisticación que se correspondía con el entorno.

—Es un placer tenerlos aquí —dijo con una sonrisa cálida, dirigiéndose tanto a Alexei como a mí—. Pueden disfrutar de un área exclusiva de la exposición. Si me siguen, les mostraré el acceso especial.

Nos condujo a una sección reservada, donde el ambiente era aún más íntimo y las obras de arte parecían destacar en un ambiente casi privado. La organizadora nos dejó en la entrada y se retiró, dejándonos libres para explorar el área.

—Este lugar es impresionante —comenté, girando hacia Alexei mientras observaba el entorno más exclusivo.

Él asintió, su mirada atenta recorriendo los detalles del espacio. Luego, comenzó a hablar con un tono que mostraba su interés genuino en la conversación.

—Camil, me has dicho que tienes cierta experiencia con el dibujo. ¿Alguna vez has trabajado en retratos? —preguntó, su tono revelando un interés que no pude ignorar.

Lo miré con una mezcla de sorpresa y curiosidad. No esperaba que Alexei mostrara tanto interés en un aspecto tan personal de mi vida. Me permití sonreír ligeramente mientras respondía.

—Sí, he dibujado personas antes. Es un desafío capturar la esencia de alguien en un retrato, pero también es algo que me apasiona. Los retratos pueden revelar mucho más que simplemente una imagen —le expliqué.

Su expresión se suavizó, y pude notar una chispa de fascinación en sus ojos. Mientras hablaba, me permití observar a Alexei de cerca. La manera en que se movía y cómo sus ojos se iluminaban con el interés en nuestra conversación me parecía reveladora. Había una intensidad en su mirada, una concentración que contrastaba con su habitual frialdad.

—¿Y qué es lo que más te gusta de dibujar a las personas? —preguntó Alexei, inclinándose ligeramente hacia mí, su tono suave pero inquisitivo.




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