Lazos De Hielo Y Fuego

Capitulo 21

Camil

Me desperté al escuchar un murmullo creciente desde el pasillo, y antes de que pudiera abrir completamente los ojos, la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Mi madre, mi padre, Rodrigo y Alexei entraron cantando “Feliz cumpleaños” a coro, con una energía que me hizo sonreír instantáneamente.

Rodrigo llevaba un pastel decorado con flores de crema y una vela encendida, mientras Alexei, detrás de él, sostenía un ramo de mis flores favoritas. Mis padres aplaudían al ritmo de la canción, claramente disfrutando del momento.

—¡Feliz cumpleaños, hija! —exclamó mi madre, acercándose para abrazarme primero.

—Espero que este día sea tan maravilloso como tú, Camil —dijo mi padre, envolviéndome en un abrazo cálido después de mi madre.

—¿Lista para disfrutar de tu día? —preguntó Rodrigo, con su típico tono burlón, mientras depositaba el pastel en mi mesita de noche.

Alexei se quedó al final, mirándome con una sonrisa que hacía que todo lo demás desapareciera.

—Feliz cumpleaños, mi fénix —dijo suavemente, inclinándose para darme un beso en la frente mientras colocaba el ramo en mis manos.

—Gracias, a todos. De verdad, no esperaba esto —dije, sintiéndome abrumada por el amor y la alegría que llenaban la habitación.

Después de abrazarlos a todos, bajamos juntos al comedor. Cuando entré, me encontré con una escena que me dejó sin palabras: el lugar estaba decorado con globos de colores pastel y serpentinas que colgaban del techo, llenando el espacio de una atmósfera festiva.

La mesa estaba cubierta con mi desayuno favorito: panqueques esponjosos, fruta fresca, café caliente y todos los pequeños detalles que sabía que mi madre había planeado con esmero.

—Todo esto es para ti, Camil. Hoy es tu día, y queremos que sea especial desde el principio —dijo mi madre, mientras me guiaba hacia mi asiento.

Alexei se sentó a mi lado, y mientras desayunábamos, no podía evitar sentirme agradecida por tener a mi familia y a él conmigo. Este era, sin duda, el mejor comienzo de cumpleaños que podía imaginar.

Terminamos el desayuno entre risas y anécdotas, pero antes de que pudiera relajarme del todo, mis padres y Rodrigo se levantaron de la mesa, intercambiando miradas cómplices con Alexei.

—Ven con nosotros, hija —dijo mi padre, sonriendo mientras extendía su mano hacia mí.

—¿Qué están planeando ahora? —pregunté, divertida, pero me levanté y los seguí hacia la sala.

Al entrar, me quedé sin palabras. Frente a mí había una mesa llena de regalos, todos envueltos con esmero, cada uno con un toque personal que reflejaba quién lo había elegido.

—¡Feliz cumpleaños, otra vez! —dijo Rodrigo, haciendo un gesto exagerado mientras señalaba los regalos.

—Son para ti, Camil. Ve abriéndolos —añadió mi madre, con una sonrisa de orgullo.

Abrí el regalo de mi padre primero, un hermoso collar con un delicado colgante en forma de estrella. Lo abracé con fuerza, sintiendo su amor en el gesto.

—Gracias, papá. Es precioso.

Luego abrí el de Rodrigo, que resultó ser un libro antiguo de diseño que sabía que llevaba tiempo buscando.

—No está mal, ¿eh? —dijo, guiñándome un ojo.

—Es perfecto, Rodrigo. Gracias.

El regalo de mi madre era un conjunto de acuarelas profesionales que me había mencionado alguna vez. La abracé con fuerza, sintiéndome abrumada por su atención a los detalles.

Finalmente, miré a Alexei, que se mantenía en silencio, con una leve sonrisa en su rostro.

—¿Y tú? —pregunté, curiosa.

—Mi regalo es para esta noche, pero creo que valdrá la pena la espera —respondió, con esa voz profunda que siempre lograba desarmarme.

Después de agradecerles a todos, mi padre y Rodrigo se despidieron, disculpándose porque debían ir al trabajo.

—No te preocupes, hija. Nos vemos esta noche para continuar celebrando —dijo mi padre, dándome un beso en la frente antes de salir.

Mi madre se fue a la cocina, dejándonos a Alexei y a mí solos en la sala.

Él se acercó y tomó mi rostro entre sus manos, inclinándose para besarme suavemente.

—Feliz cumpleaños otra vez, mi fénix. Esta noche será especial, lo prometo.

Sonreí, sintiendo una calidez indescriptible en su gesto.

—No puedo esperar. Pero ahora iré a darme un baño para prepararme. Debo pasar un rato por la oficina.

Asintió, soltándome con suavidad mientras yo subía a mi habitación. Cuando llegué, mi teléfono vibró en mi mano, y al desbloquearlo, encontré un mensaje de Alexei.

"Te amo. Feliz cumpleaños, mi vida."

Sonreí, mi corazón latiendo más rápido al leer sus palabras. Cuando abrí la puerta de mi habitación, noté que Alexei caminaba hacia la habitación de invitados. Se giró por un momento, me lanzó una mirada y una sonrisa tranquila antes de cerrar la puerta.

Sacudí la cabeza, divertida por su actitud, y entré a mi habitación, lista para prepararme para el resto del día. Estaba segura de que este cumpleaños sería uno de los mejores de mi vida.




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