Lazos De Hielo Y Fuego

Capitulo 27

Camil

Semanas Después

El tiempo había pasado volando, y ahora solo faltaba un día para la boda. Me encontraba en mi despedida de soltera, rodeada de amigas cercanas y, para mi sorpresa, con Sofía, quien había aceptado venir después de un poco de insistencia de mi parte.

La reunión era tranquila, exactamente como la había planeado. Nada de fiestas alocadas ni sorpresas extravagantes, solo una noche relajada con música suave, comida deliciosa y muchas risas.

—Bueno, Camil, no puedo creer que mañana finalmente seas la señora Ivanok —dijo Paola, una de mis amigas más cercanas, levantando su copa para brindar.

—Yo tampoco lo creo —respondí con una sonrisa mientras levantaba mi propia copa.

—Aunque, honestamente, tú ya actúas como si estuvieras casada con él desde hace meses —bromeó otra de mis amigas, lo que provocó una ronda de risas.

Sofía, que estaba sentada a mi lado, sonrió discretamente mientras jugueteaba con su copa. No pude evitar notar su expresión más relajada, como si hubiera encontrado un poco de calma después de todo lo que había pasado con Rodrigo.

—¿Y tú, Sofía? —pregunté, inclinándome ligeramente hacia ella. —¿Cómo va todo con mi hermano?

Ella se sonrojó ligeramente, pero no evitó mi mirada.

—Estamos… probando las aguas. Rodrigo es… insistente, pero de una manera encantadora. Estoy dándole una oportunidad para demostrarme que realmente ha cambiado.

Sonreí, sintiéndome genuinamente feliz por ellos.

—Eso me alegra mucho. Sé que Rodrigo puede ser un caos, pero tiene un buen corazón, y si está contigo, es porque realmente le importas.

—Gracias, Camil —respondió con una sonrisa cálida. —Y, hablando de eso, me alegra estar aquí contigo en un momento tan importante.

—Yo también me alegro de que estés aquí. Y, quién sabe, tal vez pronto tú y Rodrigo sean los próximos en dar este paso —dije con un guiño, lo que provocó que Sofía se riera mientras negaba con la cabeza.

La noche continuó entre risas, conversaciones y recuerdos compartidos. Aunque faltaba solo un día para la boda, me sentía tranquila, rodeada de personas que amaba y sabiendo que estaba a punto de comenzar un nuevo capítulo con Alexei. Y, por supuesto, con la posibilidad de que Sofía se convirtiera oficialmente en parte de nuestra familia.

La noche transcurría tranquila, tal y como lo había planeado. Las conversaciones fluían, las risas llenaban la sala, y me sentía rodeada de amor y apoyo en uno de los momentos más importantes de mi vida. Sin embargo, mientras terminaba mi copa de vino, noté que Paola, mi amiga más cercana, se levantó con una sonrisa que delataba que algo estaba tramando.

—Muy bien, chicas, es hora de la sorpresa —anunció, aplaudiendo para llamar la atención de todas.

—¿Sorpresa? —pregunté, levantando una ceja.

—Por supuesto, Camil. No podíamos dejar que esta noche fuera completamente tranquila. Necesitábamos algo memorable, algo… extravagante —dijo, haciendo un gesto dramático mientras las demás amigas comenzaban a reírse.

Antes de que pudiera preguntar más, las luces de la sala bajaron ligeramente, y la puerta principal se abrió. Entraron dos hombres vestidos de gala, llevando una gran caja decorada con lazos dorados. La colocaron en el centro de la sala y se retiraron con un gesto teatral.

—Paola, ¿qué es esto? —pregunté, entre divertida y nerviosa.

—Tienes que abrirla para descubrirlo —respondió, cruzando los brazos y sonriendo como si fuera un genio malvado.

Con cierta duda, me levanté y me acerqué a la caja. Sofía, sentada a un lado, observaba la escena con una mezcla de curiosidad y diversión.

—Si es algo raro, Paola, juro que te lo devolveré —dije, señalándola antes de tirar del lazo.

Cuando abrí la caja, un confeti dorado salió disparado, junto con globos que llevaban escritos mensajes como “¡Vas a ser una novia espectacular!” y “¡Disfruta tu última noche de soltera!”.

Sin embargo, lo que realmente me dejó sin palabras fue lo que estaba en el fondo de la caja: un vestido de seda rojo, acompañado de un par de tacones brillantes y una nota que decía:

"Para que brilles aún más esta noche. Todo está listo afuera."

—¿Qué significa esto, Paola? —pregunté, sosteniendo la nota y mirando el vestido.

—Significa que nos vamos, querida. Hay una limusina esperándonos y un reservado en uno de los mejores lugares de la ciudad. No acepto un no por respuesta.

—¡Paola! —protesté, aunque no pude evitar reírme. —Dijimos que esta sería una noche tranquila.

—Y lo ha sido, hasta ahora. Pero es tu despedida de soltera, Camil. Una noche tranquila no es suficiente para ti.

Las demás comenzaron a animarme, aplaudiendo y gritando. Incluso Sofía, que al principio parecía tan tranquila como yo, terminó uniéndose al entusiasmo.

Suspiré, rindiéndome ante la energía del momento.

—Está bien, pero si algo se sale de control, Paola, será tu responsabilidad.

Ella sonrió triunfante.




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