Capítulo 2:Mi instinto la reconoció primero

Liam

La mayoría de los humanos en esa sala no podían oler el miedo, la mentira o la atracción. Yo sí.

Estar en un lugar cerrado, rodeado de perfumes, trajes y conversaciones huecas, era un castigo. Pero debía estar ahí. Tenía que mantener las apariencias. El apellido Blackthorne era poderoso en ambos mundos: el de los humanos y el de los míos.

Y entonces, el aire cambió.

Mi lobo, dormido dentro de mí, se tensó de pronto. Susurró una palabra en mi mente, como un eco primitivo: "ella."

La vi. Cruzando la sala como si no perteneciera del todo a ella. Cabello oscuro recogido con elegancia, cuello largo, ojos que parecían contener océanos. Hermosa, sí. Pero no era solo eso. Era más.

La reconocí.

Mi pareja.

El destino finalmente hablaba, y lo hacía con violencia. Mi pecho se llenó de calor, mis sentidos se agudizaron, y tuve que contenerme para no correr hacia ella, tocarla, olerla, decirle que me pertenecía.

Pero no podía hacerlo.

No aún.

Ella no sabía nada. No del mundo al que yo pertenecía, no de los lazos del alma, no de los peligros que atraía con solo existir.

No podía decírselo, ni reclamarla.

Mi mirada se encontró con la suya. Por un momento, todo el ruido del salón desapareció. Ella lo sintió también. Lo vi en sus ojos: el desconcierto, el fuego repentino.

Y eso bastó para que supiera que estaba en peligro.

Porque si yo la había sentido... otros también podían hacerlo.

Me alejé al balcón, necesitando aire. Necesitando controlarme. Pero cuando escuché sus pasos suaves detrás de mí, supe que esto apenas comenzaba.