Liam
Desde que Isla me vio transformado, mis noches fueron insomnio y ansiedad.
No porque me rechazara. Todo lo contrario.
No me temía.
Y eso era preocupante.
Evelyn lo notó al instante.
—Su energía está cambiando —me dijo, observando el bosque desde el ventanal de la casa—. Ya no es solo humana.
—¿Qué significa eso?
—Que hay más en ella de lo que creías. Su sangre… su alma… está despertando.
No quería oírlo. Si Isla era algo más, si tenía un legado oculto, eso podía ponerla en peligro. El Consejo no acepta bien lo que no puede controlar. Y ya había sido advertido.
Horas después, un cuervo negro se posó en mi ventana.
Llevaba un mensaje atado a la pata.
Convocatoria formal. Consejo de la Luna. Tema: La humana.
Se me heló la sangre.
Sabía lo que eso significaba.
O la protegía… o la perdería.
Corrí a verla. Cuando llegué, ella estaba sentada en el porche, con la mirada perdida.
—Soñé con una mujer de ojos dorados —me dijo antes de que hablara—. Y sentí... algo dentro de mí responderle. Liam, ¿qué me está pasando?
No quise mentirle más.
—No solo eres mi compañera, Isla. Eres descendiente de una línea olvidada… una que los lobos han temido durante generaciones.
Ella me miró, con los ojos llenos de preguntas y un atisbo de fuego.
—Entonces es hora de recordar quién soy.