Liam
Cuando sentí el cambio en el aire, supe que había comenzado. Me había alejado como me ordenaron, pero cada fibra de mi ser me empujaba de vuelta a ella.
Mi lobo estaba inquieto. Agitado.
Corrí hacia el claro sin pensar. Lo que vi me dejó sin aliento.
Isla estaba en el centro, de pie, envuelta en luz plateada. Su cabello flotaba como si el viento la adorara. Las marcas brillaban en su piel, y sus ojos… eran los de una reina.
No una reina humana.
Una reina loba.
El Consejo estaba mudo. Nadie se atrevía a acercarse. Incluso Evelyn parecía sorprendida.
—¿Qué es esto? —pregunté, sin aliento.
La líder del Consejo bajó la cabeza.
—Ella no es solo tu pareja, Liam. Es descendiente directa de la Primera Hija de la Luna. Un linaje que creímos extinto.
Me quedé inmóvil.
Isla me miró, y por primera vez… vi al lobo en sus ojos.
Ella dio un paso hacia mí. No temblaba. No dudaba.
—Ya no necesito que me protejas, Liam —dijo suavemente—. Pero quiero que estés a mi lado cuando cambie este mundo.
Y entonces lo supe.
Ella no había sobrevivido el ritual. Había renacido.