Liam
El rugido que solté cuando Isla llegó a la casa herida sacudió los muros.
La tomé entre mis brazos, revisando su cuerpo con desesperación. No sangraba. Pero había marcas en su cuello, y el brillo dorado en sus ojos todavía no se apagaba.
—¿Quién fue? —pregunté con la voz rota.
—Lucien —respondió ella—. Intentó matarme.
Todo dentro de mí se rompió.
Reuní al Consejo esa misma noche. No les di opción.
—¡Atacar a mi pareja es atacar a mí! —grité, con la furia de generaciones corriendo por mis venas—. Y si alguno de ustedes piensa que me quedaré mirando mientras intentan destruirla… entonces que lo diga ahora. Y que lo enfrente.
Silencio.
Lucien no estaba presente. Se había escondido. Cobarde.
Evelyn se puso de pie. Su mirada recorría a los demás como cuchillas.
—Ocultar un ataque es traición. Proteger al agresor también. A partir de esta noche, quien no jure lealtad a la unión de Liam e Isla... se considerará enemigo de la manada Blackthorne.
Algunos bajaron la mirada.
Otros, se marcharon.
Y supe entonces que ya no se trataba solo de protegerla. Se trataba de elegir entre el pasado… o el futuro.