Isla
La sala estaba en silencio absoluto mientras todos esperaban nuestra decisión sobre Markus.
Sentí el peso de cada mirada clavada en mí.
Sabía que esta elección definiría no solo nuestro presente, sino el futuro de la manada.
—No podemos simplemente expulsarlo —dije con firmeza—. Su hermana es rehén. Él no es un enemigo; está atrapado en medio de esto como nosotros.
Algunos mostraron dudas. Otros, miedo.
Liam asintió y agregó:
—Propondremos un trato. Nos ayudará a rescatar a su hermana, y a cambio, le damos una oportunidad de redención.
La tensión se disipó un poco.
Markus respiró con alivio, pero yo vi la lucha interna en sus ojos.
Sabía que no todos confiarían en él, pero a veces, la fuerza de una manada está en perdonar lo imperfecto.
Durante los días siguientes, entrenamos sin descanso y trazamos un plan para el rescate.
Mientras tanto, la luna llena se acercaba y con ella, la batalla decisiva.