¿Lennei? Estoy demasiado confundida en este momento como para detenerme a pensar en que quizás, este muchacho, se ha confundido total y completamente de persona. El pulso aún se encontraba demasiado alto, podía sentirlo porque juraría que se me saldría el corazón por la garganta. Pude vislumbrar como el muchacho de ojos mieles se incorporaba y recorría la estancia de mi casa en busca de algo. Comprendí de qué se trataba cuando la luz inundó cada rincón de y me permitió ver con horror cómo el cuerpo de aquella criatura yacía sobre la madera de mi casa con un corte certero en la yugular. Sentía que hiperventilaría. Es más, sentía la necesidad de abrir los labios para poder pasar mucho más oxigeno hacia mis necesitados pulmones.
–¿Qué era eso? – Sí. Finalmente me atreví a preguntar.
–Un elfo oscuro. –
¿Qué..Demonios?
Exhalé de forma casi incrédula. ¿Acaso alguno de mis amigos había contratado una comedia para hacerme olvidar la miserable vida en la que encontraba?
–Ajá. Un elfo oscuro. ¿Entonces tú eres uno normal? –
–No seas tonta. Te lo diré a su debido tiempo. Por el momento tenemos que salir. ¿De acuerdo? No tardarán en rastrear a este y venir con refuerzos. –
No. Es que todo estaba mal. ¿De qué diablos estaba hablando este muchacho? Y lo que era peor. ¿Acaso no se daba cuenta de que había un cadáver en mi sala?
–No. Creo que el tonto aquí eres tú. ¡¡Acabas de asesinar a una persona en mi casa!! Joder... ¿Cómo le explicaremos esto a la policía? ¿Tienes idea de que esto me pone en un gran predicamento? – Porque sí, lo hacía. Buscarán mis registros, comprobarán que soy una persona que está pasando por una fase luctuosa y pensarán que me volví loca y llegué a atacar a alguien en un ataque probablemente psicótico o quien sabe qué otras sandeces.
Ojos mieles se pasó una mano por su rebelde cabello oscuro. Me miró algo confundido y divertido. Como si para él tuviera todo el significado del mundo.
–Está bien. Está bien. Creo que estás algo conmocionada y que debo dejar que comprendas esto poco a poco, al momento en el que suceda. Solo espero tener suficiente tiempo para huir cuando sea el momento. – Fue lo que dijo. De forma calmada, se acercó a mí y se inclinó a mi lado derecho. Tomó asiento de forma despreocupada y solo contempló el cuerpo inerte en silencio.
Suficiente. Empezaba a desesperarme más de la cuenta. Estaba demasiado nerviosa como para comprender la situación. Por lo que solo me incorporé algo nerviosa. Bien. Alguna vez había visto mentes criminales, había leído libros incluso. ¿Qué necesitaba en primer lugar? Algo con qué limpiar, desinfectante. Quizás algo de cloro y un par de guantes. En cuanto me dispuse a ir en busca de los utensilios de limpieza me quedé inmóvil cuando el cuerpo empezó a desvanecerse poco a poco delante de mis ojos. Se hacía polvo, como si fuera una mala jugada de mi cerebro. Por un momento me quedé como una imbécil, intentando comprender. Tratando de encontrar alguna lógica razón que me dijera qué estaba ocurriendo; sin embargo no la encontraba. No. No lo encontraba.
–¿Ahora sí podemos irnos? –Nuevamente habló el muchacho sentado sobre mi piso.
–¿Qué... Demonios acaba de suceder? –Lo pregunté muy calmadamente posible. Me encontraba demasiado alterada que sentía que en cualquier momento gritaría o me volvería loca.
Ojos mieles suspiró. Dejó su espalda recargada contra la pared y me miró. – Se desvaneció. –
Asentí. – Vale. Se desvaneció. ¿Por qué? – Nada tenía sentido. Y la forma tan expresiva de este hombre empezaba a desesperarme.
–Te dije que era un elfo. Cuando los elfos mueren vuelven a ser nada. Son uno solo con la naturaleza, aun cuando son elfos oscuros. Su esencia está ligada a la tierra, a la naturaleza. – De acuerdo. Todo esto empezaba a ser demasiado incomprensible.
–No comprendo nada de lo que me estás diciendo. Y no entiendo por qué quieres que vaya contigo. ¿Puedes solo... Irte y dejarme digerir sola todo esto? –
Ojos mieles frunció el ceño Pude ver el atractivo de su rostro cuando presentó esa expresión.
–No. Tengo que llevarte conmigo. No puedo protegerte si me voy. –
–Por favor... Solo quiero estar sola. No sé quién te ha contratado. O qué agencia te ha traído para armar todo este teatro. Ha resultado muy bien, por un momento me he olvidado de todo lo que me ha ocurrido, pero ahora... Solo quiero quedarme sola. – Él pareció dudar. Veía la preocupación en su rostro. Y nuevamente sentí fastidio. Empezaba a sentirme inútil. Siempre defendida, siempre buscando consuelo.
Pero la determinación de Ojos mieles era severa. Porque no se inmutó. Ni siquiera quiso levantarse. Por lo que solo tomé mi bolso y abandoné mi casa. Era lo más correcto. Después de todo estar encerrada allí solo me ahogaría. Empezaba a ahogarme. Siempre he pensado que hay un límite para llorar cada día. Podemos llorar hasta el cansancio, hasta que no podamos sollozar más. Hasta que las lágrimas no rueden más. Pero en ese momento sentía que mi teoría se iba a la basura. Me sentía cansada. Cansada de llorar, cansada de recordarlo todo. Si aquella noche hubiese llegado antes... Si tan solo hubiese hecho más por mamá en vez de ir por mi cuenta. Si hubiese sido ese equipo de dos que ella esperaba... Si hubiese sido así, probablemente ella no se hubiese ido. Probablemente si hubiera entregado más, ella estuviera conmigo, diciéndome lo mucho que me ama. Abrazándome. Dándome los buenos días con esa sonrisa. Enviándome tonterías por medio del teléfono como solía hacer. Estoy cansada.