Lazos de Sangre

4. Nuevos horizontes Parte 1

No estaba. Ella no estaba allí. Sentí que estaba a punto de derrumbarme nuevamente. ¡Habían profanado el descanso de ella por culpa de la maldita cosa del sello!. Lo que sea que estuvieran buscando pensaron obtenerlo con los restos de mamá. Itzan me miró con algo de sigilo, cuidadoso. Sentí preocupación en su mirada y odié sentirme así. Odié su compasión. El cómodo silencio acogedor que había construido ahora se encontraba derrumbándose en miles de pedazos.

–Vamos. Tenemos que cubrir esto. Pronto amanecerá y debemos irnos. – Asentí a sus palabras, tragándome la amargura de tener que cubrir una tumba vacía que probablemente aún continuaría recibiendo a las amistades de mi difunta madre. Un nicho que no contenía sus restos, un lugar en donde ella no estaba. Tenía razón, pronto amanecería y yo no había pegado un ojo en toda la noche. Aún con un día como aquel en donde había tenido que enfrentar el pésame de mis compañeros en la universidad. En donde había escuchado sus maravillosos planes y yo aquí, retenida por un ciclo más y, además de ello, ahora cargando con una especie de maldición que me tiene atada a la causa de la muerte de mamá.

Eran muchas cosas para comprender. Necesitaba tiempo, necesitaba comprender todo lo que había ocurrido. Ayudé a Itzan a reacomodar la caja vacía de mamá, el dolor de mis manos de alguna forma castigaba mi alma. Era como una deliciosa tortura la que mantenía. Continué la labor con la vívida promesa de pronto volver a depositar sus restos allí a donde pertenecían.

–Hey, ¿a dónde vas? – Me sentía demasiado cansada como para continuar discutiendo sobre ir o no ir a mi casa. Por lo que solo lo miré de soslayo.

–A mi casa. Necesito dormir. Pero primero debo ir a la universidad a... No lo sé. Supongo a terminar de dar la cara en lo que culmina este ciclo. – Ni siquiera sabía por qué le estaba contando esto a él. Apenas lo conocía.

–Puedes quedarte en mi casa. –

Lo miré con una expresión casi irónica. – ¿Esa en donde el polvo me lleva volando? No, pero gracias. Estoy bien. No me harán daño. Me quedaré con... Una amiga. Si eso te hace sentir más "tranquilo" – Sí, con las comillas y todo.

–Adelante. En ese caso no te detendré. Pero continuaré siguiendo tus pasos. Lennei. – Le hice un gesto de adiós con la mano algo desganado y solo me encaminé a las calles de la ciudad siendo acariciada por los cálidos rayos de sol que apenas reemplazaban a la oscuridad. Mi primera trasnochada sin estudiar o irme de fiesta. Vaya mierda.

Sentía que lo primero que tenía que hacer era comprar un café. Un buen café que me despertara y que me reanimara totalmente. Masajeaba mi cuello de forma ligera a medida que caminaba por la calle y ubicaba la primera cafetería que abriera temprano por la mañana. Me adentré en las instalaciones del establecimiento, era acogedor. Tenía un decorado verdoso y marrón y el aroma al dulce expreso por la mañana era como la mismísima batería que necesitaba para sobrevivir. Claro, con una buena dosis de cafeína, ¿quién no sobrevive?

En lo que esperaba mi café me dieron unas profundas ganas de comprar un dulce de calabaza, después de todo no había desayunado. Encargué uno en la caja con el dependiente que me atendió. Su buen humor de alguna forma me contagió y me sentí menos miserable el día de hoy. 

–Nos volvemos a ver, señorita. – Voltee en cuanto escuché aquella voz. Le dediqué una sonrisa de boca cerrada. –Ya pensaba que nos volveríamos a ver en el puente como es habitual. –

–Esta vez no hay puente. Tan solo yo y un buen café. –Mencioné a medida que elevaba el recipiente de cartón térmico contenedor del néctar de cafeína.

–¿Te encuentras bien? Me preocupé un poco con tu retorno anoche, sola. – Oh sí. Y vaya que novedad hubiera sido que Dean me acompañase a casa con todo el lío que se armó.

–Sí. Sí yo... –Tomé una gran bocanada de aire y solo exhalé. – Sí. Estoy bien. Estaré bien. Ya sabes. Solo es una etapa. Son momentos difíciles. ¿Y tú? ¿Qué tal tus... Clases poco usuales? – Si mal no recordaba él me había comentado sobre ello la noche anterior.

Dean contuvo una risa entre dientes, pronunciando una muy atractiva media sonrisa. –Perfectamente bien. Se comienza como se puede. Pero hasta ahora marcha más que bien. –Me fijé en que Dean era un chico que vestía con bastante estilo. Cabello despeinado y esos ojos azules que fascinaban demasiado a cualquiera. – Hoy promete ser un día bastante soleado, aprovéchalo. – Me dijo antes de colocarse un par de lentes de sol, tomar su café y abandonar el establecimiento.

Bien. Tenía que enfrentar el día de hoy de la mejor forma. No me sentía lista para afrontar la pena en los demás. No me sentía lista para ver cómo me miraban con pena. A medida que caminaba hacia la universidad, me llenaba de la suficiente paciencia como para tolerar con una sonrisa fingida cómo todos me decían «Lo siento, espero lo superes»Maldita sea. No. No puedo superar esto tan pronto. Di un sorbo a mi café a medida que avanzaba hacia la puerta del campus.



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En el texto hay: adolescentes, vampiros, sobrenatural

Editado: 11.09.2023

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