Lazos de Sangre

Capítulo 8

Rose.

Desperté unos minutos antes de que el despertador sonará, más que lista y con mayor energía para comenzar mi nueva vida en este lugar.

Me dirigí hasta el baño para hacer mis necesidades y tomarme una buena ducha caliente, en cuanto termine salí y camine hasta el armario para vestirme con el uniforme.

Observe con mas detenimiento está vez, la noche anterior no le había prestado tanta atención. 
La camisa era de bordo oscuro, casi como el vino tinto; la falda era azul oscuro a juego con la corbata. Los botines negros me encantaron. No era nada de otro mundo y me gustó bastante.

En cuanto termine de vestirme mire mi reflejo en el espejo, decidí llevar el cabello suelto. Y tome el  bolso prestado junto con los libros y demás materiales que usaría. 
Mi estómago rugío con hambre y esperaba poder comer algo antes de empezar las clases.

Salí por el pasillo viendo que no era la única que se había levantado a esta hora y camine con tranquilidad hasta uno de los grandes salones donde habían más estudiantes reunidos antes de entrar a clases.

El lugar era increíble.

No había otra palabra para describirlo. Algunas plantas exóticas ocupaban las esquinas y otras colgaba del techo. Lo que mas me gustaba era el gigantesco comedor, las mesas brillantes y recién pulidas. Algunos máquinas expendedoras adornaban en toda la sala y los víveres ocupaban el lado izquierdo.

Luz natural ingresaba de a través de los ventanales de vidrio que llegaban al techo. Pudiendo apreciarse el espeso bosque de los alrededores y más allá las colinas verdosas.
En la parte de afuera también podías sentarte y comer viendo el hermoso paisaje. Y más allá podía apreciar los demás edificios.

Este lugar era sacado de un sueño.

De día era hermoso, pero de noche... de noche era mágico.

Me coloqué en la fila para poder retirar mi desayuno en cuanto saque el número de la lista siendo consiente de la mirada del grupo a mi izquierda . No me molestaba, así sería por un tiempo ya que era la nueva. Me había enfrentado a cosas peores que a unos niñitos de secundaria.

Mi turno en la fila había llegado finalmente y tome lo primero que se me antojó. Dos sándwiches de jamón y un café sin azúcar para poder recargar energias. Camine hasta una de las mesas vacías justo a lado del ventanal que daba al patio y comenzar a devorar mi comida.

Mi boca se hizo agua al sentir el sabor del queso derretirse en mi lengua. Y juro que casi suelto un gemido vergonzoso.

Me perdí en mis pensamientos y no me percaté de la sombra de pie frente a mi asiento. Un poco sorprendida, alce lentamente la mirada para toparme con unos ojazos verdes que conocí el dia anterior.

Sus ojos no dejaron de mirarme y pude apreciar lo brillantes y llamativos que eran. Nunca había visto ese color en alguien.

—Lamento interrumpir —Pronunció sin dejar de quitarme los ojos de encima. Sin embargo, su semblante parecía todo lo contrario a sus palabras transmitiendome en silencio que no lo sentía en absoluto.

—No tienes porqué mentir.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios y se sentó sin inmutarse de la mirada de muerte que le di.

—¿Cómo amaneciste? —pregunto, su semblante se relajó y pareció curioso por mi bienestar.

Mire mejor su aspecto.

Jace llevaba vistiendo casual está mañana, nada comparado con lo que vestía ayer enfundado en su traje de cazador. Llevaba usando una camiseta negra de mangas cortas y Jean a juego con unas botas militar. Su cabello iba despeinado y el brillo en sus ojos era algo que nunca había visto. Tan chispeante y vivo que envidie.

—Bien  —le contesto.

Sus ojos se dirigen a mis manos que aferran con fuerza la taza caliente. Ni siquiera me afecta el calor. Pero me obligó a relajarme en su presencia.

—Estas a salvo aquí —Musita—. No tienes por que temer.

Me sonrojo con evidencia.

—Entiendo.

Llevo la taza a mis labios para dar un buen trago. El café quema mi lengua pero no le doy mucha importancia.

—¿Hace cuanto que huías?

Regreso mis ojos a él.

Un poco sorprendida de su poco tacto. La mayoría de las personas siempre me molestaban con respecto a eso pero aprendí a no darle importancia.

Soy como soy y no pido perdón. La arrogancia está en mi sangre, al igual que el orgullo.

Esos son mis pecados.

Sin embargo no quiero fingir. Así que me decido a contarle todo.

—Ibby y yo huímos por casi una semana hasta que nos encontraron en aquel bosque.

Algunos recuerdos de aquella noche me invaden. Me estremezco.

—Nos encontrábamos durmiendo cuando ellos atacaron nuestro campamento.

La sensación fue la misma que sentí aquella noche al despertar con sus gritos. Recordaba haberla perseguido pero mi velocidad no se comparaba con la de ellos. Todavía desconocía la verdad del porqué se la llevaron.

—Lamento escuchar eso.

Asiento en respuesta y me concentro en terminar mi sándwich.

Él hace lo mismo. Ambos permanecemos en silencio por varios segundos hasta que no lo soporto. Trago el resto de mi sándwich si  importarme que me vea comer como un ogro.

—Anoche conocí a tu amiga 
—comento.

Esta sorprendido.

—¿Ellie?

—Si, ella misma, es agradable.

Parece relajado ante esa mención.

Observo fascinada como juega con mi cuchara. Por alguna razón evita hacer contacto con mis ojos. Me pregunto por que. Luego me obligó a relajarme porque se que estoy comportándome como una tonta al desconfiar demasiado.

Siempre fuí una persona muy perceptiva. Así que la mayoría de las veces me dejó llevar por mi instinto. Mi padre siempre solía decirme que es lo único que me evitaría caer en problemas. Es mi guía en batalla y nunca fallaba en mi objetivo.
Pero Jace se ve confiable así que se que puedo confiar en él con mi seguridad. Se que no permitirá que nada me pase.

Ese es su trabajo.




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