Lazos de sangre : escuadrón 7

Lazos de sangre : escuadrón 7 - CAP 4

​Capítulo 4.​Demencia

​El silencio denso que siguió a las palabras de Tony se rompió con un sonido seco.

​—Levántate, Rock —ordenó Tony, sin mostrar emoción. Había visto la desesperación genuina y la lealtad pragmática en los ojos del mercenario.

​—Si sobrevives, serás nuestro. Si mueres, habrás fallado a tu hija por una ambición patética —sentenció Tony. Sin esperar respuesta, su forma comenzó a cambiar. Sus dientes se alargaron, sus ojos brillaron, y un colmillo afilado se hundió en el cuello de Rock.

​La tarde se convirtió en noche. Rock había sobrevivido a la primera etapa. Estaba débil, pero vivo. Luka y Darío lo supervisaban en un sector aislado de la base.

​—El alfa es brutal, pero justo. Le dio lo que quería —murmuró Darío.

​—No. Le dio el infierno —corrigió Luka, sabiendo lo que venía.

​El cielo estaba despejado. La luna llena, un disco de plata pura, se elevaba, derramando su luz sobre la base Lycan.

​Mientras el Escuadrón 7 se preparaba, la alarma sonó.

​—¡Invasión! ¡Presencia de Valpuris de alto rango! —gritó un guardia por la radio.

​Tony sintió la explosión de rabia del atacante.

​—¡Escuadrón 7 en posición! ¡Luka, Darío, aseguren el perímetro! ¡Lía, conmigo! —ordenó Tony, desenvainando sus dos espadas.

​El atacante irrumpió con una ferocidad inaudita. Era Dimitry, sus ojos carmesí buscando venganza y a su viejo amigo.

​El ataque de Dimitry no era una invasión; era una incursión personal. Luka se congeló al ver el rostro transformado de su viejo amigo.

​—¡Dimitry! —gritó Luka.

​Dimitry, al ver a Luka, se detuvo, su sonrisa psicópata se torció. —¡Luka! No solo sobreviviste al Lycan, sino que te uniste a ellos. ¡Te convertiste en la bestia que te mató!

​—Yo... Yo morí, Dimitry. Me salvaron —intentó explicar Luka.

​—¡Mentiras! Te convirtieron. Y mi hermano lidera esta farsa —rugió Dimitry, desenvainando un sable Valpuri y lanzándose contra Luka.

​El combate fue rápido y brutal. Dimitry era superior en velocidad y en el odio que impulsaba cada golpe. Luka, aunque poderoso, luchaba contra el fantasma de su amistad.

​En el fragor del duelo, Dimitry logró un golpe devastador: hundió la punta de su sable Valpuri en el rostro de Luka. Luka soltó un grito de dolor, cayendo de rodillas con la mano cubriendo su ojo izquierdo, la sangre brotando entre sus dedos.

​—¡Luka! —gritó Tony, que se había abierto paso entre los Valpuris menores.

​El Comandante Garra, sin dudar, se interpuso entre Tony y un grupo de Valpuris que intentaban flanquearlo. Garra usó su gran hacha de guerra, moviéndose con la sabiduría y fuerza de la experiencia, bloqueando y desmembrando a los atacantes para darle tiempo a Tony.

​Mientras tanto, Darío, en su posición elevada, no podía usar su francotirador contra Dimitry debido a la confusión, pero disparaba proyectiles de alta velocidad diseñados para paralizar a los Valpuris menores. Sus balas certeras detuvieron la segunda oleada de apoyo.

Lía, impulsiva y furiosa por el ataque a Luka y por la pérdida de Maira, se lanzó contra Dimitry antes de que Tony pudiera alcanzarlo. Desenvainó sus dos espadas cortas, buscando venganza.

​—¡Maldito chupasangre! ¡Vas a pagar por Maira! —gritó Lía.

​Dimitry, aunque sorprendido por el asalto furioso de Lía, se burló. —Vaya, la cachorra del alfa. Demasiado lenta.

​Dimitry desvió con facilidad las espadas de Lía y la golpeó en el estómago, lanzándola contra una pila de escombros. Lía se levantó, jadeando, pero su ira no le permitía retroceder.

​La luna llena alcanzó su punto más alto. Para Tony, era la fuerza; para Rock, era la demencia.

​Rock, en la enfermería, terminó de transformarse. Su forma Lycan era primitiva, inestable, y gigantesca. Rompió las paredes y se lanzó hacia el combate, no con estrategia, sino con el instinto ciego de una bestia herida.

​El Lycan primitivo (Rock) no reconoció a nadie. Pero su furia lo dirigió hacia la mayor fuente de amenaza: Dimitry. Embistió al Valpuri con una fuerza desmedida.

​La aparición de la nueva bestia, caótica y sin patrón de ataque, desestabilizó a Dimitry, que era experto en leer los movimientos Lycan. Dimitry luchaba con su sable, pero el nuevo Lycan era indomable.

​Dimitry, aprovechando una pausa, logró hundir su daga oculta en el costado de Rock. La herida desvió brevemente a la bestia. Tony, que había estado esperando el momento, se lanzó contra Rock con la jeringa sedante.

​Tony hundió el sedante concentrado en el cuello de su nuevo recluta. Rock rugió, se tambaleó y colapsó, volviendo lentamente a su forma humana.

​Dimitry, gravemente herido y exhausto, también se desplomó.

​Tony corrió hacia Luka, mientras Sofía se apresuraba a asistirlo. Luka tenía la mano presionada sobre el ojo, la sangre empapando su uniforme.

​—Estoy bien, Tony... Solo... necesito un parche —murmuró Luka con voz débil.

​De repente, una risa áspera y desquiciada rompió el silencio. Provenía de Dimitry.

​El Valpuri se levantó a medias, escupiendo sangre. Sus ojos carmesí llenos de una alegría aterradora.

​—Ja... ¡Jajajaja! Tony... ¡Viste morir a Maira! Y ahora... has convertido al humano en un animal que no puedes controlar. ¡Y Luka... Luka es mío! ¡Él me pertenece, no a ti, Lycan! —gritó Dimitry.

​Su risa explotó en una carcajada de pura demencia. Se puso de pie, su forma Valpuri ya recuperada, mirando a Tony con una promesa de muerte que superaba el odio.

​—¡Esto no es más que el inicio, hermano! ¡Disfruta de tu tregua! ¡Pero te juro que los volveré a ver!

​Dimitry se desvaneció en la oscuridad, dejando un rastro de sangre y la inquietante resonancia de su risa de loco. El Valpuri no estaba derrotado; solo estaba roto y, con ello, más peligroso que nunca.




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