Lazos De Sangre Y Luna

Capitulo 41: Semillas De Confusión

El eco del pasado comenzó a marchitar la raíz del presente.

Sariah caminaba por el Salón de los Ecos, un espacio consagrado a la preservación de la historia oral de Lumenor. Las paredes, cubiertas de cristal de memoria, transmitían los relatos de los antiguos como si fueran visiones. Pero algo no cuadraba.

—Reproduce el fragmento de Serena —ordenó.

El cristal titiló. El aire cambió de temperatura. Frente a Sariah apareció la proyección de su antepasada… o eso debería haber sido. Porque la Serena de ese recuerdo no lideraba a los clanes, no sellaba el eco. No había fuerza ni amor en su voz. Era una traidora. Una bruja sedienta de poder. Una enemiga del equilibrio.

—Esto no es real —susurró Sariah, con los puños apretados—. Esto fue alterado.

—No solo ese —agregó Elandra, apareciendo a su lado—. Muchos relatos han sido contaminados. Las versiones varían. Algunos juran que Kael fue el verdadero elegido. Otros dicen que tú misma naciste de un experimento prohibido.

Sariah sintió un estremecimiento. La desinformación no era solo una amenaza ideológica; era una grieta mágica. La manipulación del recuerdo colectivo alteraba la esencia misma del plano espiritual.

—¿Quién podría hacer algo así?

Elandra dudó antes de responder.

—Solo alguien que haya vivido antes del pacto de contención. Alguien con acceso a la biblioteca velada… o peor aún: a las memorias oscuras.

Sariah no necesitaba más pistas. Había sentido una presencia en el plano del velo. Algo que no era parte del eco, pero que lo manipulaba. Como un titiritero detrás del telón.

—Debemos advertir a los clanes —dijo Sariah—. Deben unirse antes de que la duda los fragmente.

Elandra posó una mano en su hombro.

—Y si ya lo están… ¿qué harás?

—Entonces les mostraré la verdad.

La primera señal llegó desde el Clan de la Estepa.

Una caravana de emisarios llegó al día siguiente, portando documentos que afirmaban que la verdadera profecía no hablaba de una heredera del eco, sino de un “renacido del linaje oculto”. El texto estaba grabado en piedra lunar y parecía antiguo… pero Sariah detectó las incongruencias.

Las runas usadas eran propias del siglo del exilio, no de la era de Serena. Y además, contenía términos que solo habían surgido después de la creación del plano del velo.

—Esto es una falsificación sofisticada —dijo Sariah, arrojando la piedra sobre la mesa del Consejo—. Una hecha por alguien que conoce las estructuras de nuestro tiempo y las del pasado.

Los líderes presentes intercambiaron miradas desconfiadas.

—¿Y tú cómo sabes eso? —preguntó uno de ellos, un alfa joven del Clan del Manto Sombrío—. ¿Acaso no podrías estar ocultando fragmentos de esa misma historia?

El ambiente se tensó. Sariah lo vio: la duda estaba sembrada.

En los días siguientes, comenzaron a llegar más señales de una conspiración. Bibliotecas enteras reportaban pérdidas de textos clave. Las visiones de algunos oráculos eran perturbadas por sueños inducidos. Los ancianos del norte comenzaron a predicar que “la heredera había traído desequilibrio”.

Sariah se reunió con su círculo cercano: Elandra, Kaelen —el descendiente de Kael, ahora su aliado más fiel—, y tres sabios de distintos clanes. Mostró la evidencia.

—Alguien está atacando nuestra memoria. No con fuego, no con armas… sino con relato.

—Eso requiere una energía inmensa —comentó Elandra—. La reescritura de un recuerdo alojado en muchos es casi imposible.

—A menos que haya sido sellado en los cristales de resonancia —dijo Kaelen—. ¿Y si la manipulación comenzó hace siglos?

Sariah miró el mapa del plano mágico.

—La energía necesaria… solo podría venir de una fuente viva. Una fuente que contenga parte del eco original.

Todos se miraron. Solo había una respuesta.

—Virelya.

La primera aparición pública de Virelya fue una pesadilla colectiva.

La noche del segundo solsticio tras el regreso de Sariah, decenas de personas en distintos puntos de Lumenor reportaron haber soñado con la misma figura: una mujer de piel azulada, ojos sin pupilas y una voz suave que decía:

"¿Qué pasaría si te dijera que todo lo que sabes fue escrito por otros… para controlarte?"

Los sabios intentaron descartar el fenómeno como una coincidencia… hasta que los sueños comenzaron a dejar marcas físicas: símbolos grabados en las paredes, palabras escritas en lenguas olvidadas, y en algunos casos, pérdida parcial de memoria.

—Es una invasión silenciosa —dijo Elandra—. Y va en aumento.

Sariah decidió entonces reunir a los clanes en una asamblea general. No en la capital, sino en las ruinas del templo de los veladores, donde alguna vez Serena había enfrentado al consejo dividido.

Su discurso fue claro:

—Virelya no busca la destrucción. Busca el dominio. No por medio del fuego… sino por medio del olvido. Si dejamos que sus palabras definan el relato, entonces nuestros hijos vivirán en un mundo donde Serena fue la villana, y el eco, un dios benevolente.




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