Mi estado de humor cambio en lo que resta el día, solo que empecé a tener hambre. A veces recibía mensajes de mi mamá preguntándome cómo me había ido, le conté todo y quedo más tranquila. Desconocía totalmente el número de quien recibí la notificación, no podía identificarlo porque estaba como número privado. Genio.
No iré, no quiero ser la única que va a la hoguera.
Ya me expongo lo suficiente como para hacerlo aún más con los guardas y llegar al bosque.
La bienvenida fue agradable, yo tomo asiento al lado de Stacy y Evaluna que se sentó a la par de Karen. La clase de geografía fue bastante entretenida gracias a la profesora, sería una clase de la cual no llegaría aburrirme jamás.
— Me alegra verte mejor. — Dice Karen volteándose para verme.
— Gracias. — Le dedico una sonrisa amortiguada ante sus palabras.
No tan lejos escucho murmullos sobre la fiesta de la hoguera, algunas hablan de cómo iban a ir vestidas, a quien esperaban ver o a quien esperaban besar. Hasta cierto punto me intriga, pero es demasiado riesgoso exponerse por estar con un chico unos minutos.
En esta fiesta clandestina ambos internados se reúnen para pasarla bien un rato, mujeres y hombres quedan de verse y pasar el rato. Aunque nunca suele acabar bien debido a que llaman a la policía por el olor a alcohol, los guardas se dan cuenta por las cámaras, una sale embarazada por obra del espíritu santo. Los padres vienen y hacer el escándalo que quieren para luego irse, hasta cierto punto el internado sabe que no puede protegernos de ello. Cerca del 2015 hubo un movimiento por parte de estudiantes, familiares y exalumnas para que el internado permitiera a las jóvenes embarazadas continuar con sus estudios.
Creo que ya saben a qué me refiero, apenas se sabía que estas embarazada te sacaban del internado. Sin derecho a continuar, pero eso cambio gracias al movimiento que hicieron aquellas mujeres en esos años.
— Yo quiero ir a la hoguera, es mi sueño frustrado. — Comenta una chica cerca de mí.
— ¿Para cumplir el sueño estudiantil del internado sobre salir con un alumno del internado hermano? — Refuto.
La chica me observa con la mala cara.
— Eso no te interesa. — Contesta.
— Eres igual al resto. — Digo.
— Al menos no vivo en dirección o paso metida en orientación.
Si ella cree que eso es un golpe bajo para mí, se equivocó.
— Al menos no soy una hormonal que puede quedar embarazada en la hoguera.
En eso ella se calla y se enfoca en su cuaderno.
Por parte de Karen recibo un pequeño golpe por mi cintura dando a entender que me dice "¿Qué pasa contigo?". La fiesta de la hoguera puede provocar expulsión o suspensión por unas semanas, no me daré ese lujo porque la semana de exámenes se acerca y para estar empezando el trimestre no puedo faltar a ningún examen.
Además de que no tengo a nadie en el otro internado hermano, como para que quiera ir.
— No seas tan agresiva con las demás, no todas quieren ir para salir embarazadas. — Defiende Karen en un susurro.
— Querida Karen, si crees aún en el cuento de la cigüeña con la venida de los bebés. Déjame decirte que no existe — Respondo a su susurro.
— Se que no existe, Araceli. — Contesta —. Solo que no todo es como dices.
— Un beso puede iniciar lo que no debió, el niño no tiene culpa de las acciones y decisiones de uno. — Le explico a Karen —. Ni que pudieras preguntarle a un bebé si quiere nacer o no.
Ejemplo si me lo hubieran preguntado y yo supiera como es este mundo, por supuesto que hubiera dicho que
NO
A veces la maldad y oscuridad de este mundo me entristece, sobre todo cuando veo noticias en donde les hacen daño a los animales. ¿Qué culpa tienen ellos de la maldad del ser humano? Y no digo hombre para no dejarlo todo en un género.
La profesora de geografía se encarga de refrescar los conceptos básicos de la materia y nos explica cómo serán sus clases, los materiales que se necesitaran, el cómo evalúa ella y cómo será el primer examen. Luego nos deja el resto de la lección libre para ponernos de acuerdo sobre la merienda compartida del salón, algunas dan ideas básicas, otras complicadas y el resto solo escucha.
Al final nadie se decide.
El resto del día llega a ser bastante agotador e intento poner atención en clases, a veces lo logro y a veces no. La única parte que me gusta es recibir la clase de la tecnología, en mi caso es turismo.
— Buenas tardes noches, alumnas. — Saluda el profesor —. Soy Adrián profesor en la tecnología que escogieron el año anterior que es turismo, si están aquí es porque llegaron a ser escogidas para llevarla. En lo que necesiten aquí estoy, seré su guía y mentor, no solo profesor. — Se presenta.
— Muchas gracias, profe. — Expresa una compañera.
— No hay de que, espero que la tecnología les ayude cuando salgan del internado. — Comenta el profesor Adrián.
Es un chico que pueden estar en sus veinte seis años, es alto, su piel tiene un tono moreno y su cabello es negro. Sus ojos son cafés y está en un tratamiento de ortodoncia con aparatos dentales fijos, ósea usa frenillos.
— Empecemos la clase con algunos conceptos básicos ¿De acuerdo? — Pregunta.
Todas asienten y prestan atención a las explicaciones del profesor, yo me enfoco en ver su físico que demuestra que se cuida bastante y suele ser un ratón de gym. Que bendición.
Tras las explicación que dio nos pide que hagamos las anotaciones para luego llevarle el cuaderno para que lo firme. Es parte del cotidiano que el profesor firme lo que se realizó en tal semana y así a final de cada trimestre puedes contar las firmas, si tienes menos de veinte firmas te baja demasiado el cotidiano pero si las tienes todas no tienes porque preocuparte.
Es una larga fila esperar a que firme todos los cuadernos con las anotaciones de cada alumna y por supuesto verificando que estén bien. Justo cuando me toca el lee con detalle mis anotaciones.