Lazos Fuertes

Capítulo 11

Son las seis de la noche y el cielo se ve totalmente oscuro, intenté hablar con alguien pero mis amistades no contestan y las otras deben estar en la fiesta de la hoguera. A lo lejos del internado se asoma una pequeña luz con humo, la fiesta comenzó. Sin embargo la distancia y los árboles no me permiten ver lo que sucede en la fiesta. 

El clima esta algo frío después de todo estamos en otoño, las hojas invade lo que era el pasto verde del verano. Las canoas del internado se llenan de hojas y el techo son más hojas que el mismo techo.

A veces subo al techo para pensar, pero debo admitir que antes de llegar a alguna reflexión o conclusión, puedo obtener un ataque de renitis. El viento mueve mi cabello con toda su fuerza mientras escucho The Night We Met de Lord Huron y contemplo las estrellas que van saliendo poco a poco e intento cubrir la piel desnuda de mis brazos con un cárdigan encima mío.

— ¿Noche difícil? — Pregunta una voz suave.

Por un momento la orilla se sentía tan lejos debido al susto que me había llevado, pensé que estaba sola... o eso estaba.

— Es un problema de un trastorno del sueño, no que sea una noche difícil. — Respondo.

Mentiras, solo dices mentiras.

Quito un audífono de mi oreja cuando noto que su presencia se acerca con intenciones de entablar una conversación. Ella toma asiento a mi lado mientras yo contemplo las estrellas e intento identificar constelaciones. 

— Es triste ¿No crees? — Pregunta.

Un silencio nos rodea.

— Triste ¿Qué? — Cuestiono.

— Ser la famosa Araceli Rousseau con la que nadie se mete. — Contesta.

Dejo salir un suspiro de mis labios tras respirar profundamente.

— No es algo de lo que me enorgullezca. — Admito —. Posiblemente si me lo hubieras dicho hace dos años te hubiera respondido con todo orgullo en lo que tuve que pasar para ganarme exactamente eso. 

— ¿Fue duro?

Solo debes nacer un matrimonio disfuncional, tener un padre manipulador, una madre agresora, una familia totalmente disfuncional, tener problemas de sueño, problemas de ansiedad, problemas de abandono y más.

— Te conviertes en un monstruo.

El sonido de los grillos hacen eco en el silencio que se forma entre nosotras por unos largos minutos. Mi piel se eriza ante el fuerte viento frío que nos azota, creo que regresare a mi habitación antes de lo esperado.

Hago el intento de ponerme de pie para andar a caminar directo a mi habitación.

— ¿A dónde vas? — Me pregunta.

Detengo mi andar para elevar la cabeza por encima en mi hombro.

— Voy a adentro, hace demasiado frío. — Respondo.

Ella se pone de pie y me mira fijamente. — Te crees intocable ¿no? Nadie se mete contigo a excepción de Nat que tiene agallas. — Suelta de golpe para continuar — . Todo el internado te conoce y sabe de la existencia de esa pequeña niña que consideras tu mejor amiga, que parecen novias.

Si todas las alarmas pudieran encenderse ante el comentario de ella, harían un gran escándalo tanto que los bomberos y policías estarían aquí afuera. Mi cabeza me azotaba con punzasos y mi cuerpo reaccionaba de una manera agresiva por si necesitaba defensa.

— Hasta hace unas semanas supe de tu existencia ¿Y ahora te crees suficientemente valiente como para decirme tal cosa? — Le especto —. ¿Quién demonios te crees, Rebekah?

Su cabello se mueve despacio por el viento, el tono rubio y su piel pálida hace que sea más notable su presencia en cualquier lugar oscuro. Es como una luz, pero mis instintos me dicen lo contrario.

Su expresión cambia a una suave, la mirada fija se esfuma tan rápido que provoca incertidumbre en mi expresión. — Pero eso es lo que dicen las demás del internado, las paredes escuchan.

Oh mejor dicho la gente es muy entrometida.

— No tengo tiempo para ridiculeces. 

— Lo siento, no quería molestarte. — Especta ella.

Seguí mi camino sin mirar atrás, sin darle una respuesta. Solo la deje ahí esperando.

🍁.

Suena la alarma de costumbre todas las madrugadas, hago un intento por apagar su sonido pero fallo. El recuerdo de la conversación de anoche llega a mi mente y todo lo que provoca en mí es un instinto de alejarme de esa chica. No entiendo que potencial le vio Evaluna para que sea su mejor amiga.

No pongo más obstáculos para levantarme y empezar el día, de todos modos no tengo otras opciones. Solo deseo que se acerquen más las festividades navideñas para descansar en esos tres días de este lugar.

Tomo la primer ducha que esté disponible y me dispongo a quitarme cada prenda de la pijama que este en mi cuerpo para que el agua caliente me reciba, mi piel se eriza ante el contacto que provoca el agua conmigo. De pronto la sensación de satisfacción y placer me invaden tanto que mi cuerpo se relaja durante la ducha. 

Mi mano alcanza la toalla para secar mi cuerpo mojado de la ducha, verifico que no quede ninguna gota de agua en mi cuerpo para que mi otra mano deje la toalla a un lado y me alcance la ropa interior. Abrocho el brasier y acomodo mejor el protector diario que se ubica en el centro de mi braga, no quiero andar incómoda.

El recuerdo de mi primera experiencia usando un protector diario hace que suelte una sonrisa nostálgica, pase incómoda desde que lo use hasta al final del día. Lo odie con toda mi alma, pero me dolía más ver que mi ropa interior favorita se podía arruinar por culpa de los flujos.

Paso por la pierna izquierda la licra oscura que cubre mi piel, es una forma para no tentar la carne de los profesores. La única ventaja que saco de esto es que por dentro esta de algodón permitiendo calentar mis piernas del clima frío que estamos pasando y la parte oscura cubre lo suficiente haciendo que se vea elegante y sexy nuestras piernas. Enseguida tomo un short con tela más ligera en caso de que el viento le dé por azotarnos bien fuerte y no se me vea hasta donde no llega el sol. Tomo la blusa blanca lisa para aprovechármela y dejar solo los dos primeros botones sueltos, mejoro la manga para que quede bien debido a que no me interrumpa en los movimientos porque la manga llega hasta el codo.




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