La Llamada de la Oscuridad
Desde que Aurora se adentró en el bosque con ese vampiro, una inquietud me carcomía por dentro. La luna llena iluminaba el castillo, pero su luz no podía calmar la tormenta que se desataba en mi corazón. Sabía que algo no estaba bien, y mi amor por Aurora me impulsaba a buscarla. No sólo eso ella está embarazada de mi y puede correr peligro
La habitación que compartíamos estaba silenciosa. A cada minuto que pasaba, el eco de su ausencia resonaba más fuerte en mis oídos. Decidí que no podía quedarme de brazos cruzados. Tenía que encontrarla, antes de que la oscuridad se la llevara.
—Flora, necesito tu ayuda —dije, encontrándola en la biblioteca, rodeada de libros y pergaminos.
Su mirada se elevó, preocupación reflejada en sus ojos. —¿Qué ocurre, Eliot? Aurora… ¿dónde está?
—Está en el bosque, con ese vampiro. No sé qué están planeando, pero siento que algo oscuro se cierne sobre ella.
Flora asintió, su expresión seria. —Debemos ir tras ella. La oscuridad tiene una forma de manipular y seducir. No podemos dejar que se exponga a eso sola. Ya visto un Claro ejemplo de Esmeralda como la manipula a su antojo,y no podemos permitir que nos quite a una gran amiga.
Mientras nos preparábamos, una sensación de urgencia me invadió. Tomé mi espada, un recordatorio de que debía proteger a Aurora a toda costa. No podía permitir que el vampiro, por más cautivador que fuera, la arrastrara a su mundo sombrío.
La noche era fría y silenciosa mientras nos adentrábamos en el bosque. Las sombras parecían alargarse, y cada crujido de las ramas me hacía pensar en el peligro que acechaba. Pero no podía darme el lujo de dudar. Mi amor por Aurora me daba fuerzas.
Después de avanzar entre los árboles, finalmente llegamos al claro donde la había visto por última vez. La escena que se presentaba ante mí me heló la sangre. Aurora estaba allí, de pie junto al vampiro, con su mano entrelazada con la suya. La luz de su espíritu brillaba, pero también podía sentir la tensión en el aire.
—Aurora, ¡no! —grité, incapaz de contenerme.
Ambos se dieron la vuelta, y el vampiro me miró con una mezcla de sorpresa y desafío. —Eliot, has llegado —dijo, su tono casi burlón.
Aurora se separó del vampiro y corrió hacia mí. —Eliot, espera, no es lo que piensas.
—¿No es lo que pienso? ¡Estás aquí con él! —respondí, sintiendo la ira y el miedo en cada palabra. —¿Qué estás haciendo, Aurora?
Ella me miró, su rostro lleno de emociones contradictorias. —Estoy tratando de ayudarlo. Su oscuridad… podría ser rota. Quiero entenderlo.
—¿Entenderlo? Es un vampiro, Aurora. No puedes confiar en él. No sabes lo que puede hacerte —mi voz temblaba, y podía ver que mis palabras la herían.
El vampiro se acercó, con una sonrisa que me erizó la piel. —Ella tiene más valor del que crees, Eliot. La luz que lleva en su corazón podría liberarme.
—¡No lo hagas, Aurora! —grité, sintiendo que el mundo se desmoronaba a mi alrededor. —Tienes un hogar conmigo, y estás esperando un hijo. ¿Acaso eso no significa nada?
Su mirada se suavizó, pero la confusión en sus ojos era palpable. —Lo sé, pero… siento que hay algo en juego aquí. No puedo simplemente ignorarlo.
Mi corazón se hundió al escucharla. —¿Y qué hay de nosotros? ¿De nuestro futuro juntos? —mi voz se quebró.
El vampiro observó la interacción entre nosotros, y sentí que la oscuridad a su alrededor se intensificaba. —La elección es de ella, Eliot. No puedes obligarla a que se quede contigo. Pero debo advertirte, la oscuridad no es lo que parece.
Aurora dio un paso hacia mí, su mano extendida. —Eliot, por favor, confía en mí. Solo quiero ayudar.
—¿A costa de qué? —respondí, el dolor y la ira aflorando en cada palabra. —¿A costa de nuestra familia? No puedo permitirlo.
Una sombra se deslizó entre los árboles, y supe que el peligro era inminente. El vampiro se volvió hacia la oscuridad, su expresión transformándose en una mezcla de temor y determinación.
—Tienes razón, Eliot. La oscuridad acecha —dijo, su voz seria—. Pero si te llevas a Aurora, no solo te arriesgas a perderla, sino que también podrías condenarme a permanecer atrapado en esta oscuridad.
La atmósfera se volvió densa, y pude sentir la tensión en el aire. Pero la mirada de Aurora me atravesó el corazón. Sabía que debía protegerla, pero también entendía que su decisión era vital.
—Aurora, por favor, elige. —dije, sintiendo que el tiempo se detuvo—. ¿Quieres seguir este camino incierto, o regresar conmigo a la luz?
Ella vaciló, la lucha interna reflejada en su rostro. La decisión que tomaría no solo definiría su destino, sino también el mío. La oscuridad estaba cerca, y si no actuaba pronto, podría perderla para siempre.
La Oscuridad Revelada
El aire en el bosque estaba cargado de una energía intensa, casi palpable. Miré al vampiro a mi lado, su presencia me resultaba inquietante y cautivadora a la vez. Su mirada profunda y sus ojos rojos brillaban con una mezcla de anhelo y desesperación, como si la oscuridad que lo rodeaba fuera un abismo del que deseaba escapar.
—¿Por qué me miras así? —le pregunté, sintiendo que mi voz temblaba.
—Porque eres la única luz que he encontrado en siglos. —Su tono era grave, y su sinceridad me inquietó. —Nunca pensé que alguien pudiera desear ayudarme. La oscuridad ha sido mi hogar durante tanto tiempo que olvidé lo que es el amor.
La tristeza en su voz resonó en mi corazón. A pesar de lo que sabía sobre él, no podía ignorar la conexión que había comenzado a formarse entre nosotros. Pero la advertencia de Eliot seguía resonando en mi mente. Era peligroso.
—¿Qué quieres de mí? —pregunté, tratando de mantenerme firme.
—Quiero liberarme de esta maldición. Quiero sentir de nuevo lo que es ser humano. —Hizo una pausa, su expresión volviéndose intensa. —Pero no puedo hacerlo sin tu luz.