HALLIE BELL
Termino de acomodar mi collar para poder tomar mi bolso. Lo cruzo alrededor de mi cuerpo y tomo las llaves para salir de la pequeña casa que mamá había comprado para que viviéramos aquí, aunque apenas y funciona para ambas.
En cuanto salgo ya están Kim y Dina esperando por mí en el auto de la primera. Yo tengo mi jeep en el taller por algo con el motor y por eso ellas me van a llevar a la fiesta que es en la casa de un chico conocido en Northview.
Realmente no salgo tanto desde hace un mes que mamá y yo nos mudamos aquí, solo voy a las clases que debo dar en el instituto y regreso a casa.
Excepto las veces que salgo a tomar fotografías, algún día me gustaría ser una gran fotógrafa famosa, aunque por el momento falta mucho para eso.
—Hola —las saludo en cuanto subo al auto en los asientos traseros—. Vamos tarde, ¿verdad?
Dina bufa en lo que yo me inclino entre ambos asientos delanteros y entrecierro mis ojos en Kim que sale de mi casa para conducir a la fiesta.
Después de unos segundos, Kim suspira perdiendo.
—John y yo hemos estado teniendo algunos problemas y no quería que viniera a esta fiesta —se encoge de hombros—. Ni sé qué le sucede últimamente y he llegado a considerar la idea de que me es infiel.
Frunzo el ceño y miro a Dina que tiene una mirada asesina, creo que podría estar imaginando al novio de Kim como un cadáver completamente.
Kim y John llevan ya cuatro años juntos y últimamente no han tenido su mejor tiempo como pareja, pero más por parte de él que de ella.
Kim ha perdido su trabajo en la cafetería solo para ir a visitarlo en Darling Hills y él tiende a poner excusa tras excusa.
No me he querido meter tanto en el tema porque apenas nos hicimos amigas hace una semana y nos ha ido bien, pero no sé la historia de sus vidas.
—¿Por qué crees que es infiel?
—Siempre he dicho que no me da buena vibra —Dina se acomoda sus anteojos y mira por la ventana.
—Solo no quiere que salga a estas fiestas o que pase tanto tiempo fuera de casa, cuando era el primero en animarme a disfrutar la juventud —se pasa una mano por el cabello con frustración—. Y ya casi no tiene tiempo para llamarme o está Linda.
Hago una mueca al escuchar el nombre de la mujer con la que Kim nos ha dicho que su novio ha estado trabajando en su negocio.
—¿Y le has preguntado sobre Linda?
—Ayer la mencionó y en cuanto le pregunté sobre qué tal con ella, si se llevan bien solo dijo que sí y cambió el tema por completo, ¿quién hace eso?
Niego con la cabeza y noto que hemos llegado a la fiesta de la casa del lago. Una de varias, en realidad y algún día me gustaría vivir en una casa del lago.
Las tres bajamos del auto y me estremezco un poco en el momento en que la fría brisa me da de lleno en el cuerpo.
—Debería haber traído una chaqueta —murmuro mirando con desconfianza a mis amigas que, tampoco llevan una, pero no se ven muertas de frío.
—Vamos, creo que Eiden estará dentro con las bebidas.
Eiden es otro chico al que conozco solo de pasada porque ha estado ensimismado con la fiesta y todo lo que eso conlleva.
Entramos a la casa en donde ya está llena de personas, apenas puedo ver o siquiera escuchar con la música a tope con una canción que es una combinación extraña de pop y rock.
Sigo a Kim hacia la cocina y veo a lo lejos a Eiden hablando con otro chico alto que está de espaldas a nosotras.
—¡Eiden!
En cuanto él escucha el llamado de Kim, le da una gran sonrisa que sé perfectamente que no es más que de mejor amigo.
Por un momento creí que podría gustarle mi amiga, pero Dina me dijo que jamás la ha mirado con otros ojos y que él tenía novia. O algo así.
Las dejo pasar a que lo saluden y yo me quedo al lado del chico alto. Siento un escalofrío recorrerme, pero lo atribuyo al frío.
—No sabía que vendrías, Zed.
—No es como si fuéramos amigos.
Levanto una ceja por el tono seco con el que le habla a Dina.
Imbécil. Pienso.
—¿Eres nueva aquí?
Por un momento no distingo perfectamente si me hablan a mí, pero cuando me giro hacia el chico parece que así es.
Vaya, es muy alto. Tengo que doblar el cuello para poder ver sus ojos azules o su cabello oscuro y todo él es musculoso.
—¿Disculpa?
—He preguntado si eres nueva aquí —no es seco conmigo, pero tampoco cambia mucho el tono en su voz.
—Llevo un mes aquí con mi mamá.
—Toma.
Me giro hacia Kim que me pasa un vaso rojo y en cuanto huelo sé que es alcohol y que me voy a emborrachar si sigo aceptando esto de ella, considerando su situación con John.
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Editado: 08.11.2025