Lazos inquebrantables

Capítulo 3

HALLIE BELL

Me remuevo en la cama intentando que el sueño no se me vaya tan rápido. Amo dormir, pero a veces mi cuerpo traidor decide que es una gran idea levantarse temprano por alguna razón.

Levanto la cabeza de la almohada y me paso una mano por el rostro. No sé por qué, pero duermo mejor boca abajo.

Alargo una mano para intentar llegar a la mesita de noche que tengo al lado de mi cama y frunzo el ceño al no encontrarlo de inmediato.

Me quito un poco el cabello de la cara para notar que, sí, estaba en lo correcto. Ruedo en la cama para poder sentarme y mirar mi habitación.

Mi bolso está en la silla de mi escritorio, y tal vez mi teléfono también está ahí, pero debo haber estado muy borracha como para no haberlo sacado y ponerlo a cargar.

Me llevo una mano a la cabeza sintiendo un dolor inmenso y sé que si no me tomo un par de pastillas, ese dolor va a empeorar y empeorar.

Dejo el edredón a un lado para poder bajar de la cama notando que tengo puesta una de mis camisetas grandes de la sección de hombres, porque ni loca duermo con algo ajustado.

Salgo de mi habitación, siguiendo el corto pasillo a la cocina en donde además de encontrar a mi mamá haciendo algo que huele muy rico, también están las pastillas con un vaso de agua con cubos de hielo.

Siempre he tenido eso de no poder tomar agua con la temperatura ambiente, debe estar fría y a veces no importa si podría congelarme el cerebro

—¿Alguien tuvo una noche divertida? —Mamá me mira por encima del hombro y tiene una gran sonrisa.

Resoplo y me dejó caer en una silla que tenemos cerca con las manos en la cabeza.

—Por favor, recuérdame este día cuando quiera aceptar ir a una fiesta con Kim y Dina.

Escucho su risa y de inmediato me quejo porque solo hace que sienta como si miles de agujas estuvieran dentro de mi cabeza.

—Creo que voy a volver a la cama —me levanto con la intención de ir a mi habitación de vuelta.

—No olvides el desayuno, recuerda dejar algo de comida hecha para cuando ambas volvamos y bota la basura en cuanto puedas.

—¿Volvamos?

—Claro —me pasa un plato con un rico desayuno—. Los Lawrence puede que vengan a cenar mañana y debemos comprar mucha comida para impresionar.

Levanto una ceja.

—¿Quiénes son los Lawrence?

—Pues la familia de Zed, tu amigo que te trajo ayer en la noche —niega con la cabeza como si fuera la peor persona por no recordar nada.

—¿Quién?

—Creo que necesitas dormir un largo rato, cariño —me da un pequeño empujón hacia el pasillo—. Anda, a descansar.

Parpadeo varias veces sorprendida de que esté ansiosa por esa cena que no recuerdo haberme involucrado cuando al parecer se va a hacer en mi propia casa.

—Y descansa, tenemos que estar listas por completo mañana.

Sacudo cabeza y vuelvo a mi habitación, cierro la puerta con un bostezo del cansancio aún en mi cuerpo.

Tomo mi bolso y saco mi teléfono para empezar a revisar los mensajes que están en el grupo que tengo con Dina y Kim. Por unos segundos me congelo viendo el grupo con mis antiguas amigas, mismas que siguen haciendo planes juntas y que tienden a enviar pruebas de ello para que yo no me sienta tan excluida.

Extraño mi vida en la ciudad, al menos me ha ido bien con las chicas de aquí, aunque creo que esta primera fiesta será ya la última a la que asista.

Noto que me llega un mensaje de Zoey, creo que sería mi mejor amiga aunque seamos de muchos gustos diferentes.

Yo me arreglo en tonos oscuros casi siempre, pero ella siempre se viste elegante y con vestidos o atuendos que necesiten una falda.

O y los tacones, ya sean de aguja o sus característicos de tacón corrido porque dice que son muy bonitos.

Sonrío viendo la foto que me envió de ella y su gata naranja que es toda una bola de pelos. Reacciono a la foto con un corazón y paso al chat grupal de Northview con las chicas.

Yo: Creo que he aceptado estar en una cena y no recuerdo haberlo hecho.

Dina: Oh, creo que en realidad fue Zed quien fue muy insistente.

Me enderezo sentada en el borde de mi cama.

Yo: ¿Qué?

Kim: ¿Qué cena?

Dina: Fue Zed quien se puso a dejar a Hallie y a mí en nuestras casa, lo ayudé a tocar el timbre y él quiso que le pagaran el favor de llevarla a casa con una cena.

¿Por qué ese maldito desconocido haría eso?

Yo: ¿Cómo lo recuerdas?

Dina: No tomé tanto como ustedes dos.

Refunfuño por lo baio y dejo mi teléfono de lado para comenzar a desayunar poco a poco.

Puede seguirne en instagram para adelantos e info: kaitlinbalee




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.