Lazos Malignos [libro 2] (en Edicion)

4.- La fiesta (parte 1)

FAITH 💥

—Te quiero en casa antes de la 1 AM, si no, vendré por ti más rápido que un rayo— sentenció papá mirándome fijamente, asentí—, y no puedes volver a casa antes de la media noche, sino yo mismo te traeré de vuelta.

¡¿Qué?!, ¡Dioses!, creo que mi padre se ha vuelto loco.

—¿Hablas enserio, papá?, ¿No puedo llegar a mi casa más temprano?

—Exactamente— asintió para dar más énfasis en su respuesta—. Te conozco muy bien, Faith, y se de sobra que estarías aquí por lo menos una hora para después volver a casa.

Bueno, tiene razón en lo que dice. Tal vez no está tan loco como creí.

—La idea es que hoy convivas y sean una jovencita más.

—Nunca seré una jovencita más— hice una mueca.

—Pues esta noche si— me tendió un colgante, un colgante que conocía muy bien, lo tomé—. Serás una joven adulta con los típicos problemas de esta edad, es decir, horarios de llegada, amenaza de castigo y un hermano menor celoso que solo quiere saber de ti cuando estás lejos de casa, ¿de acuerdo?

—Bien— abrí la puerta.

—Y no quiero saber que llegaste borracha— la sonrisa divertida de papá apareció.

—Como mandes, capitán— besé su mejilla nates de bajar del auto.

—Diviértete.

—Lo intentaré— cerré la puerta del auto.

Frente a mi esta la enorme casa de Christian Blake, tan sofisticada y amplia que parecía sacada de una película de Hollywood. Había varios autos estacionados delante de esta y la música se escucha claramente hacia afuera, tanto que parecía retumbar en los vidrios. Le di el ultimo vistazo a papá, quien ya había arrancado el motor del auto.

Observé el colgante en mis manos, con los dedos acaricié la runa de la estabilidad tallada en esta. El colgante fue un regalo del jefe de una tribu celta a mi abuela cuando nació Leandra, asumo que pensaron que ella sería la portadora de la maldición que corre en mi familia, solo que la verdadera portadora nació tres años después que ella. Me lo coloqué rápidamente, escondiéndolo entre mi ropa.

—¡Faith!

Ese grito es de Jia, no me cabe duda.

—¡Dios mío! Si viniste, por un momento no lo creí— la chica me abrazó con fuerza —, pero me alegra muchísimo que, si te hayas animado, ¡Nos vamos a divertir hoy!

—Y te ves hermosa— Mayra llegó a nuestro lado—, como siempre, pelirroja.

No suelo usar vestidos muy seguido, no porque no me gusten o me sienta incomoda con ellos, más bien es por una que los humanos no entenderían. Los sobrenaturales de cualquier tipo vivimos bajo constantes entrenamientos, pues en nuestra historia y vivencias de antepasados es bien sabido que nuestro mundo se rige por la ley del más fuerte y astuto. Debes saber defenderte, debes saber combatir con armas y cuerpo a cuerpo, sino eres carne para el matadero, sobretodo si eres un ser como yo; humano con capacidades sobrenaturales. No tengo magia como las brujas y hechiceros, garras como los licántropos y mucho menos colmillos como los vampiros, asi que las armas y las estrategias son mi mejor aliada.

Suelo entrenar mucho con Tobías y Leandra, y eso me lastima bastante. Mi piel es pálida y morateable, y los sobrenaturales no somos de entrenar muy delicado. Gracias a los Dioses mis moretones ya no estaban, pero algunos son perceptibles.

—Vamos, es hora de divertirnos un poco— la rubia nos tomó del gancho a ambas y nos llevó dentro de la casa de los Blake.

El olor a alcohol y sustancias me pegó fuertemente al entrar. Luces de colores y música pop electrónica inundaba la pista, muchos chicos estaban bailando, bueno si es que a eso se le podía llamar baile. Nos adentramos más en la fiesta llegando a una barra improvisada, Mayra tomó dos pequeños vasos fluorescentes, me tedió uno.

—¿Qué es esto?

—Vodka sour de cereza—canturreó la pelinegra bebiéndose el vasito de un solo trago —. Te gustará, lo juro.

Tomé el vaso e imité su acto. La garganta me ardió horrores, pero el sabor de las cerezas amortiguó el golpe. He de admitir que si esta bueno.

—¿Y qué tal? — pregunto Jia con una sonrisa.

—Fuerte pero bueno.

Mis amigas rieron y bebieron otros vasitos. Después de un rato nos fuimos a la pista de baile y comenzamos a mover el cuerpo al ritmo de Calvin Harris. La verdad me la estaba pasando mejor de lo que creía, siempre quise venir a una fiesta, pero mis condiciones no me lo permitían, menos después del incidente a mis dieciséis.

No supe cuánto tiempo estuvimos en la pista de baile, pero después salimos al jardín trasero. Había algunos chicos dentro de la piscina, mientras otros seguían bailando y/o bebiendo a los alrededores de esta. Aquí afuera también había luces, solo que no son tan fuertes como las de adentro, como tampoco el olor a sustancias está tan presente.

—Hola chicas— dijo una voz detrás de nosotras —. Qué bueno que vinieron.

Ahí estaba Christian Blake junto a sus dos amigos; Marcus y Elliot, los tres chicos más codiciados de todo Melrose.

—Hola chicos— contestó Jia viendo al chico—. Christian, excelente fiesta.

—La mejor hasta el momento— le siguió Mayra.

—Gracias, nos hacía falta un poco de diversión— contestó el castaño sonriendo.

¿Es en serio?, hace dos días empezamos el bachillerato, tan estresados no podemos estar.

Ya Faith, deja de pensar tanto y disfruta.

Mayra y Elliot chocaron sus vasos para después beberlos como si sus vidas dependieran de ello.

Mayra y Jia siempre han sido mucho más sociables que yo, obviamente, y he sabido que han convivido bastante con los tres chicos populares en diversas oportunidades, pero he de admitir que no esperaba que me recibieran tan bien, pues pareciera que no les molesta mi presencia.

—Iré por un poco más de esto— Mayra levantó ligeramente su vaso rojo.

—Te acompaño— saltó Marcus siguiendo a la pelinegra, casi hipnotizado por ella.



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En el texto hay: medium, cazadores, hechiceros

Editado: 06.03.2023

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