FAITH.
Estar con tres cazadores y una chica inconsciente no es agradable, menos sabiendo que mi estabilidad en estos momentos está igual que una montaña rusa. Aun no puedo creer que caí, sucumbí, y lo peor, lo disfruté.
Caminando por los pasillo hasta la zona vieja del instituto, el silencio nos había rodeado por completo, y la verdad lo agradecía. No tenía ánimos de hablar, ni tampoco de dar explicaciones (a pesar de que no se las daría, no a ellos).
La mirada de Bart cayó sobre mí. –Faith, tu nariz.
Me lleva la mano a esta, mire mis dedos. Estaba sangrando. Mis piernas perdieron su fuerza, haciéndome caer hacia el cazador arrogante, este me sujeto rápidamente.
–¿Todo bien, niñita? – pregunto el rubio.
–Creo… necesito ha Tobías, ¿Podrían ir a buscarlo?
–Tranquila, iré por él, pero tenemos que hablar de lo que hiciste, de lo que vimos– Bart le dijo algo al chico que cargaba a Denisse.
Este dejo a la chica en el suelo mientras volvió por el pasillo. El cazador arrogante aun me tenía sujeta, y a pesar de que no se lo diría, se lo agradecía. Tenía la misma sensación que hace unos días, y podría jurar que las cortadas en mis brazos han vuelto a aparecer, inclusive en mis piernas.
–¿Qué te ocurrió allá? – pregunto el castaño acercándose.
–Creo que al fin exploté– volví a poner mi mano en mi nariz, podía sentir la sangre brotar de ella. –años aguantando sus burlas me pasaron factura.
–La estabas asfixiando, Faith, eso no es normal.
–¿Alguno de nosotros es normal?
El rubio sonrió. –Médiums, siempre buenos con las palabras.
–Nos conocemos hace años, nunca te vi de esa forma– Bart me miró fijamente. –¿Por qué presiento que nos ocultas algo?
–Tengo muchos secretos, cazador, los médium estamos hechos de ellos, no lo olvides.
–Que astuta, niñita– el cazador me ayudo a estabilizarme. –Nunca había conocido a una médium asi.
–Los Lockwood somos diferentes al resto– sonreí sin mostrar los dientes.
Por lo menos ahora podía estar en pie por mí misma, compartí una corta mirada con el rubio para después enfocarme en la chica inconsciente. ¡Oh, señores de la naturaleza! ¿Qué demonios hice?, ¿Por qué me dejé engatusar por sus deseos?
–¿Ustedes creen que despierte pronto? – pregunte en plural.
–No estoy seguro, su respiración aun parece estar regularizándose– Bart la miro para después mirarme.
Me queje de dolor y mire mi mano, las cortadas estaban apareciendo en esta y el ardor que provocaban era más fuerte.
–¿Faith? – pregunto el cazador arrogante.
–¡Faith! – escuche a lo lejos.
Tobías vino corriendo hacia mí, al estar frente a frente tomo mis manos, su mirada cayó sobre las cortadas en las palmas. Los ojos castaños de mi hermano examinaron su alrededor y se sorprendió ver a Denisse inconsciente, me miro con duda.
–¿Lo dejaste entrar? – susurro y asentí con los ojos cristalizados. –¿Por qué?, ¿Por qué lo hiciste?
–Fui débil– mi voz salió entre pequeños quejidos.
–Sabes que es difícil que te ayude estando solo, hermana.
–Lo sé, pero no sé qué más hacer.
El rubio miro a los tres cazadores para después sacarse un colgante del cuello, tomo el dije entre sus manos y respiro profundo.
–Dominus ventis, Et supplices te rogamus, ut qui malus exagitat dolor cura ad hoc tempus. – recito con los ojos cerrando.
Un viento abrasador me atravesó todo el cuerpo, aliviándome lentamente. Mis pulmones se llenaron de oxígeno mientras las cortadas comenzaban a cicatrizar, su voz aún estaba en mi mente pero no tenía la misma fuerza para hablar que antes. El viento se desvaneció a nuestro alrededor y con una enorme bocanada de aire mire a los presentes.
–Gracias, Tobi– solté antes de caer.
Unos fuertes brazos me recibieron pero no sabía quién. Estaba inconsciente físicamente pero era la primera vez que mi mente quedaba despierta. Podía escuchar todo a mi alrededor.
–¿Qué le paso? – pregunto Bart.
–No es asunto tuyo, cazador– contesto frio mi hermano.
–Estuvo a punto de matar a una humana, claro que es nuestro asunto– contesto el otro cazador.
Tobi tardo en responder. –¿Te crees que me importa lo que ustedes digan?
Mierda, Tobías, no hagas nada imprudente.
–Solo queremos entender– hablo Bart. –La actitud que tuvo Faith no es normal, nos conocemos hace años y ella nunca ha sido asi.
–¿Has escuchado el dicho: “uno nunca deja de conocer a las personas”?, pues ustedes, cazadores, nunca terminaran de conocer a los sobrenaturales.
–Dejémonos de tanto rodeo– comento el cazador arrogante. –Tenemos problemas mayores, partiendo por una sombra desconocida, cadáveres drenados y ahora dos chicas inconscientes, solo que una de ella tiene fuertes declaraciones en contra de la pelirroja.
¡A menos uno de los cuatro se enfocó!, Gracias Señores de la Naturaleza.
–¿Desde cuando eres la voz de la razón, Colin?
Asi que ese es su nombre, Colin.
–No empieces con tus mierdas, Walter.
Asi que Colin y Walter, bueno, al menos conozco los nombres de los amigos cazadores de Bart.
–Bien, Kendrick nos puede ayudar con la memoria de Denisse y sobre Faith, después hablaremos con ella. Pero no se salvará de la conversación.
–No me provoques, Hayward– contesto mi hermano.
Comencé a toser con fuerza, recobrando el sentido de mi cuerpo. Estaba estirada en el suelo, mi cabeza apoyada en las piernas de Tobías, pero lo que más llamó mi atención debajo de mi cuerpo había una chaqueta de cuero y que Colin estaba agachado cerca de mí.
–¿Cómo te sientes, Fay?
Me incorpore lentamente. –Mejor– mire al rubio, toque parte de la chaqueta bajo mío. –Gracias.
–Por nada.
Tobías me ayudo a levantarme y Colin tomo su chaqueta. Observe a Denisse que descansaba a unos metros de distancia.