COLIN.
Al llegar al bajo de las escaleras me di cuenta de que todos estaban reunidos en el salón de estar. La casa de los Lockwood era muy parecida a la de los Hayward, con la gran diferencia que los Lockwood la tenían decoradas con colores mas vivos y plantas muy bien cuidadas.
–…es todo lo que hemos encontrado – declaró el señor Lockwood.
–Pero no perdemos las esperanzas – la señora Lockwood se aferró al brazo de su esposo.
–Nunca había escuchado de una maldición tan antigua, excepto por la de… – Kendrick se calló rápidamente.
–¿Conoces a alguien con una maldición Ken? – preguntó Leandra.
–Teóricamente si, pero no es como la maldición de Faith.
–Hemos investigado maldiciones familiares y todas parecen tener una laguna, una pequeña ventana que los ayuda a romperla, pero nosotros no hemos encontrado la nuestra – el señor Lockwood me miró. –¿Cómo está mi hija?
–Ahora está más tranquila – todos las miradas estaban sobre mi.
Las miradas de los hombres Lockwood escondían cierto recelo, pero preferí no fijarme demasiado en ello. Bart y Walter compartieron miradas conmigo, estaban divertidos con esta situación.
–¿Han consultado a un aquelarre o un circulo de brujas? – preguntó Kendrick.
–Hace muchos años, cuando la maldición no era tan fuerte, pero no pudieron hacer mucho, la voluntad de ese demonio es mas fuerte de lo que pensábamos, se adhirió al alma de Faith como un imán– explicó la madre de Faith. –Según ellas, solo un Dios podría quitarle una maldición de tal magnitud.
–¿Por qué la maldición es tan fuerte?, ¿Qué la diferencia de las otras que si se han podido romper? – preguntó Bart.
–El demonio que la hace – contestó Kendrick con voz seria. –Los demonios tiene jerarquías al igual que los ángeles, posiblemente el demonio que invocaron las ancestros de Faith era un demonio mayor.
–Nosotros teníamos la misma teoría, pues todos nuestros intentos de romperla no han dado resultado– el padre de Faith nos miró. –Les agradezco que hayan venido.
–No ha sido problema, señor Lockwood– Kendrick sonrió. –Pueden confiar en que los ayudaremos a buscar una solución para Faith.
De eso no cabía duda, por lo menos para mí. Faith estaba siendo atormentada por un demonio en su interior y por la sospechosa criatura de Melrose, mis pensamientos solo tienen claro que protegeré a la pelirroja de lo que sea.
–Se lo agradecemos mucho– la señora Lockwood se acercó a nosotros –, y gracias por acompañar y cuidar a mi hija en sus ideas, he sabido que la acompañaron a la casa de los Lambert.
Observe mejor a la mujer. Faith compartía similitudes con su madre, tenían ese tipo de amabilidad y dulzura al hablar, la alegría que irradiaba sin intentarlo, además de una belleza llamativa pero sutil a la vez. Pero la pequeña médium heredo sus rasgos más característicos de su padre, excepto su estatura. La verdad es bastante impresionante que las tonalidades de pelirrojo y el verde claro de los ojos de ambos fueran exactamente iguales.
–Jamás dejaría que fuera, menos ahora que se que la criatura la merodea– solté sin pensar en las consecuencias que puedan traer mis palabras.
El señor Lockwood me miro fijamente. –Que interesante, joven…
–Hartford, Colin Hartford.
–Asumo que eres pariente de los Hayward.
–Si, Bart es mi primo-hermano– expliqué. –Mi madre y su padre son hermanos.
–Todos cazadores, que… eficiente.
–Roger– le dijo su esposa con reproche.
Tobías se paro frente a mí. –¿Qué hablaste con mi hermana?
¡Vaya!, este chico si que pregunta sin rodeos.
–¡Tobías! – reclamó nuevamente la señora Lockwood. –Les pido disculpas por mi esposo y mi hijo– los miro a ambos. –A veces olvidan comportarse.
–No se preocupe, señora Lockwood– la miré. –Siempre hemos sabido que la tensión entre cazadores y sobrenaturales es bastante complicada.
–Sea asi o no, les agradezco por haber venido– sonrió.
–Tal vez sea hora de irnos– comentó mi primo. –Veremos si podemos averiguar algunas cosas para ayudar a Faith.
–Buscaré en la biblioteca de mi abuelo, el solía estudiar demología– soltó Walter caminando hacia la puerta. –Al fin considero que sus estudios son afectivos, siempre creí que eran una pérdida de tiempo.
Los tres caminamos a la puerta. –¿Vienes, Kendrick?
Todos lo miramos. Kendrick no era el tipo de chico que se mantenía callado por mucho tiempo, lo había conocido hace unos meses en San Gabriel, la cuidad de donde soy, y para ser un hechicero me agrado rápidamente, su carisma y sentido del humor encajaba perfectamente con el mío, asumo que eso nos llevó a llevarnos bien.
–Si, solo… después les digo– dijo cuando salió de sus pensamientos.
Nos despedimos de los Lockwood pero aun podía sentir la mirada fría de Roger y Tobías Lockwood en mi espalda. Creo que eso de las primeras impresiones no va del todo conmigo. Dejamos a Kendrick y Walter en sus respectivos hogares para después volver a casa.
–¿Ya la besaste? – Bart cortó el silencio entre nosotros.
–¿Qué?
–Que si ya besaste a Faith.
–No, claro que no, ¿por quién me tomas?
–Por favor, eres Colin Hartford, mi primo rompecorazones por no decir otra cosa– comenzó a reír.
–Pues lo creas o no, nada a pasado entre ella y yo– pero no es que no desee que pase, pensé.
–¿No me digas que te dejo en la friendzone?
–Primero que nada, ninguna chica me ha dejado ahí, yo las dejo ahí– aclaré, lo vi poner los ojos en blanco. –Segundo, Faith es diferente.
–Claro, es una médium con un enorme secreto.
–No me refiero a eso, imbécil, ella… ella me gusta.
Bart se detuvo abruptamente. –Espera, creo que no escuche bien lo que dijiste, ¿podrías repetirlo?
–Faith Lockwood me gusta, de verdad me gusta.