COLIN.
De verdad que no había extrañado esto, la semana pasada había estado tan llena de emociones para todos nosotros que volver al bachillerato es aburrido en comparación. Las primeras dos clases habían sido completamente aburridas, sobre todo porque apenas vi a Faith entre clases, me había acostumbrado tan rápido a tener a la pelirroja cerca de mí que mi entorno se volvía aburrido sin su presencia.
Pero para mi buena suerte, la clase de biología la compartíamos. Nos sentamos en los últimos asientos del salón. Ese chico que quiso conquistar a Faith nos lanzaba algunas miradas, y siempre que lo percibía jugaba con la mano de la chica o acomodaba su cabello detrás de su oreja, haciéndola sonrojar.
La clase comenzó pero no le prestaba mayor atención, estaba mas divertido en observar a Faith y jugar con algunos mechones de su cabello. Al igual que yo, Faith parecía estar en otra dimensión, sobre la mesa tenia un cuaderno de dibujo y su lápiz grafito no dejaba de trazar líneas. Vi como sus nudillos se volvieron blanco de lo fuerte que estaba apretando el lápiz.
–Hey, hermosa– puse mi mano sobre la suya, deteniendo su dibujo –¿Qué pasa?
Faith me miro lentamente, parecía estar contraída de todas las emociones que estaba experimentando, en sus ojos podía ver lo agradecida que estaba por mi interferencia. Posó su otra mano sobre la mía.
–Llevo viendo esto por dias– me mostró el dibujo.
Era un árbol muerto, destrozado en las ramas por completo y con el tronco viejo y negruzco.
Faith me había estado contando de sus visiones últimamente, pero se le hacía difícil interpretarlas, parte de mi cree que es por la influencia de Amón, a pesar de que el demonio no ha estado presente en ella como antes, pero de igual manera su oscuridad tenia invadida a mi novia.
–¿Sabes que puede significar?
–No, y he intentado de todo para averiguarlo. Siento que estoy perdiendo mi don.
Con mi otra mano acaricié su mejilla. –No pienses eso, saldremos de esto, pequeña.
Faith bajó la mirada hacia el colgante que Amelie le había hecho, el extraño liquido dentro de esto apenas si cubría la mitad del dije de reloj de arena. Sabíamos que eso significaba que nuestro tiempo se estaba acabando.
–El tiempo no dice lo mismo– suspiró. Me acerque un poco más a su rostro.
–¿No me digas que le perdiste la fe a Amelie y Rainer?, creí que confiabas a ciegas en ellos– la pinche con una sonrisa.
Faith sonrió.
–Aun creo en ellos, son las consecuencias a lo que le temo.
–No sobre pienses las cosas– rocé mi nariz con la de ella –. Tal vez esos dos tiene el mejor plan del mundo para ayudarte y nosotros no lo sabemos, por lo que note, les gusta dar sorpresas.
–Que los Dioses te escuchen.
–Señorita Lockwood, señor Hartford, ¿hay algo que quieran compartir con la clase? – dijo la maestra con la mirada fija en nosotros.
Genial.
–No, señorita Acosta– respondió Faith rápidamente, todos tenían las cabezas giradas hacia nosotros.
–Silencio y vista al frente.
Me enderece en mi asiento y deje caer la espalda en el respaldo con aire relajado, estábamos viendo la reproducción humana, y la verdad, no había nada que ya no supiera sobre este tema. Me dedique a observar mejor a Faith, a veces me gustaría tener su don del dibujo para poder plasmar en las hojas su belleza, que ella pudiera ver lo que yo veo de ella.
Su cabello estaba mas ondulado que otras veces, lo cual hacia mas divertido para mi jugar con su cabello, el poder enredar sus rizos en mis dedos.
–Estas muy hiperactivo hoy– me susurró dándome una tierna mirada.
–¿Qué esperabas de mí?, tengo a mi novia a mi lado y ella es mucho mas interesante que la clase– le respondí de la misma forma, acercándome a ella –. Además, no te imaginas las ganas que tengo de besarte.
Sus mejillas se sonrojaron levemente mientras intentaba esconderlas de mi vista, a la mierda, no pienso esperar por un maldito beso.
Rápidamente tiré de la chica hacia mí, logrando que su rostro quedara a centímetros del mío, los ojos de Faith estaban brillantes, de un verde pálido tan cautivante que seria un placer para mi verlos toda la vida. La besé intentando no emitir ningún tipo de ruido, para que nadie se diera cuenta de lo que estábamos haciendo, la pelirroja me siguió en beso sin problema.
Faith se alejó lentamente. –Nos van a descubrir– susurró.
–¿Y eso que?, esta clase esta aburridísima, además este tema lo conozco bien– le dediqué una sonrisa de lado –. Además, si tienes dudas en esta materia, puedo ser tu profesor particular cuando quieras.
La médium sonrió mientras negaba.
–Tengo unas excelentes formas de poner en práctica la materia.
–Señor Hartford, señorita Lockwood, retírense del salón de clases– soltó la profesora golpeando la base de su plumón sobre la pizarra.
Sin decir palabras alguna, mi novia y yo tomamos nuestras cosas y salimos del salón bajo la atenta mirada de todos. Una vez fuera del salón, Faith me miro entre divertida y molesta, pero más lo segundo.
–Nunca me habían sacado de clases– expresó colgándose mejor el bolso en el hombro –, solía salir corriendo del salón por mi condición, pero nunca me habían sacado.
–¿Estas culpándome, pequeña médium?
–En parte. Tu eres el que no lograba mantenerse quieto, cazador arrogante– cruzó los brazos sobre su pecho.
Mierda, me encanta cuando Faith se pone en modo ruda. Luce completamente sexy.
–Mi pequeña y hermosa médium–me acerqué a ella–, es mejor que te vayas acostumbrando.
Mi cercanía la puso nerviosa, ella para mantenerse firme se giró, sin saber que, en esa posición, podía ponerla más nerviosa de lo que ya está. Deje que mis manos se envolvieran en sus caderas, ella suspiro sonoramente al sentir mi cercanía, corrí su cabello hacia un lado para dejarme la vista de su cuello y oreja. Con los dientes acaricié la sensible piel de su oreja. –¿Acostumbrarme?, ¿por qué?