AMELIE 💥
Si alguien me hubiera preguntado a donde te quedarías para toda tu vida, la respuesta es muy simple: San Gabriel.
Mi historia fue escrita ahí, es la ciudad que me vio nacer y la que sufrió mis desastres, aunque New Orleans (y un poco Chalmette) también entra en esa categoría, pero esa es otra historia. Pero donde siempre querré volver es San Gabriel.
La pregunta de Rainer no me había sorprendido, más bien la esperaba, pero no sabía bien cómo responderla, pues la verdad no es una opción para contar.
—Bueno...es complicado de explicar— me acomodé mejor.
Rainer tenía su mirada curiosa sobre mí, y eso no ayuda en nada a mis sentidos. Tal vez no compartimos mucho en San Gabriel, pero algo tiene este chico que me inquieta y me atrae. Y eso es muy peligroso.
—Si no quieres, no es necesario que me cuentes, pero si me sorprendió que te fueras, como también enterarme que estas en un internado.
—¿Por qué te sorprende que este en Silverstone?
—Porque tu familia era el retrato perfecto de la unión fraternal, se veían como los anuncios de familias felices— sonreí mientras negaba levemente—. Es la verdad, su perfección familiar era algo casi irreal.
—No éramos perfectos— miré el líquido dentro del vaso —. No estábamos ni cerca de serlo.
—Pues a simple vista no lo parecía, lo más llamativo de tu familia era que todos parecían entenderse con la mirada.
—Mamá siempre decía que las miradas expresan más que las palabras.
—Tal vez tenga razón —me miró fijamente.
Para muchos los ojos cafés son comunes y corrientes, un color sin gracia, pero yo no lo veo de esa forma. Los ojos de Rainer son cafés, pero hay algo en ellos, en su profundidad, en la forma que se ven en la oscuridad, que es totalmente atrayente y sexy.
¡Jodidamente atrayentes y sexis!
—Creo que tu amigo está a punto de matarme— su voz me sacó de mis pensamientos, me gire.
Joshua nos miraba, más bien miraba a Rainer como un bocadillo, mientras Cameron lo sostenía del brazo y le decía cosas, seguramente intentando calmarlo. Miré a mis amigas, Leah estaba bailando con un chico pelinegro mientras Janett hablaba con dos chicas, la rubia me miró y yo señalé con la cabeza al vampiro de ojos azules, ella asintió y se dirigió hacia ellos, dejando al chico con el que bailaba confundido.
—Algo me dice que no le agrada que este contigo— comentó
Lo mire.
—Joshua es celoso con sus amigos— juguetee con el vaso.
—No creo que te vea como una simple amiga, es difícil verte de esa forma.
—¿Qué? — no me esperaba que dijera eso, pero me gusto.
—Eh...yo...no...nada — su tono nervioso me causó ternura.
Sonreí mientras sentí mis mejillas calentarse, noté el rubor en las mejillas de Rainer, se ve extremadamente tierno. Estaba a punto de hablar cuando sentí mi cuerpo temblar, mis dedos comenzaron a hormiguear y hielo recorriéndome el torrente sanguíneo.
Eso no es una buena señal. Definitivamente no.
—Tengo que irme— miré a Rainer y rocé su mano levemente —. Gracias por todo, y me alegró pasar este rato contigo.
—Espera— tomó mi mano, dejándola encerrada entre sus manos. Mierda —. Quiero verte de nuevo— hablo rápido para después sacudir su cabeza —. Quiero decir, ¿podemos vernos de nuevo?
—Claro, me encantaría— le sonreí y el liberó mi mano con lentitud.
Caminé hacia mis amigos, y les dije que me pareció ver algo más allá de la fiesta, ellos parecían poco convencidos, pues no vieron nada raro, pero finalmente me siguieron.
El bosque que rodea a Golden Valley es excesivamente grande, frondoso y oscuro, parece un set de película de terror. Leah y yo hicimos un hechizo de luz mientras Cameron iba delante de nosotras, rastreando un olor desconocido que logró detectar cuando nos adentramos más en el bosque, de seguro el aroma al alcohol y sustancias cubrió el olor. Joshua iba al final, cubriendo nuestras espaldas mientras Jackson y Janett estaban en el centro de nosotros.
—La tierra está llorando — dijo Janett, todos la miramos.
—no significa nada bueno, ¿verdad? — pregunto Leah.
La pelinegra negó—. Si la tierra está siendo perturbada es sinónimo que algo muy malo está pasando sobre ella.
Seguimos caminando, mientras más dentro del bosque estábamos, más frio y denso se volvía el aire. Esto no es bueno, nada bueno.
—¡Ahh! — gritó Jackson y cayó al suelo de rodillas.
—¡Jackson! —me agaché junto a él, intentado saber que le sucedía —¡Por los Dioses, Jackson!, ¡Háblanos!
—Cuidado— dijo sin aliento y se desplomó en la tierra.
¡Por todos los Dioses!
Janett se agachó también, tomando la cabeza del castaño para apoyarla en sus piernas, con la esperanza de que el golpe que se dio no le haya hecho daño. Sin darnos cuenta, una niebla espesa se comenzó a crear a nuestro alrededor, quitándonos la visión del lugar.
—¿Qué está pasando? — preguntó Cameron en general.
—Creo que están intentando dejarnos sin uno de nuestros sentidos— dedujo Josh.
Quedarnos sin visión de lo que nos rodea no nos favorece en anda, no vuelve más vulnerable a los ataques, a pesar de los sentidos mejorados que Josh, Cam y los míos.
Vamos, Amelie, piensa en algo. La ampolleta se me prendió en la mente.
—Leah, ven, ayúdame— me levanté y estiré mi mano hacia la rubia.
Ella saliendo de su transe, corrió hacia mí y tomó mi mano con fuerza.
—¿Qué haremos? — preguntó ella, completamente perdida.
Le pedí a los chicos que se colocaran detrás de nosotras y que cerraran los ojos con fuerza, el hechizo que tengo en mente puede afectarles la vista si no me hacen caso.
—Solo repite después de mi— le dije y respiré hondo —. Aequaliter lucem.
Ambas comenzamos a recitar el hechizo, concentrándonos en cada palabra dicha. La niebla comenzó a volverse más y más débil, devolviendo la vista de todo el bosque a nuestro alrededor, pero el hielo que sentía en mi cuerpo aún estaba presente, y con la misma intensidad.