AMELIE 💥
—Janett, ya para, vas a hacer un hoyo en el piso— dijo Leah mientras apoyaba sus codos en sus rodillas.
La pelinegra se detuvo de su caminata por la habitación y se sentó a un lado de la bruja, pero para mantener su estado de nerviosismo, comenzó mover la pierna.
Llevábamos más de media hora esperando noticias sobre Jackson, pero no obteníamos nada, los chicos estaban demasiado callados. Después de contarle todo al director con la confirmación de los hechos por el profesor Russell, nos pidieron que esperáramos en la oficina mientras ellos se encargaban de nuestro amigo y Rainer.
—¿Era necesaria la bola de fuego? — soltó Joshua de repente.
Uff, aquí vamos de nuevo.
—Pensé que era la criatura, solo intenté defendernos— se defendió Leah.
—¡Estábamos a unos pocos metros de la maldita fiesta! — la voz del rubio salió con tanta rabia que Janett dio un salto de la impresión —. ¿Acaso no pensaste que podía ser un humano?
—¿Te crees que estaba pensando en eso? — Leah se levantó del asiento —. Acabábamos de salir de una niebla misteriosa, no sabíamos que pasaba con Jackson y todos estábamos con los nervios a mil, no intentes culparme por esto.
—¡Es tu culpa, rubia!, nadie más que tu hizo algo contra el humano— el vampiro también se levantó —. Y ahora estamos en problemas por tu idiotez.
—Debí lanzarte esa bola de fuego a ti— soltó ella con veneno en la voz —. Así ya no estarías aquí.
Sin previo aviso, Joshua avanzó con rapidez hacia Leah, sus ojos se volvieron negros y sus colmillos estaban afuera. Cameron se levantó rápidamente y lo tomó de ambos brazos para detenerlo mientras Janett se había levantado y jaló a la bruja del brazo para alejarla de él.
—Te arrepentirás, estúpida bruja de cuarta— la voz de Joshua sonó tétrica.
—¡Entonces ven y enfréntame, malnacido chupasangre! — replicó la rubia.
Bien, ya me harté de esta estúpida pelea de niños.
—¡Muy bien, ya basta los dos! — me puse entre ellos —. ¡Están siendo unos malditos niños al discutir así entre ustedes!
Ambos rubios me miraron.
—Lo hecho, hecho está. No cambiaremos lo que pasó, así que de nada sirve pelear— respiré profundamente, intentando controlar mis impulsos.
No lo dejes salir, me repetía constantemente en la cabeza.
—Por eso, más les vale que dejen su estúpida pelea y que dejen sus malditas tonterías — apreté los puños, intentando reprimir la magia que me recorría la sangre con fuerza—. Si no se detienen con su infantilidad, me veré obligada a hacer algo que no quiero. Ustedes decidan.
Joshua respiró con pesadez y se movió con fuerza para que Cameron lo soltara. Leah caminó hacia su asiento nuevamente, miré a Janett para que se acercara a mí.
—¿Crees que podrías...
—Ya lo tenía previsto— me sonrió débilmente y tomo su talismán Celta.
Comenzó a recitar en una lengua que entendía a medias, después se acercó a Leah y le lanzo un polvo verdoso de su mano, hizo lo mismo con Joshua.
Janett tenía una habilidad muy desarrollada de los druidas, la sanación y bienestar, ese talento nos ha salvado en más de una ocasión cuando se trata de Leah y Joshua, si fuera por ellos, crearían las próximas guerras mundiales. El director Warburn entró en la oficina, seguido del profesor Russell y la profesora Gómez.
—Bien estudiantes, por lo menos tenemos avances— dijo y se sentó frente a su escritorio.
—¿Cómo esta Jackson? — preguntó Janett acercándose un poco al escritorio.
—Su amigo está bien— contestó el profesor Russell —. La señorita Gómez nos ha dicho que solo hay que esperar a que despierte.
—¿Y Rainer? — dije atrayendo la atención de todos.
—Sobre el chico, tenemos que esperar a que le quite el hechizo, señorita Fields—contesto Warburn con simpleza —. Después de asegurarnos que no tiene ningún daño colateral, tendremos que usar la compulsión para borrarle los recuerdos.
Después de escuchar algunos regaños por parte del director, me dirigí a la enfermería junto con el profesor Russell, en lo que mis amigos se iban a sus respectivas habitaciones a descansar.
Aún no podía creer que Leah estuvo a centímetros de calcinar a Rainer, al chico que me gustó hace años; y la verdad, no sé cómo habría reaccionado si eso hubiera pasado.
Si lo sabes, solo que te niegas a pensarlo.
—No debería sentirse culpable, señorita Fields— dijo el profesor rompiendo el silencio —. Usted y sus amigos son jóvenes, y no deberían de verse expuestos a esto.
—Gracias, profesor— dije mirándolo.
El señor Russell tenía un aspecto bien conservado, con el cabello rubio oscuro y piel pálida, está más que claro que es un vampiro, los modales y elegancia que ha demostrado en clases y todas las situaciones dicen sin duda años de experiencia y haber estado en aquellas épocas.
Y yo sé bastante de esos modales debido a mi tía, tiene una gran afición a las reuniones de etiquetas y modales de la alta sociedad, inclusive de la realeza.
Entramos en la enfermería, la cual estaba vacía, excepto por Rainer, quien estaba en la camilla más próxima a la ventana.
—Si no le molesta, profesor, quisiera tener privacidad con mi amigo.
Necesito estar a solas con él, intentar explicarle, saber que no me tiene miedo.
—Claro, señorita Fields— asintió con la cabeza —. Llámeme si necesita ayuda.
El vampiro salió de la enfermería, caminé hacia la camilla del chico castaño. Me senté a un lado de él y me quedé mirando su relajado rostro.
¿Cómo era posible que un chico se viera tan bien mientras dormía?, la paz que mostraba su rostro es reconfortante, y las yemas de mis dedos picaban por acariciarle el cabello, se veía tan suave y rebelde que deseaba pasar mis dedos sin parar por el mientras observaba sus bellos ojos.