RAINER 💥
Al llegar a casa mis padres no me abordaron con preguntas, más bien se veían bastante tranquilos y emocionados por mi aceptación en la escuela Silverstone. Tal parece que la conversación con el profesor Russell les hizo bien.
O tal vez los convenció con esa compulsión que debió funcionar en mí.
—Aun no me creo que mi hijo va a asistir a una escuela tan avanzada y sofisticada— dijo mamá mientras cenábamos.
—Nos diste una grata sorpresa Rainer— mi padre me miró desde el otro extremo de la mesa—. Tenías bien ocultas tus intenciones de entrar en esa escuela.
Si tan solo supieran que estoy tan sorprendido como ustedes, mamá y papá.
Desde que había llegado a casa, intenté averiguar si alguno de ellos conocía algo del mundo sobrenatural, pero mi investigación se fue a la basura en menos de media hora.
Jacob Sanderson es un hombre totalmente escéptico, y en cuento mencioné la mera posibilidad de la existencia de seres fantásticos comenzó a decir que eran inventos de gente con mucha imaginación y que los grandes científicos descartaban cualquier otro tipo de vida extraña en la tierra.
Mamá fue un caso algo diferente pero respaldada con otro enfoque, María Sanderson es una mujer más religiosa, y si no está en la biblia o no fue dicho por algún gran cargo de la comunidad católica, no es real, así de simple. Asi que la existencia de la magia y seres que no pertenecían a la raza creada por Dios, simplemente no existían.
Está claro que mis progenitores desconocen la realidad de su propio hijo. ¿Cómo es eso posible?
—Lo sé, no quería crearles ilusiones, no sabía si me aceptarían— moví la comida de mi plato. Apenas había probado bocado.
Mi madre siempre ha cocinado delicioso pero mi estomago está cerrado, la ansiedad y los nervios me están ganando en todos los sentidos. Decidí retirarme de la mesa, no tenía caso que siguiera ahí si el plato de igual forma se mantendría lleno. Subí a mi habitación para continuar arreglando mis cosas; Silverstone tiene dos modalidades, escuela “común” e internado, y era decisión de cada familia si querían que sus hijos se quedaran allá o no, y en mi caso, fue mi elección quedarme en Silverstone, a pesar de las quejas de mamá, pero quería descubrir mi especie, y viniendo a casa al terminar las clases no lograría descubrirlo tan rápido.
En mi habitación, Dunkel estaba echado frente a mi cama, con sus enormes patas sobre un viejo oso de peluche que estaba próximo a ser reemplazado por un juguete nuevo.
—¿Sabes?, lo que más lamento de irme a Silverstone es no verte todos los días— me acerqué a él—, pero no te preocupes, vendré los fines de semana a visitarte y hacerte compañía, amigo.
Dunkel se sentó cuando estuve cerca y me miró fijamente, analizándome, para después acercarse a mí, buscó mi mano con su hocico y le dio un empujón. Una señal bastante clara de que quiere que lo acaricie.
Acaricié su cabeza y sus orejas, a la raza pastor alemán les encantaban las caricias en esa zona, pero Dunkel solo dejaba que yo lo acariciara ahí, nadie más podía y quien se atreviera a siquiera intentarlo, terminaba derribado o casi mordido por él. Dunkel es bastante selectivo sobre quien puede tocarlo.
Noté que había otra maleta en la esquina de la habitación, seguramente mamá la dejó aquí, ya que, según ella, en una sola maleta no me cabrían todas las cosas “necesarias” para ir a la escuela.
Mi madre exagerando, un clásico.
Aun no me creía todo lo que estaba pasando, que mañana comenzaría mis estudios en Silverstone y que comenzaría mi investigación para descubrir qué tipo de sobrenatural soy. Mañana entraría a conocer el mundo nuevo, el mundo de Amelie.
Amelie.
Aun no entiendo que me ha hecho esa chica, pero desde que volvimos a besarnos en la biblioteca, muchos de mis pensamientos se redireccionan a ella sin razón aparente, solo sucede. De alguna forma todo lo que pienso lo relaciono con ella.
Confirmado, estoy cayendo por ella, otra vez. Solo que no pensé que caería tan rápido.
Sacudo mi cabeza y me dedico a ordenar mis pertenencias.
—Rainer, hijo, tus amigos están aquí— gritó mi madre desde la puerta.
¿Amigos?, sé que suena un poco antisocial de mi parte, pero aún no tengo amigos en Golden Valley, si apenas llegamos hace una semana, con Jonah y su grupo aún nos estamos conociendo como para tratarnos de amigos, y Amelie, bueno, ella es un caso aparte. Salgó de mi habitación y bajó las escaleras.
En el recibidor de la casa había dos chicos conversando con mi padre, un castaño y un pelinegro, ambos vestían parte del uniforme de Silverstone. Los reconozco rápidamente, son Jackson, el médium, y el otro amigo de Amelie.
—Es fascinante — escuché decir a mi padre—. No pensé que su escuela fuera tan avanzada.
—Lo es, señor Sanderson— dijo Jackson —. Nuestro director quedó más que encantado con los resultados del examen de admisión de Rainer, ha sido uno de los mejores.
—Exactamente, es difícil conseguir una beca en Silverstone, pero Rainer lo ha hecho sin el menor problema— le siguió su amigo pelinegro.
—Me alegro de que me hijo me recompense de esta forma por mis largas horas de trabajo, siempre logra hacerme sentir más orgulloso de lo que ya estoy— Jacob Sanderson infló el pecho con orgullo—. Ahí estas, hijo.
La mirada de los tres cayó en mí.
—¿Qué hacen aquí, chicos? — dije tratando de no sonar descortés.
—Cameron y yo creímos oportuno ponerte al tanto de todo sobre Silverstone antes de que entre oficialmente— soltó Jackson—. Además, es mejor llevar tus pertenecías hoy, mañana será un día muy ocupado.
—Adelante, cariño— habló mamá, quien apareció de repente con una sonrisa—, ve con tus amigos a hablar, yo me encargaré de terminar con tus maletas.