RAINER 💥
Observé mi mano, aun sin creer lo que había pasado. Acabo de absorber fuego, ¡FUEGO!, y he logrado controlar un poco el agua y el aire que Janett lanzaba contra mí, ¡increíble!
Todos me miraban sorprendidos, nadie se esperaba que hiciera eso, igual que yo.
—Eso estuvo genial, Rai— dijo Janett parándose frente a mí.
Tomó mi mano y la observó detenidamente, buscando alguna herida o quemadura. Cameron se acercó.
—No tiene heridas, ni siquiera un pequeño rastro— la druida miró a el resto —. Este chico es todo un misterio.
—Definitivamente eres otra especie de nuestro mundo— soltó Leah llegando donde nosotros —. Ninguno de nosotros puede hacer algo así. Al menos no todo junto.
—¿Qué hay de Janett?, ella maneja el fuego— creo que esta prueba solo me dejó más dudas que respuestas.
—Los druidas podemos controlar los elementos naturales y algunos derivados, pero no absorberlos en nuestro cuerpo— la pelinegra habló con voz seria—. Es la primera vez que veo algo así en mi vida.
—Gracias por ayudarme con esto, de verdad— los miré a todos—. Sé que pude ponerme en peligro, o a ustedes al hacerlo— los miré a todos.
—Gracias a los Dioses no te hicieron daño— Jackson se puso a mi lado, su mano se apoyó en mi hombro —, sino Amelie estaría como loca aquí parada.
—Yo diría que más que eso— comentó la bruja riéndose —. Nos habría pateado el trasero en cinco segundo— Leah miró a las gradas.
La chica de ojos azul verdoso estaba allí, pero estaba entretenida con algo que no lograba ver des todo por una pancarta de las Águilas plateadas, el equipo de lacrosse de Silverstone.
—Mejor ve con ella— Janett llamó mi atención —. Estaba bastante preocupada al inicio de la prueba. Le hará bien ver que estás intacto.
Comencé a caminar hacia ella, pero Jackson me detuvo. Me tendió un libro grueso y viejo.
—Creo que esto puede ayudarte a descubrir quién eres—lo tomé, el castaño volteó a ver a Amelie —. Y trata de tranquilizarla, sus energías estaban demasiado cambiantes.
Asentí y le agradecí por el libro. Caminé a las gradas donde estaba la preciosa castaña, me detuve a unos pasos de ella al ver con que se estaba distrayendo. No puede ser.
—¿Dunkel? — al nombrarlo, el perro ladró feliz, pero no se alejó de la chica.
—¿Conoces a este bonito, Rainer? — Amelie acarició sus orejas con entusiasmo.
¡Por todos los Dioses!, Ella le está tocando su zona prohibida y él está feliz con eso, ¿Quién diablos cambio a mi perro por uno más simpático con los extraños?
—Bastante, es mío— silbé de una manera específica, Dunkel rápidamente dio una vuelta sobre su eje y se sentó de manera correcta. Un truco que había aprendido cuando era un simple cachorro.
—No sabía que tenías un perro— Amelie me sonrío —. Es un bonito y simpático. Me gusta eso que hace con el hocico para que lo acaricien en la cabeza.
¿Él había hecho eso con Amelie?, ¿Qué demonios le estaban dando de comer mis padres, como para que mi perro cambiara tanto en estas tres semanas de ausencia?
—Es la primera vez que lo veo comportarse así— me senté a su lado —. A veces ni siquiera deja que mis padres lo acaricien, menos en la cabeza o las orejas, solo a mí me deja. Y ahora también a ti, por lo que veo.
—Pues no lo parece— Amelie le hizo una seña con la mano, Dunkel se acercó a ella y posó su cabeza en sus piernas para recibir las caricias de la chica.
Perruno con suerte. No puedo creer que este envidiando a mi perro en este momento.
Puedes obtener algo mejor, y lo sabes.
—Le diste un nombre bastante curioso— su voz me trajo a la realidad—. Nunca había escuchado el nombre Dunkel, ¿Qué significa?
—Significa oscuro, está en alemán, ya que es un pastor alemán— el perro suspiró.
—Que nombre tan adecuado, aunque inusual— la castaña me miró a los ojos.
—Lo sé, fue extraño, cuando lo adopté en San Gabriel supe que ese sería su nombre, algo me paso cuando lo vi que juraría que el mismo me dijo que su nombre era Dunkel— solté una pequeña risa al recordar la anécdota cuando elegí su nombre —. Aunque mi padre cree que le puse ese nombre en honor a una cerveza alemana.
La castaña rió. —Aunque fuer asi, me gusta su nombre. Le queda perfecto— Dunkel movió su cola.
—Creo que debería llevarlo a casa— me levanté de las gradas, Dunkel hizo lo mismo y caminó hacia mi lado.
—Creo que sí, aunque me preguntó cómo es que nadie notó que entró aquí— ella se levantó de las gradas —. Te veré cuando vuelvas— comenzó a caminar a la escuela.
No dejes que se vaya.
No pensaba hacerlo.
—Amelie, espera—se detuvo a unos pasos de distancia—¿Quieres acompañarme a dejarlo?
Sonrió. — Me encantaría— esa sonrisa me hizo querer besarla una y otra vez.
Amelie tomó el libro de mis manos y lo guardó en su mochila, se lo agradecí.
Salimos de Silverstone sin ningún problema, la jornada de clases de algunos grados ya había acabado y los estudiantes que no dormían aquí se estaban retirando a sus casas o sus padres venían por ellos, asi que aprovechamos ese momento para escabullirnos con el can siguiéndonos los pasos. Tenemos hasta las 8 de la noche para volver sin ser descubiertos por el cuerpo ejecutivo y docente, de nuestra escapada. Ya en las calles de la ciudad, busqué la suavidad de la mano de la castaña y cuando la encontré entrelacé nuestros dedos, ella soltó una pequeña risita mientras caminamos por las calles de Golden Valley con Dunkel caminando delante de nosotros como guía.
Nunca me imaginé que caminaría por una cuidad tomado de la mano de Amelie, parecia ser tan perfecto ir de esta forma con ella que espera que el tiempo pasara más lento. Durante nuestra caminata hablábamos de miles de cosas a la vez, como me encantaba poder hablar con ella de todos los temas habidos y por haber, saber que podemos hablar desde las cosas absurdas a las cosas más serias de vida.