AMELIE 💥
—Te quiero, mi pequeña lobita— dijo mamá a través de la línea, sonreí—. No lo olvides nunca.
—También te quiero, mamá. Saluda a papá y al resto de la familia de mi parte— la verdad no quería despedirme, pero algo me dice que su llamada no es casualidad.
Desde que había contestado la llamada, tenía la mirada castaña de Rainer sobre mí. El chico se había sentado en la orilla central de mi cama y me había observado caminar de un lado a otro por la habitación mientras hablaba con mamá. Y parte de mi le agradecía en silencio que se haya quedado.
—Lo haré, cielo, adiós— cortó la llamada.
Dejé el celular sobre el escritorio y me giré para ver al chico en mi cama.
—Vaya forma de arruinar un buen momento.
Rio levemente. —No negaré que me ha dolido, aun duele.
—Estoy segura que puedo ayudarte con eso en un rato.
Me acerqué a él para sentarme a su lado, pero el castaño tenía otro plan. Posó sus manos en mis caderas y me guio a sentarme en sus piernas, intuitivamente rodeé su cuello.
—¿Todo bien con tu familia? — preguntó con voz tranquila.
Suspiré. —Eso creo.
—¿Tan raro es que llamen tus padres? — su aliento rozó mis mejillas.
—Sí, ellos no tienden a llamarme de la nada— enrosqué mis dedos en su cabello —. Ellos son más de enviar cartas, las pocas veces que me han llamado, nunca es por algo bueno.
—No pienses negativo, preciosa— besó mi mejilla —, tal vez tu madre extrañaba el sonido de tu voz.
¿Por qué demonios este chico es tan dulce?, sus palabras me derriten por dentro. Rainer me tiene jodida la mente.
—Eres lindo— rocé mi nariz con la suya.
—Y tú eres hermosa— acunó mi mejilla, acariciándola con el pulgar —. Ya es tarde, debería volver a mi habitación.
—Quédate conmigo esta noche— apreté ligeramente el agarre en su cabello.
—Solo si me besas— su sonrisa me hizo contener la respiración.
Pegué mis labios a los de él, dejándome llevar nuevamente. Cada vez que compartía un beso con Rainer, sentía que estaba en el lugar correcto, que nada ni nadie podría igualar lo que siento cuando estoy con él. Cada beso del castaño es una dosis de tranquilidad y poder a la vez, me calma por completo su cercanía y al mismo tiempo pone todos mis dones al límite, y a su disposición.
Su lengua se introdujo en mi boca, haciéndome jadear. Bajé mis manos hasta su cuello.
—Tú y yo dejamos algo pendiente, Rainer Sanderson— la sonrisa que tenía en mi rostro no podía sacarla —. Pero mañana tenemos clases temprano, y si seguimos besándonos así, no dormiremos
Él sonrió, mostrando su dentadura. —¿Es una propuesta o una advertencia?
—Es un poco de ambas— mordí mi labio inferior mientras sonreía
Nuestros labios volvieron a juntarse, Rainer se acomodó mejor en la cama, al igual que yo sobre sus piernas.
** ** **
Las primeras clases fueron bastante extrañas, en el sentido que los profesores no estaban del todo en el salón, sus pensamientos se hallaban en otro lugar. Eso no puede significar algo bueno.
Durante la clase del profesor Wallace, nos dejó algunos conjuros escritos en el pizarrón y durante toda la hora debíamos averiguar a que idioma pertenecían, traducirlos y ver cuál era su propósito.
—Tengo la sospecha de que Wallace no está interesado en nosotros— susurró Kendrick a mi lado.
—Ni me lo digas, la profesora Gómez estaba igual en la clase anterior— le dije de la misma forma.
Tomé uno de los grandes libros sobre el escritorio del profesor y volví a mi asiento, el moreno se sentó junto a mí.
—¿Hacemos el trabajo juntos?, ya bastante aburrido es como para hacerlo solo— su comentario me hizo reír.
—Claro— abrí el libro, podía notar el polvo salir de la paginas.
Comencé a leer el libro mientras escuchaba los comentarios de mi compañero, Kendrick es un excelente hechicero, pero nunca ha sido muy partidario de la educación de ciertas asignaturas sobrenaturales que tiene la escuela, pues para él y su especie son irrelevantes, por no decir inútiles.
—Aun no entiendo por qué debo hacer este curso, quiero decir, yo no puedo hacer magia propia, debo hacer rituales obligatoriamente, a diferencia de las brujas— el moreno apoyo su frente en el viejo libro.
—No soy quién para cuestionar los métodos de enseñanza— me encogí de hombros.
Nadie aquí puede enseñarte lo que realmente necesitas.
—Habló la bruja más fuerte que conozco— me pinchó un brazo con el dedo —. Siempre he tenido la idea de que tienes más conocimientos de magia y hechicería de los que aparentas.
—¿Por qué lo dices? — anoté la traducción de uno de los conjuros.
—Te he visto en acción, Amelie— puso su dedo índice sobre el dibujo de un pentagrama en el libro.
Reconozco ese pentagrama. Es para invocar seres de otras dimensiones.
—Se nota que en tu aquelarre te enseñaron magia más avanzada a pesar de tu edad.
—El aquelarre Lleuad es uno de los tres aquelarres ancestrales y antiguos de nuestro mundo, tuve la suerte de nacer en uno de ellos.
—Nosotros no creemos en la suerte, los Dioses decidieron que tu destino era ser poderosa— y diferente, pensé —. Eres la miembro más joven en la historia de ese aquelarre, tú no tienes suerte, Amelie, tu estas bendecida por nuestros dioses.
Sonreí ante el comentario de mi amigo, pero estaba muy equivocado. Los dioses no me bendijeron, me maldijeron para hacer sufrir a mi familia, volviéndome una criatura abominable, inestable y demasiado poderosa, y letal.
Seguimos con nuestro trabajo, logramos traducir todos los hechizos, menos uno. Al parecer nadie había encontrado su traducción. El idioma en que estaba escrito no estaba en los libros, pero algo en mi mente sabía que conocía esa lengua, sabía que la había visto antes.