Lazos Oscuros [libro 1]

29.- El Ying y el Yang

RAINER 💥

Confusión. Esta es la palabra perfecta que define como me siento en este preciso momento, definitivamente.

Mantuve la mirada sobre el profesor Russell durante todo este tiempo mientras sus palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza, ¿Un ser poderoso?, ¿Yo?, quiero decir, por lo que he leído, todo ser que tenga una procedencia del Cielo o el Averno tiene más poder que la mayoría de los sobrenaturales, pero ¿De qué rayos estará hablando?

Miré a la chica de ojos azul verdoso a mi lado, está confundida como yo, además de ansiosa y nerviosa por las palabras de hombre frente a nosotros.

—¿Qué es lo que sabe, profesor? — preguntó después del largo silencio.

—Sus orígenes, que es lo que son, el por qué actúan asi entre ustedes, y lo importante: qué papel juegan en esta situación— posó sus manos sobre el escritorio —. Son la razón del por qué estoy acá. Ambos.

¿Qué?, ¿Cómo es que este señor sabe más de nosotros que nosotros?, ¿Qué sentido tiene eso?

Ninguno.

Entonces, ¿Qué debo hacer?

—Podría explicarnos mejor, profesor— dije con calma, o por lo menos lo intenté —. La verdad es que no tiene sentido ni lógica lo que dice. Dice conocer de nosotros, pero Amelie se conoce perfectamente, y yo me vengo enterando hace unos mese que soy un sobrenatural, ¿y usted sabe mi especie, sin siquiera saberla yo?

—Seré sincera con usted, profesor, no creo ni confío en sus palabras, asi que — Amelie caminó a la puerta, la seguí —, creo que esta conversación a puertas cerradas llega hasta aquí.

—¿Y si le proporcionara una prueba de que digo la verdad con respecto a usted y al joven Sanderson?, ¿se quedarían y escucharían la información que desconocen de sus vidas?

—Como dicen algunos: Ver para creer.

El vampiro caminó hacia uno de sus libreros, removió varios libros de una de las repisas hasta llegar a un compartimiento secreto, lo abrió y tomó un grueso libro de pasta roja, lo puso sobre el escritorio. Lo abrió, hojeando las paginas amarillentas hasta encontrar lo que buscaba.

—Durante siglos mi familia ha sido seguidora y amiga de los Steinfield— apenas el apellido salió de su boca, la expresión de Amelie cambió—. Somos una de las pocas familias aliadas que tienen en el mundo

Giró el libro hacia nosotros, mostrándonos el contenido. En una de las páginas había una gran fotografía antigua de nueve hombres vestidos elegantemente, Amelie se acercó al libro; acarició la página con los dedos. Leí el pie de la imagen: “Marqueses Steinfield junto a Aristócratas celebrando las festividades. Verona, 1893”. Pasó a la página siguiente, donde había otra imagen, era él junto a otro hombre. “Marques Zac Steinfield y Lord Dante Russell”

—A inicios del 2001, se comunicaron con todos sus amigos y les pidieron buscar a brujas, médiums y sacerdotisas de confianza para llevar a cabo unas investigaciones— miró a Amelie —. Ellos querían ayuda para averiguar cómo era posible tu creación y, sobre todo, que criatura serías.

Amelie apretó mi mano con fuerza, intentando contenerse de todo lo que le estaba diciendo el profesor.

—Fueron dias duros, pero se descubrió que serias una nueva y poderosa especie, en ese momento tu familia comenzó a hacer de todo por mantenerte a ti y a tu madre a salvo de la oscuridad, esa que por tantos siglos los ha perseguido y castigado.

El semblante de Amelie era triste, tiré suavemente de su mano hacia mí. Cuando su costado chocó con el mío, se aferró a mi brazo.

—Una de las médiums que ayudó a tu familia era mi mejor amiga, ella le contó a tu tío y a mi que había logrado ver algo al tocar el vientre de tu madre; declaró que necesitarías ayuda para sobrellevar tu magia—. Es por eso por lo que estoy aquí, Amelie.

—¿A qué se refiere con ayudarme?, ¿y como lo hará? — preguntó la chica.

—Me refiero a ser tu guía, llevarte por el camino correcto en uso de las artes oscuras, y durante mucho tiempo llevó estudiando la forma de hacerlo— dijo con seguridad.

Divisé su mano, mejor dicho, el anillo que llevaba puerta en su dedo anular. Era un anillo antiguo, de esos que usaban en la realeza, el cual permitía saber a qué casa real pertenecías, pero el de ese anillo no era un escudo. Conocía ese símbolo, lo había visto antes en mis sueños o pesadillas, la verdad no puedo recordarlo bien.

—Bien, le creo— expresó Amelie en voz baja.

Miré al vampiro. — ¿Y qué es lo que sabe sobre mí?

—Bastante, Rainer Sanderson. Eres un ser bastante poderoso, como no te lo imaginas— volvió a ir al librero, sacó otro libro del lugar secreto, era de pasta negra

Lo dejó sobre el escritorio, frente a mí. Las letras en la portada comenzaron a moverse en mi mente. “Los hijos de Elohim”

—Eres un descendiente de Vigilantes; un Nefilim. La sangre de un ángel corre por tus venas, jovencito— hizo un gesto para que pusiera mi mano sobre el libro —. Eres el representante del cielo en la tierra. El primero en nacer después de más de un milenio.

Llevé mi mano hacia el libro, de la misma forma que lo había hecho con el Diario de Grigori. Sonó un click y este se abrió sin problema.

—Libros encantados— comentó el profesor—. He de admitir, que los seres de Cielo y el Averno son bastante precavidos sobre quienes puede leer sus escritos.

Entonces mis sospechas eran ciertas, tengo sangre de ángel. Soy, casi, un maldito ángel.

Russell se paró delate de nosotros. — Son una Hereje y un Nefilim. Dos seres únicos en su especie hasta el día de hoy.

¡Mierda!, esto es mucha información que procesar.

—Todo lo que ustedes han vivido no es una simple coincidencia, los dioses tenían planeado esto para ustedes.

—¿Qué tiene que ver nuestras respectivas especies con los Dioses? — dijo mi novia.



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En el texto hay: demonios, licantropos, brujas

Editado: 31.12.2022

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