Lazos Oscuros [libro 1]

30.- El grimorio perdido

AMELIE 💥

*tres semanas después*

—¿Se siente bien, señorita Fields? — preguntó la profesora Gómez.

No, no me sentía bien, para nada de bien. Quería gritar, romper, quemar y destruir. Quería descargarme, liberar mi magia.

Estas tres semanas habían ocurrido muchas cosas; partiendo por el hecho del entrenamiento de la magia negra con el profesor Russell, las luchas experimentales que hemos tenido Rainer y yo, a modo de desarrollar sus habilidades, los nuevos ataques de la criatura y la extraña niebla invadiéndonos de vez en cuando y, por último, pero no menos importante, el cumpleaños dieciocho de Cameron.

Lo mejor, sin duda, fue el cumpleaños de uno de mis licántropos favoritos, Cameron Gray. Ese chico se ha vuelto como un hermano para mí, sobre todo, por la manada a la que pertenece; a pesar de que no pudimos celebrarle su cumpleaños como queríamos, logramos hacer una linda fiesta sorpresa en el auditorio. Y gracias a los dioses todo salió bien ese día, tristemente, los días anteriores a este, no fueron tan bueno y divertidos. Nuevos ataques, nuevas víctimas y más preocupación por saber que es esa criatura que nos atormenta.

Juro que cuando la encuentre, la destruiré.

—¿Señorita Fields? — volvió a preguntar.

Miré las hojas en blanco de mi cuaderno, no había logrado tomar la lapicera para escribir debido a los susurros; debía calmarme rápido. Comencé a respirar profundamente, ignorando por completo a la profesora cerca de mí; un líquido caliente comencé a caer por mi nariz, este goteó en las hojas. No es sangre, es ese liquido negruzco.

Será mejor que corras.

Tomé mis cosas de la mesa y las metí como entraran en la mochila; salí corriendo del salón de clase, evitando los llamados de la profesora, Leah y Kendrick. Me encerré en uno de los baños, observé mi reflejo. El líquido negruzco corrió por mi nariz hasta los labios, me limpié rápidamente, abriendo la llave del agua; mis ojos estaban mutando de colores, estando en un constante tintineo de azul verdoso y rojo; la piel me picaba y ardía como el demonio, en un momento en clases, me había rascado tan fuerte el antebrazo que me saqué sangre. No sé qué está pasándome.

Rainer.

Por favor, chico ángel, ven conmigo.

¿Por qué mierda no fui al partido de lacrosse en Golden High contigo?, ¿Por qué dije que me quedaría aquí?, ¿Cómo es que fue tan tonta de creer que lograría resistir unas horas sin su cercanía, sí sé que estoy más inquieta y susceptible que antes?

Volví a limpiarme el líquido de la nariz y enjuagué mi cara, pasándome las manos mojadas por el cabello y nuca.

Vuelve a tu naturaleza, Amelie.

¡Rainer, por favor!

Sabes que el momento ha llegado.

Los golpes en la puerta me hicieron dejar de prestar atención a los susurros, me acerqué a esta con cautela.

—Señorita Amelie— la voz del profesor Russel atravesó la puerta.

La abrí, dejando que el vampiro me viera. Él no se inmuto al ver mi aspecto, simplemente susurro un "sígame", tomé la mochila y lo seguí hasta su oficina. Cuando estuvimos solos, dejó un grueso libro de pasta de cuero sobre su escritorio.

—Se está descontrolando— afirmó.

Dime algo que no sepa, vampiro.

—¿Usted cree que yo busco sentirme asi?, pues no, odio que pase esto— la rabia en mi voz lo sorprendió.

—Necesita respirar, y…

—¡Esa mierda no sirve!, ¡¿cree que no lo he intentado!?— mis manos temblaron —. No está funcionando, ha dejado de funcionar hace un par de días, ¡Días!

¡Rainer, por favor!, ¡Te necesito!

Todo sería más fácil sin dejaras de resistirte, Amelie.

El profesor se acercó a mí, agarrándome del brazo, y nos sacó de la escuela; con su velocidad sobrehumana nos había llevado a un lugar alejado del bosque.

—Adelante, señorita Amelie— indicó hacia el enorme campo de naturaleza —. Libérese de su carga.

No le hagas caso, él también te está diciendo que hacer.

Imagina todo lo que podrías hacer con tu poder, ¿quieres sentir como es chasquear los dedos y destruir un pueblo completo?

¡SILENCIO!, ¡AHH!

¡RAINER!

Miré al vampiro por unos segundos, este se puso nervioso, dando pasos hacia atrás. Cerré los ojos, reuniendo toda mi voluntad, y dejé la magia fluir por mi cuerpo; exploté.

Grité como nunca, dejando que las ondas de magia salieran por cada poro de mi cuerpo. La piedras y hojas salieron volando de un lado a otro, mientras que las ramas de los árboles se movían con brusquedad, algunas de ellas se quebraron, cayendo a tierra. La piel me cosquilleaba aún, por lo que grité con más fuerza, haciendo que todo a mi alrededor volara por los aires. Cuando me sentí completamente vacía, sin molestias ni inquietud; dejé de gritar.

—Impresionante— comentó Russell, saliendo de detrás de un árbol.

Controlé mi respiración. —Se sintió…bien.

—Cada vez lo controla mejor, señorita Steinfield, me enorgullece ver sus evoluciones— siempre que estábamos solos me llamaba por mi verdadero apellido, ni siquiera lo hacía frente a Rainer —. Eso quiere decir que ya está lista.

—¿A qué se refiere?

—Volvamos a la escuela. Hay algo que debo mostrarle.

Caminamos de vuelta a la escuela en completo silencio, Russell se reusaba a contarme sobre lo que veríamos ahora. Cuando llegamos al área escolar, muchos estudiantes estaban en el patio, estaban en la hora de receso. A lo lejos pude ver a mis amigos, aunque ellos no me notaron, y asi es mejor; cuando seguí avanzando detrás de Russell, vi a Jay-Jay mirar hacia mí. Me estaba hablando con la mirada, le hice entender que estaba bien, y que después hablaríamos.



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En el texto hay: demonios, licantropos, brujas

Editado: 31.12.2022

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