AMELIE 💥
—¿Tu quien crees? — respondió otra voz.
Dirigí la mirada hacia su origen. —Bastian.
—¿Cómo está mi sobrinita querida? — Bastian abrió los brazos para recibirme.
Corrí hacia él, dejando que me abrazara con demasiada fuerza.
—Has estado haciendo de las tuyas, por lo que se— sonrió —. Sin duda eres mi sobrina.
—Bastian— soltó Kelsey con reproche, me miró —¿Cómo estás, Am?
La chica acaricio mi cabello, ya que Bastian no me soltaba para abrazarla.
—Bien, creo que mejor que nunca— le dije.
—Me alegro de escuchar eso— la chica me sonríe—. Tenemos mucho de qué hablar.
—Lo sé.
Mamá apareció en la puerta. — Asumí que la traerías aquí primero— miró a Greg —. Es hora, lobita. Debemos hablar.
Todos caminamos hacia el estudio, en cada casa que pertenece a la familia hay una oficina que comparte la misma decoración, papá dice que es importante que algunas cosas no cambien. Entramos en la oficina.
—Por qué no me sorprende que estén juntos— comentó papá al verme junto a Bastian.
—Es mi consentida— Bastian me guiñó un ojo.
—Eso no es sorpresa, hermanito— una hermosa mujer rubia entró por la otra puerta —. Ahora a un lado, que es mi turno de abrazar a mi sobrina.
—Tía Cassie— la abracé —. Tan linda como siempre.
—Tú no te quedas atrás, cariño— me acarició el cabello—. Estas hermosa, no dudo que tienes a todos los chicos y chicas detrás de ti.
Papá se aclaró la garganta. — Amelie.
Hora que la discusión comience.
Me pareé en medio de la habitacion. Papá estaba sentado frente a su escritorio, mamá se colocó a un lado de él, tío Zack tenía las manos en los bolsillos de su traje, parado elegantemente junto a un librero, Tías Cassie y Zada se sentaron en uno de los sillones dobles y tío Bastian, Kelsey y Greg estaba parados cerca de la puerta.
—¿Por qué lo hiciste? — preguntó el rubio.
—Por qué hice, ¿Qué?
—Sabes de lo que hablo, señorita, no intentes negarlo.
—La verdad, creo que tienes que ser más específico, papá.
—No estoy jugando, Amelie.
—Yo tampoco.
—Del tal palo, tal astilla— susurró mamá, ambos la miramos —. Sabemos lo de la magia negra, cariño, pero no entendemos el porqué de tus actos.
—No ha sido nada tan grave— es mejor omitir algunos detalles, para no preocuparlos más —. He logrado manejarlo y eso es lo que importa.
—Las cosas no son asi de simples, y lo sabes bien— expresó molesto —. Te prohibí hacer cualquier tipo de magia oscura por una razón, te dejó estudiar lejos de nosotros y te descarrilas. No me esperaba este comportamiento de ti.
—Lo sé, pero tuve que hacerlo.
—Nada es más importante que tu seguridad, Amelie— Aaron Steinfield apoyó sus manos fuertemente contra el escritorio —. No pienso repetir lo de hace años.
Yo tampoco quiero repetirlo, pero no puedo evitarlo.
—Pasamos años arreglando nuestros asuntos; luchando con la oscuridad que rodea a los Steinfield, sacrificamos el tiempo que podíamos pasar contigo, para que tú, en un arrebato infantil te pongas en riesgo.
—¿Arrebato infantil?, ¿de verdad crees que habría hecho magia negra por una estupidez? — ahora yo estoy molesta —. Todos ustedes saben que nunca quise esto, todo este poder oscuro y dones excepcionales, pero tuve que actuar y las voces me guiaban.
—¿Voces? — preguntó mamá —, ¿has estado escuchando voces?
—Las llevo escuchando desde que cumplí dieciséis, pero este año han sido más fuertes.
Papá golpeó con fuerza en escritorio, haciéndolo crujir.
—¡¿Y por qué no lo habías mencionado?!
—¡He estado dos años sin verlos, apenas me llamaban o me escribían, ¿Cómo pretendías que les dijera “familia, ahora escucho voces en mi cabeza”?!
—¡¿Y crees que es excusa suficiente?, tendrías que habernos avisado de cualquier forma!
—¡Aaron, ya es suficiente! — gritó mamá
—Deberías dejar que nos explique— comentó Zack —. Estuvo tres años fuera de nuestro total cuidado.
—La verdad no sé qué les sorprende— habló Bastian, caminando por el estudio —. Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano.
—¡Cierra la boca, Bastian! — papá lo miró, sus ojos azul verdoso se habían oscurecido —. Acordamos que ella estaría fuera de todo lo que nos persigue.
—Y hemos mantenido nuestra promesa— expresó Zada —, pero Bastian tiene razón, tarde o temprano esto se nos saldría de las manos.
—Lo sabíamos, solo que nos negábamos a aceptarlo —Cassie suspiró —. Es una Steinfield, y paga las mismas represalias que nosotros.
—No dejare que nada lastime a mi pequeña niña— sentenció papá.
—Amelie ya no es una niña— habló la mejor de las hermanas —. Lo quieras o no, Aaron; tu hija ya tiene dieciocho, es legalmente una adulta— suspiró—. Debemos afrontar lo que viene, todos juntos.
Papá se pasó las manos por el cabello notablemente frustrado por todo. Nunca me había gustado que mi familia discutiera, lo odiaba; sobre todo si era por mí. Si pueda dejar de ser una hereje, o simplemente quedarme solo con una de las cuatro especies que me componen, las cosas serían más sencillas.
No puedes cambiar, solo te queda aceptar.
Deja de luchar, Amelie.
—¿Cómo lo supieron? — los miré a todos —. ¿Cómo sabían el momento exacto para ir a buscarme?
Todos se quedaron en silencio.
—El día que fui a verte te dije que había ido por la criatura, te mentí— habló mi hermano —. En realidad, fui porque Kelsey notó cambios en el medallón.
—¿Qué clase de cambios?
Kelsey camino hacia mí. — Hace un tiempo el medallón comenzó a brillar, advirtiéndonos de tu usa de la magia negra. Lo escondí, para que nadie lo viera.
Papá miró a la chica con seriedad.
—Le dije a Greg y partió a Golden Valley, después de hacerle un hechizo de bloqueo y protección. Creí que te estaba ayudando— La pelinegra se encogió un poco—, pero me equivoqué, y lo noté semanas después.