RAINER 💥
La oficina está en completo silencia a nuestra entrada, Aaron nos había hecho pasar con solo una palabra, y desde ese momento que solo nos ha estado mirando con detenimiento.
—Imagino que saben por qué los mande a llamar— se enderezó en la silla de su escritorio.
—La verdad no— contestó Amelie.
Aaron ha estado bastante extraño en los últimos días, desde el incidente del desayuno su actitud con todos ha sido de lo más extraña. Gen parecía ser la única que lograba hablar con él con normalidad.
—Aunque tengo un par de ideas— finalizó mi chica, apretó mi mano levemente.
Aaron se pasó la mano por la barbilla. —Entiendo que sean jóvenes, que estén enamorados y que las hormonas no ayudan...
—¿Estás seguro de que quieres tener esta conversación, papá?
Por favor que no. Ya es bastante vergonzoso que todos sepan cuando tenemos intimidad como para tener este tipo de conversación con mi suegro.
—No empieces, Amelie— la miró con reproche —. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo.
Reí internamente.
Por lo que sé y he aprendido en este tiempo, Aaron Steinfield debe estar haciendo un esfuerzo descomunal si quiere hablar de este tema con nosotros.
—Continuando con el tema— se aclaró la garganta —, son jóvenes enamorados, están destinados y todas esas cosas que la demonio dijo, pero por favor, mínimo por el respeto a mi cordura, contrólense.
—Ay, Dioses— susurró Amelie llevándose la mano al rostro.
Dioses, por favor llévenme ahora.
—Apenas estoy procesando el hecho de que tengas novio como para tener que saber cuándo hacen... eso— me miró con enojo —. Accedí a tolerarte por el bien de mi hija, niño. He sido amable y he intentado tener una relación cordial contigo, pero no tientes a la suerte, que seas una mutación de ángel/demonio no te hace invencible.
¿Soy yo o tu padre está planeando matarme?
No le hagas caso, solo es Aarón Steinfield siendo Aarón Steinfield.
Eso significa que lo está haciendo, ¿verdad?
Yo diría que es un 60% probable.
—La verdad mi intención no es molestarte, Aarón, todo esto es nuevo para nosotros— dije con tanta normalidad como pude.
Amelie rodó los ojos y apretó mi mano, tirando de esta hacia ella.
—Papá, no somos unos niños que no saben nada de la vida, además, es normal que entre parejas pase— la mirada azul verdosa del rubio recayó en su hija —. Estamos siendo responsables, asín no deberías preocuparte.
—Y no esperaba menos, ya tenemos suficientes asuntos de los cuales debemos ocuparnos como para que tengamos una sorpresa.
La puerta del estudio se abrió de repente. Gen entró sin decir palabra alguna, con la mirada fija en el híbrido de mirada llameante.
—Sabía que los tendrías aquí— soltó sin más —. Creí que había quedado todo claro, Aaron, pero como siempre, haces lo que se te da la gana.
—Solo estoy atando cabos, cariñito.
La híbrida caminó hacia el escritorio con los brazos cruzados.
—Amelie y Rainer están grandecitos como para que les digamos lo que ya saben, y confió en que han sido responsables a todo.
Mi chica esbozó una sonrisa entre divertida y orgullosa.
Amelie siempre me ha dicho que su madre es la que pone el orden a su padre cuando cree que exagera en situaciones, y veo que no se equivocaba.
—Así que ya deja de mortificarlos con esta conversación, que te aseguro que ellos están más informados que nosotros cuando tenía su edad— vi una pequeña sonrisa en su cara—, además, más incómodo estás tú que ellos con esta conversación.
Aarón sonrió. —Nunca se te ha escapado nada, ¿verdad?
—Cuando se trata de ti, difícil. Te conozco demasiado bien.
Gen se acercó a nosotros, la dulzura y comprensión destilando en su mirada.
—Ambos tienen mi apoyo, no lo olviden— miró de reojo al padre de su hija—, pero estoy de acuerdo con que no haya ninguna sorpresa, aún soy muy joven para ser abuela.
En cuanto esas palabras salieron de sus labios, los ojos de los tres se abrieron a más no poder. Nunca creí que lo fuera decir tan directamente.
Vi como Aaron apretaba la mandíbula, pero no decía palabras mientras que Amelie parecía consternada, en cambio yo sentía que las mejillas me explotarían de lo sonrojadas que las sentía.
—Oh, y espero que hayan solucionado su problemita— susurró.
Amelie se puso pálida. —¿Lo sabes?, ¿Cómo lo supiste?
¡Oh mierda!, espero estarme equivocando al pensar que saben de la pastilla del día después.
—No has sido muy discreta con el tema, corazón, y te recuerdo que todos en esta familia tenemos un oído muy agudo— respondió Aarón con seriedad.
—Mierda— soltó en voz baja.
Recontramierda, diría yo, pero no tengo palabras en este momento.
—Y solo te advertiré una cosa, niño ángel— Aarón se acercó rápidamente a mí —. No aceptaré a ningún bebé en esta casa durante los próximos cien años ¿Quedó claro?
—Claro— respondí tragando duro.
Salimos del estudio y nos fuimos al patio. Janett, Diana, Jackson y Cam estaban ahí, la druida estaba haciendo crecer algunas flores en los arbustos mientras la sacerdotisa y el médium parecían jugar con las flores que hacia crecer, y el licántropo estaba tirado sobre el césped, observando el cielo.
—¿Te pasa algo, Cam? — pregunté.
—No es nada, solo tuve un sueño rarísimo— se apoyó en sus manos para poder mirarnos.
—Dice que tiene que ver con su compañera, pero no sabe bien como interpretarlo— comentó la pelinegra acercándose.
—Nunca he entendido bien como pueden los médiums y sacerdotisas interpretarlos— Cam bufó.
—No estás preparado para esa conversación, Cam— Jackson le sonrió con simpleza.
—Pero ¿Por qué otra razón soñaría con una chica, sola, y en el bosque?, debe de ser mi compañera llamándome, o algo así.