AMELIE 💥
No podía dejar de mover mi pierna con nerviosismo, las últimas tres horas habían sido un tormento.
Eleonor y Conrad están muertos, y sus cuerpos habían sido encadenados y llevamos al portal que había abierto hace un par de semanas. Zada convenció a su círculo de brujas de confianza a ayudarla a cerrar el portal, mientras Kelsey, con la ayuda de algunas integrantes del aquelarre Lleuad curaban las heridas de los cazadores y restauraban un poco el desastre que formaron los malditos patriarcas de esta familia.
Desde que había llegado a la casa no hemos podido ver qué pasa con Leah, Kendrick, Joshua y Brianda, Jackson había despertado hace un rato y ahora se encontraba en una de las habitaciones de la casona en compañía de Diana.
Observé a mi mejor amiga sentada junto a mí, está igual o más afectada que yo por todo esto. Janett y Leah se conocían de unos años antes que yo, aunque no lo pareciera, pues la conexión de las tres fue casi automática.
Las tres somos mejores amigas, el trio dinámico.
Tomé su mano. —Ella estará bien, Janie— intenté animarla —, es Leah; intrépida, loca y luchadora.
Ella sonrió con tristeza. —Lo sé.
Volvimos a quedarnos en silencio, pero con las manos unidas, dándonos fuerza la una a la otra y también a Leah a la distancia.
—Me siento tan tonta, ¿Cómo no noté su cambio? — expresó la druida con frustración.
—Tal vez nos enfocamos tanto en otros problemas que no vimos la batalla que ella estaba llegando en su mente.
Recordé todas las veces que estuve con la rubia; sus cambios de ánimo, de expresión sobre las personas, el desinterés que mostraba de repente. Eleonor la estaba manipulando todo ese tiempo.
Yo también debí darme cuenta de su cambio, y no lo hice, ¿Tan mala amiga soy?
—Se lo que estás pensando, Am.
—¿Y que estoy pensando?
—Te estás culpando de no haber notado su cambio, al igual que yo— soltó con un suspiro.
—No puedo evitar no culparme por esto— apreté los labios.
—Pero dudo que ella lo haga. Leah jamás te culparía, al igual que yo— se acercó más a mí, apoyando su cabeza en mi hombro —. Esto no es culpa de ninguna de nosotras, por mucho que así lo pensemos, ahora solo debemos enfocarnos en que nuestra rubia mejor amiga mejore.
—Tienes razón— apoyé mi cabeza en la suya—. Siempre has sabido que decir en los momentos correctos, Janie.
—Sabiduría de druida, linda.
Su comentario me hizo reír. Estuvimos asi por un buen rato, esperando noticias de alguno de nuestros amigos, pero nada llegaba. En un momento llevé la mirada al colgante que Janett llevaba, este se veía mal, como si lo hubieran maltratado.
—¿Qué le paso a tu colgante? — pregunté
Janett miró hacia abajo y tomó el colgante con su mano libre. Lo apretó con fuerza.
—Está envenenado de magia negra— volvió a abrir la mano.
Esta vez reconocí el dije; un talismán de protección celta, pero con la diferencia a todos los que había visto en mi vida, este está oscuro y manchado, casi destruido.
—Se lo arranqué a Leah cuando estaba defendiéndome de sus ataques— explicó—, la oscuridad opaco la magia de talismán.
Las imágenes me atacaron como un rayo. Janett le había regalado ese talismán a Leah a principios del año escolar, ya que el druida creyó que le hacía falta tener un artefacto celta que la mantuviera más protegida. Pero una vez más quedo demostrado que la oscuridad puede corromper hasta una de las magias más fuertes. Janett al ser hija de un Gran druida tiene gran poder para crear amuletos de protección y sanación, pero esta vez no logró su cometido.
—Mi don no pudo ayudarla.
—Tal vez sí lo hizo, de no haber funcionado, el talismán estaría destruido, pero sigue estando en una pieza— dije a modo de consuelo, y no mentía.
El talismán que le destrocé a Lauren hace unos meses también era de un druida, y su poder debió ser muy débil que ni siquiera usando tanta oscuridad logré hacerlos cenizas. Janett no lo sabía, pero sus talismanes son más fuertes de lo que ella cree, sobre todo cuando los hace pensando en las personas que quiere.
—Me hubiera gustado poder ayudarla más.
—La ayudaremos mucho más ahora— aseguré, confiando en mis palabras.
Rainer y Cam aparecieron por el pasillo.
El castaño ya estaba recuperado de fuerzas, al parecer dio más de lo que debía al ayudarme a traer a mamá de vuelta, pero gracias a los Dioses, ambos estaban bien.
—¿Alguna noticia? — preguntó mi novio sentándose a mi lado.
Cam se sentó junto a Janett y pasó su brazo por sobre sus hombros para abrazarla mientras que yo me apegaba a Rainer.
—Nada, sus padres aún están dentro con Zach y Uma— apoyé mi cabeza en su hombro.
—¿Sus padres dijeron algo de lo ocurrido? — Cam me miró y a Janett.
—Nada, solo se limitaron a mirarnos sin decir nada— bufé levemente—, han hablado más con Zach, Uma y papá.
—¿Y cómo se tomaron que su hija está en casa de la gran y maquiavélica familia Steinfield? — soltó el licántropo y lo miré con enojo. Se aclaro la garganta ante mi mirada —…aunque nosotros sabemos que no son así, sobre todo tu brujita, tú eres un bello algodón de azúcar.
—Adulador— susurró Janett haciéndome reír.
—La verdad no lo sé, no han sido muy expresivos que digamos— solté aire, creando otro bufido.
—Creo que solo nos queda esperar— finalizó Rainer
Solo nos quedó resignarnos a eso, tal vez más tarde salga Zach o los señores Montgomery a decirnos el estado de la rubia.
Por el pasillo de la casona aparecieron dos caras conocidas, seguidos por tía Cassie, la cual parecía haberles dicho dónde nos encontrábamos. Ambos caminaron en nuestra dirección hasta estar frente a nosotros.
—Hola— dijo uno de ellos-
—Joshie— dije llamándole por un diminutivo que casi nunca usaba, miré al otro —. Kennie.