Lazos Perversos [libro 3]

16.- Aprendiendo y entendiendo

HALLIE.

—Por la Diosa Luna, ¿están seguros que están bien?, ¿algún dolor, herida o rasguño? — la madre de Seb nos observaba a cada uno detenidamente.

—Te juro que todos estamos bien, mamá— le dijo Seb, intentando calmarla.

—No me voy a quedar con esa respuesta, Sebastián. Quiero cerciorarme con mis propios ojos.

La señora Kenner nos llevó a mí y Kira al segundo piso mientras el señor Kenner se quedaba con sus hijos para ver si realmente no tenían ninguna herida. Al quitarnos los polerones, se podían ver las marcas rojas provocadas por el agarre del tentáculo alrededor de nuestros brazos.

—Pero miren como las dejo esa cosa— la mirada de la mujer me remeció por dentro. Estaba demasiado preocupada.

Rápidamente se fue a su tocador y tomó un frasco blanquecino de este, volvió con nosotras mientras lo abría.

—No, esa cosa no, mamá— se quejó Kira mientras veía el contenido del frasco.

—Nada de Nos, hija. Sabes que esto las ayudará.

—Pero es apestoso— siguió quejándose.

—Eso no es verdad, que tú no soportes su olor es otro tema, mi niña.

Miré a la madre de los Kenner. —¿Qué es eso?

—Una pomada especial hecha por druidas, ayuda con todo tipo de herida, quemadura o dolor superficial— explicó la mujer con dulzura—. Y no te preocupes, que no es apestoso como dice Kira. Ella odia el olor a olmo y romero semi quemado.

—Aun no entiendo cómo es que ustedes soportan el olor— siguió la sacerdotisa—. Ustedes tienen un olfato más desarrollado que el mío.

—Porque para nosotros no es apestoso, hija— la señora Kenner rio al ver las muecas de su hija cuando comenzo a pasar la pomada por las partes rojas de su brazo.

Sentí una punzada de envidia al ver esa escena, una madre preocupada por su hija y haciéndola reír mientras la curaba, asegurándose de que cada parte de las zonas rojas estuviera cubierta por la pomada. Mi madre solia ser asi conmigo de pequeña, hasta que mi naturaleza salió a la luz. Ese día, todo dio un giro radical.

Mamá solia preocuparse por cada raspón y pequeña dolencia que tenía, a pesar de que también estaban mis hermanos o que Annie fuera apenas un bebé. Según papá, era tan pequeña y delgada que parecia que con solo abrazarme me quebrarían. Asi que siempre estaban sus ojos en mi cuando jugaba con Jason y Dorian, o cuando salíamos a caminar por las calles. Y ahora apenas logra mirarme sin juzgarme o lamentarse de que sea diferente.

—Hallie, linda, ¿estás bien? —la voz de la madre de Kira me saco de mis pensamientos.

Sacudí la cabeza. —Si, lo siento.

—¿Estas segura?

—Tal vez todavía este procesando lo que paso, mamá— intervino la chica pelinegra, su madre la miró —. ¿Adivina?, Hallie logró hacer ondas de choque para alejar a la criatura.

—¡Por la Diosa Luna!, ¡qué alegría! — la mirada castaña de la mujer volvió a mí, estos brillaban de emoción —. Ya verás que dentro de poco lograras entenderte, linda, estoy segura de eso.

Le sonreí. —Gracias por el ánimo, señora Kenner.

—No es problema— me sonrió de vuelta —, y por favor, llámame Kate, señora Kenner me hace sentir vieja.

Asentí y la mujer se acercó para aplicarme la pomada en parte de los brazos. Mientras lo hacía, no paraba de contarnos cosas divertidas o me pedía que le contara cosas de mí como mis gustos, comida favorita o anécdota divertida.

A pesar de que en un principio la familia Kenner me causaba una gran desconfianza, después de saber quiénes eran realmente, todo eso desapareció, lo único que me quedaba de esa eran los sentimientos contradictorios que me causa el hijo mayor de esta familia. Pero ahora, cada vez que estoy en esta casa con ellos, algo dentro de mí se siente segura, tranquila, pero sobretodo, aceptada.

—Bien, creo que ya están listas— Kate Kenner cerró el frasco y volvió a dejarlo en el tocador —. Tardará no más de diez minutos en absorberse, asi que nada de quitárselo, ¿entendido, chicas?

—Si, mamá— contestó Kira con pensar, yo solo asentí.

—Bien, bajemos y tomemos algo de té.

Las tres salimos de la habitación para ir hasta la cocina, al pasar por la sala de estar vi que Seb y Axel estaban hablando con su padre, este estaba atento a las palabras de su hijo mayor mientras pasaba la mano cuidadosamente por su mandíbula. La verdad es que Seb y su padre se parecen bastante, no dudaría que en un par de años más, Seb sería aún más parecido.

Al llegar a la cocina, Kate puso a hervir agua en la tetera mientras comenzaba a buscar entre los frascos que tenía en una de las encimeras.

—¿De cuál prefieres, Hallie?, ¿manzanilla, lavanda o menta?

—La verdad es que el té de manzanilla es mi favorito.

Ella sonrió. —Entonces manzanilla será.

Kira apoyo los codos en la isla mientras me miraba. —Si sigues asi, mi madre querrá tenerte de nuera.

Inevitablemente abrí los ojos y las mejillas se me calentaron. Kate sirvió tres tés en tazones humeantes y nos los entrego. Me deleite con el exquisito aroma de este cuando los tres hombres Kenner entraron en la cocina, el padre de Seb traía una expresión seria en el rostro, la cual se suavizó cuando su esposa se acercó a él con una sonrisa de boca cerrada. Seb camino hacia mí, sus ojos se posaron en mis brazos y rápidamente tomo uno de ellos para verlo más de cerca.

—¿Qué fue lo que te paso? —preguntó sin apartar la vista de mi piel.

—El agarre de la criatura— expliqué, intentando controlar mi ritmo cardiaco.

—Juro que lo mataré— le escuché susurrar, su mano bajo lentamente por mi antebrazo hasta acariciar mis dedos.

El corazón volvió a golpearme el pecho con fuerza debido a sus palabras, ¿desde cuándo me afectaban tanto sus palabras?, su cercanía me viene poniendo nerviosa desde el inicio, pero ¿ahora también sus palabras?, demonios, definitivamente me estoy volviendo loca.



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En el texto hay: licantropos, banshee, brujas

Editado: 22.01.2024

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