SEBASTIÁN.
—No puedo creer que solo faltan dos dias para que mi bebé cumpla sus veinte años— los brazos de mi madre aun me rodeaban el cuerpo mientras se mecía de un lado a otro.
Siempre se ponía más cariñosa y sentimental de lo que ya era cuando el cumpleaños de alguno de nosotros estaba cerca.
—Lo dices como si no me fueras a ver más, mamá— comenté sobándole la espalda, intentando calmar su sentimentalismo.
—Tu compañera esta más y más cerca de aparecer, cariño, y apenas nos prestaras atención— me acaricio el cabello y las mejillas —. Pareciera que fue ayer cuando te sostenía en mis brazos para calmarte, o te aferrabas a mi cuello cuando tenías sueño.
Sus ojos oscuros comenzaron a ponerse llorosos mientras me acunaba las mejillas con ternura, esbozó una pequeña sonrisa.
—Has crecido tanto, mi Sebastián, y no podría estar más orgullosa del joven en el que te has convertido.
—No podría estar más de acuerdo con eso— papá apareció por la puerta corrediza —. Nos has enorgullecido durante años, compañero, y es bueno saber que la manada quedará en buenas manos.
¡Por la Diosa Luna!, no creí que las palabras de mis padres me afectarían tanto. Andrew Kenner posó su mano sobre mi hombro en un acto afectuoso mientras sonreía.
—Te queremos mucho, hijo.
—Y yo a ustedes, papá.
Gracias a los Dioses los mellizos entraron en la cocina, la verdad es que ya no aguanta la presión que había crecido en mi pecho al escuchar las palabras de mis padres.
Solo me quedaban dos dias para decirles la verdad, para ver la decepción en sus rostros, y la ira también. Aun no sabia como decírselos, y es que no había manera de alivianar la verdad, por mucho que la buscara.
Una parte de mi creyó que hablar con Faith podría haberme ayudado, pues que mejor que una médium para que te aconseje sobre verdades ocultas. Fue una suerte haberla encontrado en la fiesta, pero sus palabras no me dieron mucho consuelo que digamos.
*flash-back*
—Estoy en contra del tiempo, y no encuentro las palabras correctas para decírselos— le dije.
La pelirroja se acercó un poco más, tanto para escucharme mejor como para que yo la escuchara por sobre la fuerte música.
—Y temo que no las hallaras, Seb, porque no hay palabras lo suficientemente buenas para endulzar tu amarga verdad— dijo cerca de mi oído —. En su momento te dije que buscaras las palabras correctas para suavizar la verdad, pero lo que realmente debes hacer es contar tu verdad, sin tapujos ni omisiones.
La miré. —Creo que ambos sabemos en lo que puede acabar eso, sobre todo si…
—Hay cosas es esta vida que no podemos cambiar, como la muerte— el poder de sus palabras me causó escalofríos —. Tendrás que dejar que el destino siga el curso que ya tiene predeterminado, muy a nuestro pesar, sus decisiones pueden alterarlo por completo y transformarlo, pero eso solo lo descubriremos sobre la marcha, no ahora.
—¿Ustedes las médiums no se cansan de saber exactamente que decir? — mi comentario la hizo reír.
—La verdad no— vimos como el resto de las personas que la acompañaban se acercaban. Reconocí a Colin y Kendrick —. Estar siempre a tres pasos adelante que el resto puede ser muy divertido.
Solo espero que en el momento que la verdad salga de mi boca, logremos mantener todo bajo control.
—Vaya, aquí huele a sentimentalismo — soltó Axel observándonos, hizo un gesto dramático de indignación —. ¿Han tenido de nuevo un momento familiar y no me han incluido?
—Sigo preguntándome de donde saliste tan dramático— mamá lo miró con una sonrisa.
—Definitivamente de tu familia— soltó papá por lo bajo, lo cual no impidió que todos lo escucháramos.
Todos comenzamos a reír al ver como mamá y papá se debatían cual de las dos familias era la más dramática, lo que termino en un acuerdo mutuo, por ahora.
Papá cambio de tema, volviendo el ambiente un poco más serio. Había estado tan inmerso en mis problemas que había olvidado todo el asunto de la criatura, y vaya que había tenido avances, pero ninguno a nuestro favor. Seguía atacando personas y sobrenaturales que se internaban en el bosque, al parecer las autoridades de Appleby había mandado pedir ayuda a las ciudades más grandes, por que sospechaban que el responsable de todo esto era un animal salvaje, y querían darle caza.
Para mi mala suerte el buen ánimo que había tenido se desvaneció por completo cuando nuevamente salió a tema mis veinte años, mis padres estaban completamente emocionados al igual que Axel, el cual estaba ansioso por conocer a la que seria la mujer que me acompañaría para toda la vida, pues todos apostaban que llegaría el mismísimo día de mi cumpleaños, además de que la manada también ansiaba a conocerla. Kira era la única que no opinaba del tema, pues ella sabia mi secreto, y a pesar de haber guardado silencio durante todo este tiempo, sabia tan bien como yo que la hora de la verdad estaba a la vuelta de la esquina.
La pelinegra se inclinó para susurrarme. —Sabes que voy a apoyarte, que no estás solo en esto.
Le sonreí. —Lo sé, Kiki.
—Y estoy segura que nuestros padres también te apoyaran, igual que siempre. Ni hablar de Axel, sabes que eres su ejemplo a seguir y no hay forma de que te dé la espalda.
Nunca he dudado del amor y apoyo incondicional que nos tenemos como familia, y sé que no lo perderé, pero la decepción y la rabia que sentirán cuando les diga la verdad es algo que no podre evitarles.
—Lo sé, hermanita— le rodeé los hombros con un brazo y le besé la sien.
Después de escuchar un poco más de su conversación, les dije que saldría a caminar, que necesitaba despejarme un poco a solas. Papá se lo adjudico a los nervios antes del gran día.
Al salir de La Cabaña, sentí que mis pulmones recibían todo el oxígeno que no había logrado obtener dentro. La presión en mi pecho seguía presente solo que ahora no estaba tan asfixiante, pero los pensamientos que me estaban invadiendo no eran la mejor ayuda para hacerla desaparecer.