HALLIE.
—¿Estas segura?
—No del todo, pero creo que debería hacerlo.
—Yo no lo veo tan así, solo te harás más daño— Jason posó sus manos en mis hombros —. Has llorado toda la noche, hermana. No tienes que torturarte de esta forma.
—Entiendo que lo veas de esa forma, pero necesito verlo con mis propios ojos— respondí intentando hacerlo entender.
Muchas veces encontraba tan estúpida la idea de muchas protagonistas de películas que, a pesar de que les rompieran el corazón, iban a ver a chico que lo causó, a pesar de que eso las rompía aun más. Y ahora heme aquí, terminando de arreglarme para asistir al cumpleaños de Sebastián Kenner.
¿Asistir o no asistir?, esa había sido la pregunta que me había torturado durante toda la noche. Y lo peor es que no había respuesta correcta e incorrecta, pues si no iba, le estaría dando la razón a todos, sobre todo a mi madre de que Seb me había roto el corazón, y, además, estaría siendo un cobarde por no afrontar la verdad; en cambio si iba, podría afrontar la realidad con la cabeza en alto y ver con mis propios ojos que todo había cambiado, con la consecuencia de romperme aun más por dentro. En ninguna salgo ganando, pero ya estaba harta de lamentarme. Iría para probarme a mi misma que puedo superar esto.
—Entiendo que nada de lo que diga te hará cambiar de opinión— el rubio me miró a los ojos—, pero si me necesitas, solo llámame ¿sí?, e iré por ti tan rápido como pueda.
—Gracias— lo abracé brevemente —. Y gracias por siempre estar para sujetarme cuando siento que voy a caer.
—Sabes que siempre te sostendré, hermana— besó mi frente —. Tendré el celular a la mano, por si quieres volver de inmediato.
Asentí. El chico salió de mi habitación, dejando la puerta cerrada. Volví a girarme hacia el espejo y terminé de arreglar mi cabello, creo que nunca lo había tenido tan liso. Observe mi atuendo por completo. Un vestido simple beige, sandalias del mismo color y mi chaqueta de mezclilla. Kira me había enviado un mensaje ayer por la noche con estas palabras:
《Te esperamos mañana a las seis. Y ponte mucho más bonita de lo que ya eres, casual pero elegante. Tu entiendes;). 》
Y con eso empezó mi debate interno, pero ya la decisión estaba tomada.
Cuando estuve segura que no me hacia falta nada más, tomé mi cartera y la bolsa de regalo que había dejado sobre mi cama. No se como celebraran sus cumpleaños los licántropos, pero a un cumpleaños siempre hay que llevar un regalo. Salí de mi habitación y bajé las escaleras, para mi mala suerte, mi madre estaba en el marco de la puerta de la cocina, como si estuviera esperando a que bajara.
—Sigues siendo terca, hija— soltó cuando estuve frente a ella.
—Ya me los has dejado claro las primeras veinte veces, madre.
Había hablado con mis padres con respecto a asistir al cumpleaños de Seb, y lo que comenzó como una simple conversación terminó en una pelea madre e hija. Mamá no dejaba de decir que era una mala idea, de como podía ser tan tonta, y bla bla bla, mientras que yo solo defendía mi punto; ir a celebrar junto a un amigo y su familia. Papá tuvo que ser el mediador de este problema, y a pesar de las quejas de su mujer, aceptó que fuera a la casa de los Kenner, bajo la condición de volver temprano a casa y no aceptar ningún tipo de cercanía al mundo sobrenatural (petición de mamá).
—Te lo advertí, te dije que estar cerca de ese chico solo te traería dolor y un corazón roto, y veo que no me equivoque— el veneno en sus palabras me golpeaba —. Al menos ten algo de dignidad y quédate aquí, ir a esa casa solo te hará más daño y les mostraras tu debilidad, lo mal que te dejo él, y su familia.
—Los Kenner han sido muy buenos conmigo, no tengo ni la más mínima queja de ninguno, NINGUNO— aclaré ya harta de su actitud —. Y sobre Seb, yo sabia en lo que me estaba metiendo, y no me importo, porque lo quiero y sé que él también me quiere a mí.
—No te engañes. Los seres como ellos no pueden querer, solo se quieren a ellos mismos y a los suyos— vi como sus ojos ardían en furia.
¿Tanto rencor le guarda a Andrew y Kate?, ¿Acaso no entiende que ellos no tenían elección, al igual que Seb?
—Pues te equivocas— replique mientras recordaba todo con respecto a licántropo de ojos verdes —. Ellos saben querer, saben cuidar, y saben que el amor de familia, el respeto y estar unidos es lo más importante.
Avancé por el pasillo hasta la puerta, la verdad no tenia más intenciones de discutir más con ella, pero no pude evitar abrir la boca antes de salir.
—¿Sabes algo, madre?, entiendo por qué me dices todo eso, pero no trates de proyectar tu frustración del pasado en mi— la miré por sobre mi hombro —. Pero ¿quieres saber cuál es la diferencia que hay entre tu y yo?, es que yo acepté que lo mío con Seb no duraría y que no existiría un nosotros por las leyes de su Diosa, pero tú, tú preferiste amargarte y culparlos por tener una conexión que ellos no eligieron. Decidiste odiar a todo un mundo, porque no aceptaste que no obtener lo que querías. Y yo no quiero ser como tú.
Salí de la casa completamente aliviada, no pensé que decirle esas palabras aliviarían tanto el peso sobre mis hombros.
Los padres de Seb me contaron la historia que los conectaba con mi madre, me había quedado perpleja al saber que mi madre y Andrew Kenner tuvieron algo, aunque no podía culparla, el padre de Seb es tan atractivo que en su juventud debió ser todo un rompecorazones.
De camino a la casa de los Kenner empecé a prepararme mentalmente para afrontar lo que me encontraría, mejor dicho, a quien me encontraría. Las manos me temblaban y apenas lograba sostener la bolsa de regalo entre mis dedos, estaba hecha todo un manojo de nervios solo por mis pensamientos e imaginaciones de lo que podría pasar. Divisé a unos metros La Cabaña de los Kenner, y todo a mi alrededor comenzó a desaparecer, mis pasos se fueron volviendo más lentos y mi ritmo cardiaco se disparó. Aquí vamos.