Lazos Perversos [libro 3]

34.- ¿Están perdiendo o los estamos perdiendo?

FAITH

—Creo que no deberíamos dejarlos hacer esto— miré al licántropo a mi lado.

—No es como si nuestras palabras los fueran a hacer cambiar de opinión— respondió mirando lo mismo que yo.

—Tal vez de verdad quieren provocar el fin de mundo antes de tiempo— terció mi novio, quien estaba al otro lado de mí.

—Bueno, ha sido un placer compartir aventuras y este mundo con ustedes, amigos— soltó Cam, quien estaba un poco más atrás de nosotros mientras un árbol explotaba a unos metros de nosotros.

Definitivamente esto no está nada de bien.

Apenas ha pasado un día desde la gran revelación que fue la llegada—nuevamente— de los abuelos de Amelie; el primer Gran vampiro y la primera Gran bruja creados, y con su llegada trajeron más complicaciones, preocupaciones y alertas a la situación actual.

A primera hora ya no encontrábamos en la casa de los Kenner, llevándonos la sorpresa que el resto de la familia Steinfield ya se encontraba aquí. Nunca había tenido la oportunidad de conocer al resto de la familia de Amelie; sus tíos y hermanos son igual de atractivos e intimidantes que sus padres, e igual que ella. Ellos han estado más que enfocados en encontrar a ambos sobrenaturales para acabar con ellos de una vez, de hecho, han llevado a cabo actos de magia y pelea que nunca antes había visto en mi vida, ni siquiera en alguna de visión del pasado.

Por otro lado, está el hecho de que Amelie y Rainer están en una especie “estado alerta” demasiado extrema, antes evitaban entrenar entre ellos por protección de quienes los rodean, pero ahora eso es lo que menos les importa. Llevan una extraña tensión rodeando sus mentes, y parecen proyectarla en todo momento en sus movimientos, actitudes y lo peor, con sus habilidades de lucha. Durante la última hora hemos estado entrenando en el bosque, muy cerca de la cabaña donde se están quedando los Kenner, pero parece que ambos príncipes terrenales parecen haber olvidado que hay un pueblo con personas inocentes a pocos kilómetros de aquí.

—Si no hacemos algo, algún humano terminara internándose en el bosque para descubrir de dónde vienen esos sonidos de explosión— repliqué.

—Y si nos entrometemos podríamos salir lastimados— rectificó Seb con seriedad.

Y no sería una mentira lo que dijo, Amelie y Rainer estaban tan ensimismados en su lucha que no estaba viendo la destrucción que estaban creando a su alrededor.

—Ambos están perdiendo la cabeza con todo esto— soltó Colin mientras veíamos como seguían peleando.

Una gran llamarada se creó entre ambos, haciéndonos dar traspiés de la impresión. Las nubes en el cielo se tornaron grises y los sonidos de truenos se hicieron presentes, el chaquear de un látigo capto mi atención seguido del sonido de un metal cortando el aire.

Si no se matan entre ellos nos terminaran matando a nosotros.

—Debemos encontrar la forma de razonar con ellos— miré a Seb —, no podemos dejar que sigan así. Entiendo que la situación no es fácil y que les trae muy malos recuerdos, pero no podemos dejar que se hundan más y más en esa desesperación en la que están. Terminarán lastimándose ambos.

Antes de poder decir otra cosa escuchamos la voz de Janett a lo lejos, la cual les pedía que se detuvieran o, mejor dicho, que detuvieran la masacre que le estaban haciendo a la naturaleza en este momento. Amelie y Rainer no se inmutaron a las peticiones de la druida, y siguieron en su interminable enfrentamiento.

—¿Qué haces, Janett? — preguntó Diana alarmada hacia la chica.

—Intento salvar este bosque — contestó mientras se llevaba la mano al pecho—, siento el sufrimiento de la naturaleza, y estoy tratando de evitárselo.

—¿Y tú plan es morir en el intento? — cuestionó Joshua —, no te ofendas, Janie, pero es una causa perdida, Amelie y Rainer no están escuchando a nadie que no sea su cabeza.

La pelinegra los miro furiosa. —Lo entiendo, pero la naturaleza no puede hablar por sí misma, así que yo debo hacerlo por ella.

Y sin que nadie pudiera prevenirlo o impedirlo, Janett corrió hacia la batalla de ambos príncipes terrenales, específicamente a lugar donde parecía estarse librando una guerra nuclear. Todos comenzamos a llamarla y también dar aviso al nefilim y la hereje de que Janett estaba por enfrentarse a ellos, pero parecia que ninguno nos escuchaba.

—Mierda, tenemos que hacer algo— miré a todos, rogando internamente que alguno tuviera la respuesta.

—¿Alguien aquí es tan valiente como Janett para meterse entre Amelie y Rainer peleando? — preguntó Cameron, pero no hubo respuesta, solo cabezas negando.

Seguimos gritando en su dirección, por si alguna reaccionaba, pero nuestras palabras no servían de nada. Janett ya se encontraba en medio de la batalla campal que los príncipes terrenales habían creado. En cuanto ambos notaron la presencia de la druida en medio de su pelea, cada uno estiraron una de sus manos en su dirección, creando dos campos de fuerza que la mantuvieron a salvo y protegida de todo el desastre de poderes que tenían. Esta interrupción de su pelea parece haberlos hecho reaccionar, pues ambos bajaron sus defensas y peligrosidades, calmando su alrededor y a todos nosotros.

La mirada de Amelie pasó de la preocupación a la rabia en menos de un segundo. —¿Qué mierda estás haciendo, Janett?, ¿Acaso tienes un deseo de muerte?

—No encontré otra forma de hacer que escucharan— expresó la pelinegra —, están lastimando a la madre tierra, como no se imaginan.

—Hiciste algo estúpido y peligroso, Janett— dijo Rainer—, podríamos haberte lastimado de gravedad, o peor.

—Ambos no escuchaban, a ninguno de nosotros.

—¿Y tú plan era que te matáramos para poder escucharte? — reclamó, evidentemente enojada—, ¡¿Acaso te volviste loca?!

—Amelie— la regañó su novio.

Janett la miró sorprendida. —No, pero…



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En el texto hay: licantropos, banshee, brujas

Editado: 22.01.2024

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