"Rouse podemos planificar bien nuestras vidas, pero hay cosas que se escapan de nuestras manos. Un rostro triste citaba aquellas palabras, su mirada reflejaba dolor mientras con un tierno beso se despedia de la jovencita que no se atravia a mirar a su padre a quien tal vez nunca volveria a ver; todo comenzó a tornarse oscuro, hasta que aquel rostro familiar ya no se podia distinguir en la oscuridad; oscuridad que pronto comenzó a sofocorla con un amargo llanto de dolor".
Rouse se sento en la cama con la respiración agitada, miro a todos lados y se dio cuenta que solo había sido un sueño, cubrio su rostro con ambas manos y en la penumbra de su habitación comenzó a llorar desconsalada; por primera vez despues de haber oído aquellas palabras se dio cuenta lo que su padre había querido decirle, los recuerdos se agolparón en su mente y como si fuese una pelicula comenzó a revivir aquel suceso que aún no podía aceptar. Aquella noche Rouse contemplaba las estrellas, juntas habían acordado alumbrar aquel basto firmamento, permitiendo que de esa forma luciera majestuoso; como si se tratase de una compentencia entre ellas por ver quien brillaba más, pero no era necesario, en armonia permitían comtemplar aquel gran espectáculo; sintío una inmensa alegría y una fugaz sonrisa se dibujo en su rostro ¿Quien lo diría? que en aquella epoca del año, que le traian tristes recuerdos, estuviese viviendo un momento tan especial, y es que el motivo de su felicidad se encontraba delante de sí hablando distraidamente por telefono. Andrew notó que aquellos ojos azul intenso que tanto le gustaban lo observaban, reposo su mano libre sobre la de Rouse y le dirigió una calida sonrisa. Sinceramente no podía pedir más, aquella era la cita perfecta sin haber contado que sería la noche en que él le pediría matrimonio, y comenzaba a pensar que aquello era demasiado perfecto para creerlo.
Rouse conducía con demasiada emoción mientras Andrew comenzaba a planificar los detalles de la fiesta de compromiso, sería para navidad, no quería perder tiempo alguno solo faltaban dos semanas para eso; se detuvo gracias a la luz roja que indicaba el semaforo y por unos intantes comtemplo a su prometido, detallando calmadamente su rostro; aún no podía creer que aquel chico hubiese echo hasta lo imposible por conquistarla, cada día desde que estaban saliendo, se preguntaba ¿Porque ella? Es decir no era extremadamente bella, ni considerablemente rica, solo era la típica chica común y corriente, o tal vez, un poco lejos de lo común, la chica que prefería estar sola, a lo menos que es tuviese acompañada de su loca amiga. Se sintío inmensamente agradecida, por haberlo conocido, el chico al que los demas consideraban antipatico y rico, que se había sometido hasta viajar en autobus cada día, solo para estar cerca de ella, que la había seguido hasta la biblioteca todos los días, para sentarse frente a su mesa, solo para hacerse notar, sin duda sus esfuerzos habían dado resultado luego de dos años, ya que había llegado a su vida para cambiarla totalmente.
Apenas el semaforo había dado su luz verde Rouse arrancó; escucho el pitido del carro que venía detras que se atravesó haciendole frenar bruscamente; luego unas luces hacia el lado donde estaba él, captarón su atención hasta escandilarla ¡Andreeeww! fue lo unico que pudo gritar, no dio tiempo a nada más, se escucho el fuerte golpe que hizo volcar el carro y boca abajo en un estado de aturdimiento observo el rosto herido del hombre al que amaba, las palabras no podian salir de su boca, por más que se esforzó, sus párpados comenzaron adormecerse hasta que perdió el conocimiento.
Rouse encendió la luz y comenzó a observar las heridas y los moretones que aún no se le quitaban, con suerte le habián dado de alta hace dos días por su mejoría, Andrew había recibido el mayor impacto, y se sentía terriblemente culpable por ello, si solo no lo hubiese persuadido de conducir, las cosas hubiesen sido diferentes; se acostó nuevamente y se abrazó a sí misma mientras no dejaba de sentir un dolor intensó en el pecho, aquella fue otra noche más de desvelo, y en la soledad de su habitación pensó que tal vez la felicidad no existía para ella.
Era vispera de navidad y toda el mundo parecía estar ajeno a la pena que embargaba a Rouse, mientras comtemplaba aquel grande hospital, pensó que este era la peor epoca del año; subió cada escalón como en una profunda meditación y camino dudosamente por los pasillos hasta llegar cerca de la habitación donde estaba Andrew, se quedó mirando con las manos dentro de su abrigo, ocultandó los nervios que sentía en aquel momento. Una enfermera conocida para ella salía de su habitación y recorrio el sitio con la mirada hasta encontrarse con la de ella, le dirigio una triste sonrisa y caminó decidida hasta ella.
Sabía que vendrias, el doctor ha dicho que será dado de alta esta tarde, llegaste en buen momento, su madre no está así que no hay nadie que te impida verlo, deberías entrar. Rouse asintío y le dio las gracias conteniendo las lagrimas, ella se había portado gentil, la madre de Andrew nunca había consentido en verlo con una joven socialmente inferior, y había aprovechado todo aquello, aún recordaba aquella mañana cuando la echo de su habitación, por eso se había ganado la simpatía de Dorothy, ella le había informado cada día su estado, y le había permitido momentos como el de ahora. Caminó con paso lento y abrio la puerta con vacilación, sentía miedo, deseaba que un milagro ocurriese para ella.
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Editado: 20.12.2018