Le Dije Adiós A Las Citas Amorosas

Cuatro

Los pequeños cambios en nuestros planes, dan una mejor trama a nuestras vidas.

D. Senzano
 

 

ATESH ÖZDEMIR

El primer lunes de cada mes era mi día libre en el trabajo.

Sólo trabajo, ya que por la tarde tenía clases, así que no era del todo libre.

Mis lunes medio libres se resumian en limpiar un poco mi habitación, llevar la ropa a lavar y cocinar algo casero, además de sencillo.

Por que no era todo un chef había momentos donde me distraia sólo cinco minutos y mi comida terminaba semi quemada.

Por otra parte hacia tareas de la universidad, leer libros sobre el avance que estaba teniendo en mis clases, hablar con mamá durante casi dos horas sobre mi diario vivir además de que según ella unos pajaritos le habían contado sobre una chica que anda ocupando mis pensamientos.

Yo creo que fueron dos cotorras que le fueron con el chisme.

Me sentí en una sala de interrogatorio por la seriedad con la que mamá hablaba y hacia las preguntas, además la preocupación estaba teñida en su voz.

Cassidy, mi madre nos educó de la mejor manera que ella pudo y lo hizo bien, al igual que papá que siempre nos daba consejos a nosotros sus hijos. Recuerdo una vez el nos dijo que no hagamos a otras chicas lo que no queríamos que le hiciesen a nuestras hermanas.

Asi que aunque teníamos cara de chicos malos y que le dábamos a todo lo que se movía no era así. Es más éramos como consejeros de las chicas con respecto a hombres, fueron buenos años y ganamos las mejores amistades en la etapa escolar y universitaria.

No crean que nunca hubo un gusto por alguien o enamoramiento momentáneo, por que si lo hubo y siempre lo hay. Sin embargo nos poníamos pensar hasta donde estaríamos dispuestos a llegar con aquellas personas, si el enamoramiento duraría lo suficiente hasta casarnos.

La respuesta era no.

No por el hecho de que la chica no estuviese bonita o valiese la pena disfrutar de ese amor, sino por que no merecíamos aquellos te amo, ya que quizá después de un par de meses  aquello terminaría o no lo sabíamos.

Así que mejor era ser amigos, a que después por malos entendidos u otras cosas terminar mal con odio o lo contrario.

La primera novia que tuve fue cuando estaba terminando la secundaria y con la chica de ese entonces decidimos ambos quedar como amigos, sin rencores, la verdad es que estábamos mejor como amigos.

Ella era mi mejor amiga hasta que deje Turquía y todo lo que venía de ese país, obviando mi familia, se que hice mal y espero un día poder pedirle una disculpa.

Tugce fue mi segunda novia que con su sonrisa me encanto y será algo que no olvidaré, ella siempre tendrá una parte de mi, de lo que yo era con ella y cada día aquí en Inglaterra quiero mejorar ese hombre que estuvo con la mujer que creyo era el amor su vida, quiero ser mejor para aquella dama que robe mi corazón y comparta sus días conmigo.

Así que aquí estaba en la espera.

Hijo ¿sigues ahí?

—Perdón mamá, me distraje —sonreí apenado aunque ella no me viese y comencé a sacar algunas verduras del refrigerador para hacer el almuerzo.

Tesh —la escuche sisear a través del celular— Te decía que la próxima semana es el cumpleaños de Sinam y...

—Lo se mamá —la corte divertido— Las chicas me lo dijeron y recalcaron que si yo no estaba allá para el ocho de junio ellas me jugarían sucio, en especial la adoptaba de Thea.

Comenté lo último, sabiendo que la haría rabiar y al parecer lo logre por que no entendí mucho de lo que dijo en español, minutos después se escucho la voz de papá calmando a su enojada esposa.

Atesh, ocho de junio, temprano por la mañana en casa, adiós.

Y así la llamada termino, solté una carcajada divertido al mismo tiempo que lavaba las verduras y decidí no perder más tiempo para así poder ir al hospital por unos papeles y luego a la universidad.

 

***

—Buenas tardes, doctor Warner.

—Buenas tardes, siéntate por favor.

Pidió el hombre frente a mi sebtado detras su escritorio y así lo hice dejando mi mochila a mis pies.

—Se que estas en tu último año de especialización en Cardiología, ayuda aqui en el hospiral en la misma rama y quería saber que piensa hacer después de graduarse, doctor Özdemir.

—Tengo pensado ejercer mi profesión en mi país, tener mi.propia clínica de a poco y haber que me depara el futuro, doctor.

Respondí seguro, aunque había una espinita de duda molestando y al parecer el doctor se dio cuenta.

—Hablemos seriamente y con la verdad, me gustaría que tomes  mi lugar aqui en el hospital por los próximos seis meses, soy un hombre casi viejo y por una vez en  mi vida quiero disfrutar de mi familia antes de terminar andando lento y me duelan las articulaciones —hizo una mueca fingiendo dolor y sonrío— Debes saber a lo que me refiero ¿Verdad?

—Lo se, doctor y para mi sería un honor aunque hay un problema con respecto a sus pacientes ¿Estarían de acuerdo en ser atendidos por mi?

—Ya hable con ellos y sólo son chequeos de algunos, además la nueva paciente vendrá mañana y estara feliz de que tú la atiendas en vez de mi persona.

Sonreí inevitablemente ante la mención de la señora Ethridge.

—Aceptó doctor.

—Ven mañana en el horario que yo atiendo y firmaras algunos papales, ahora ve a tus clases muchacho.

Antes de salir agradecí por la confianza que me daba para tratar a sus pacientes y ocupar su lugar en el hospital.

Dentro de casi dos meses me estaría graduando de mi especialidad, tenía pensado luego de eso quedarme un corto tiempo más aquí no obstante mi  mente y corazón necesitaban más tiempo aquí y el doctor lo supo de alguna manera.

Antes de entrar al salón de clase  envíe un mensaje al grupo que tenía con mi familia avisando sobre la situación que se me había presentado con el doctor y mi respuesta afirmativa de haber aceptado el trabajo.




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